Dejábamos ayer a la reina Cristina de Suecia (1626-1689) justo después de su ceremonia de abdicación en Uppsala el 6 de junio de 1654 , cediendo la corona a su primo el rey Carlos X Gustavo de Suecia (1622-1660) . Por supuesto no se iba con las manos vacías, ya que además de conservar el título de reina recibiría una buena renta anual con la que podría vivir sin problemas con el tren de vida al que estaba acostumbrada, ya que nunca había sido demasiado tacaña con el dinero sino más bien derrochadora. Escribe Cristina Morató(1961) de la que ya sabéis que estoy siguiendo la semblanza biográfica dedicada a la reina sueca en su obra "Reinas Malditas" , que el nuevo rey Carlos X Gustavo la acompañó una parte del camino hasta llegar a un punto en el que ya debía continuar sola "su primo - escribe Cristina Morató - le propone de nuevo matrimonio , pero Cristina le responde con una sonora carcajada. Él la entrega entonces para sus gastos de viaje una letra de cambio de cincuenta mil escudos" y así se separaron, con Cristina cabalgando hacia la frontera con Dinamarca y cuando por fin la alcanzó y la traspasó vimos que exclamaba "¡Por fin soy libre!" Mientras, su primo y ahora rey, ya debía estar lamentándose del dinero que la había entregado porque cuando entró en el Palacio Real de las Tres Coronas comprobó que lo había vaciado, se había llevado su inmensa colección de objetos que en realidad no eran de ella sino comprados con el dinero de todos los suecos. El anciano canciller Axel Onxestinera(1583-1654) que moriría unos días después, el 28 de agosto de 1654, al enterarse del saqueo perpetrado al patrimonio artístico de Suecia por la que había sido su reina ,se lamentó amargamente "Jamás enemigo alguno costó tanto a Suecia".
La intención de Cristina era establecerse en Roma pero antes de eso no iba a desaprovechar ocasión alguna de disfrutar de su recién conquistada libertad. El 23 de julio llegó a Hamburgo alojándose en el hogar de un comerciante judío de origen portugués donde además se habría enamorado de la sobrina de éste, Raquel Teixeira. El comportamiento de la reina, que se había cortado el pelo como un hombre y vestía como tal, causó estupor entre los ciudadanos , como es el caso de éste que fue a visitarla y describe así a la reina "Me ha recibido con un chaquetón del tipo de los que visten los hombres y con una falda puesta para esta ocasión sobre los pantalones de varón que llevaba debajo. Su pelo estaba sin peinar y cortado al modo de los hombres" Cristina se siente exultante y así lo demuestra en esta carta enviada a su más íntima amiga , Ebba Sparre (1629-1662) de la que ayer veíamos que hubo algo más que rumores sobre su supuesta relación amorosa con la reina "Paso el tiempo comiendo bien, durmiendo bien, estudiando muy poco, asistiendo a comedias francesas, italianas o españolas y viendo pasar agradablemente los días. No oigo ya sermones y desprecio a los oradores" y concluye "Pues como dice Salomón , es vanidad todo lo que no sea vivir con alegría, comer, beber y cantar" Sigue su viaje que la lleva primero a Amberes y a continuación a Bruselas donde pasa la Navidad de 1654 y permanecerá allí durante nueve meses mientras continúa gastando más de lo que debe derrochando todo lo que le había dado su primo, el rey Carlos X Gustavo, y se ve obligada a empeñar parte de sus joyas y la vajilla para pagar las deudas que acumulaba para mantener a su séquito y su elevado tren de vida
Retrato del Palacio de las Tres Coronas, la residencia de los reyes de Suecia en una obra realizada hacia 1661 por el pintor neerlandés Govert Camphuysen(hacia 1624-1672) que sería destruido en gran parte por un incendio en 1697. Hoy en el mismo lugar se encuentra el Palacio Real de Estocolmo , residencia oficial de la Familia Real sueca. Cuando Cristina abdicó y se marchó de Suecia dejó las arcas del reino vacías y además vació el Palacio de las Tres Coronas de cualquier objeto de valor que pudiera albergar. No parecía importarle que aquello no fuera un patrimonio propio sino patrimonio del reino de Suecia .Cuando Carlos X entró en el palacio escribiría que sólo encontró "una vieja cama y dos alfombras agujereadas" Cristina había sacado todo durante el año anterior a su abdicación (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
En aquella Navidad de 1654 en Bélgica abjuró de la fe luterana y se convirtió al catolicismo en una ceremonia privada en presencia del archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo(1614-1662), que gobernaba los Países Bajos , y del embajador español Antonio Pimentel de Prado (1604-hacia 1672), con el que supuestamente también había mantenido una relación amorosa y que había sido enviado por el rey español Felipe IV (1605-1665) para ayudarla en el proceso de conversión al catolicismo . Unos meses más tarde, en mayo de 1655 le llegaba la noticia de la muerte de su madre María Leonor de Brandenburgo (1599-1655) el 18 de mayo de aquel año . Pero el papa Alejandro VII(1599-1667), que acababa de ser elegido, la exigió que aquella conversión a la Iglesia Católica fuera pública antes de que la autorizara a viajar a Roma, lo que finalmente hizo el 3 de noviembre de 1655 en la capilla del castillo austriaco de Innsbruck . Cristina se lo comunicó en una carta al rey sueco que al igual que el resto de la nación se sintió indignado por esta conversión considerándolo una traición a Suecia. Si hasta entonces Cristina había conservado el cariño de los suecos ahora lo acababa de perder. Por fin la noche del 23 de diciembre de 1655 la reina hacía su entrada oficial en Roma con un séquito de nada menos que "doscientas personas -escribe Morató - repartidas en una caravana formada por medio centenar de carruajes y carrozas , contando con cocineros, músicos, cocheros, lacayos y mozos de caballeriza.". La reina iba "sobre un caballo blanco y escoltada por la guardia suiza" El papa pone a su disposición el bello Palacio Farnesio , propiedad del duque de Parma que lo cedió a la monarca sueca, con espléndidas vistas sobre el río Tiber y a partir de ese momento el Palacio Farnesio se convertirá en el centro de la vida cultural de Roma
Retrato del papa Alejandro VII, perteneciente a la poderosa familia de banqueros Chigi y doctor en filosofía, teología y derecho. Recibió entusiasmado a Cristina de Suecia porque su conversión al catolicismo era un gran triunfo frente a los protestantes, pero no tardaría en percatarse de que la relación con Cristina no iba a ser nada fácil. Pronto comenzaron las criticas por el extravagante comportamiento de la reina y proliferaron panfletos que la denigraban con textos como este en el que la describían como "Vulgar, deforme, jorobada, con una nariz más grande que su pie y una peluca negra para gustar a su español (se refería a Antonio Pimentel de Prado, el embajador español y posible amante de la reina)" y en otros se la acusaba de ser "un desenfrenado hermafrodita que, en sus excesos, se divertía tanto con mujeres como hombres" (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
Su conversión era un gran éxito para la Iglesia Católica y por eso el papa Alejandro VII se hará cargo al principio de sus gastos pero pronto dejará de hacerlo ante el derroche continuo de dinero de la reina. que ya en los primeros meses de 1656 se encontraba de nuevo en graves problemas económicos hasta que llego una nueva partida de dinero procedente de Suecia de la venta de sus propiedades allí. Pero la reina escandalizaba a la sociedad romana con su comportamiento y el de su séquito que convirtió el Palacio Farnesio en algo parecido a una cueva de ladrones "En la planta baja se celebraban timbas -escribe Cristina Morató - en improvisados garitos de juego, los peores elementos de la ciudad se paseaban a sus anchas extorsionando al servicio y robando a su antojo.Pero lo más grave eran los destrozos en el mobiliario y la desaparición de valiosas obras de arte" y la propia reina tenía una actitud irreverente en las iglesias "se arremangaba las faldas para sentarse con las piernas abiertas como un hombre, ordenó colgar en sus habitaciones cuadros de Venus y otros desnudos de su colección de arte y por si esto fuera poco comenzó a llevar vestidos con grandes escotes" El papa llegaría a decir desesperado "Es una mujer nacida bárbara, educada como bárbara y con cabeza llena de bárbaras ideas" Mientras , en 1656 crea la Academia Real donde los intelectuales de Roma y los que van a visitarla se reunen para hablar sobre filosofía, arte, ciencias e incluso alquimia y astrología. También nace una estrecha amistad entre la reina y el cardenal Decio Azzolino (1623-1689) del que la reina escribiría "Tiene la inteligencia de un demonio y la virtud de un ángel y un corazón tan grande y noble como el de Alejandro" Era un hombre atractivo, de familia noble, que hablaba idiomas, escribía poesía e interpretaba música , una auténtica alma gemela de la reina y sería su principal apoyo hasta el final de su vida.
Retrato del cardenal Decio Azzolino al que Cristina conoció casi nada más llegar a Roma surgiendo una atracción inmediata entre ambos ya que tenían muchos puntos en común, le gustaba el arte, la filosofía, la música , era políglota y además tenía un gran sentido del humor que hacia que para las mujeres fuera casi irresistible. Iniciaron una relación sentimental que causó el escándalo entre la sociedad romana y el papa Alejandro VII tuvo que pedir a Azzolino que restringiera sus continuas visitas a la reina . No sabemos con certeza si tuvieron una relación amorosa pero en toda Roma se daba por seguro y las cartas que Cristina le escribía cuando estaba fuera así nos lo hace pensar hoy como estas palabras en una carta en respuesta a otra del cardenal en el que éste se había mostrado más frío de lo habitual Escribía la reina "Vuestra frialdad jamás me impedirá amaros hasta la muerte" Azzolino se encargará de organizar la economía de Cristina y estaría siempre a su lado hasta el último día de su vida (Imagen procedente de http://www.humanistportalen.se ) |
La presencia de Cristina de Suecia en Roma se convirtió en un continuo quebradero de cabeza para el papa. Aprovechando una epidemia que amenazaba con llegar a Roma, le sugirieron que se pusiera a salvo marchándose a París y aunque Cristina no quería abandonar el Palacio Farnesio finalmente accedió para alivio del papa Alejandro VII y dejaba Roma a bordo de cuatro galeras que puso a su servicio el pontífice el 19 de julio de 1656. Dejaba detrás suyo una ciudad cansada de la reina sueca donde corrían panfletos como este que recoge Cristina Morató en su libro "Llegó a Roma española, católica, virgen y rica y se va francesa , atea, puta y mendiga" En Francia se encontraría con sus viejos amigos el antiguo embajador francés en Suecia Pierre-Hector Chanut (1601-1662) y el que fuera su médico personal Pierre Michon Burdelot (1610-1685) que la había descubierto una vida más allá de los deberes políticos y el estudio.En el camino a París se detendría en Lyon donde se enamoraría de una aristócrata francesa, la marquesa de Ganges, a la que había visto bañarse desnuda y un testigo nos cuenta que la reina sueca fue hacia la bella marquesa y "la besó en todas partes , en el cuello , en los ojos, la frente, muy amorosamente y quiso incluso besarla la boca y acostarse con ella, a lo que la dama se opuso" En septiembre de 1656 hizo su entrada en París acompañada por una escolta de nada menos que mil quinientos hombres y una vez más volvió a escandalizar a todos con su comportamiento durante la misa en su honor en la catedral de Notre Dame donde, según nos cuenta Morató, "no dejó de hablar en voz alta, de reír y de moverse durante todo el oficio". El escándalo la acompañaba allí donde iba
"Cristina de Suecia a caballo" realizada en 1653 por el pintor francés Sébastien Bourdon (1616-1671) y que Cristina regalaría al monarca español Felipe IV en agradecimiento a su apoyo durante el proceso de abdicación, aunque más tarde no vacilaría en planear la invasión del reino de Nápoles bajo soberanía española. Sobre el episodio de su súbito enamoramiento de la marquesa de Ganges después de verla bañare desnuda se conserva esta apasionada carta de Cristina dirigida al objeto de su amor y que recoge Cristina Morató en su libro "¡Ah! Si fuera hombre caería rendido a vuestros pies, languideciendo de amor, pasaría así el resto de mis días y mis noches, contemplando vuestros divinos encantos, ofreciéndoos mi corazón apasionado y fiel. Dado que es imposible, conformémonos , marquesa inigualable, con amistad más pura y firme. Confiando en que una metamorfosis cambie mi sexo, quiero veros, adoraros y decíroslo a cada instante. He buscado hasta ahora el placer sin encontrarlo , no he podido sentirlo. Si vuestro corazón generoso quiere apiadarse del mío , a mi llegada al otro mundo lo acariciaré con renovada voluptuosidad , lo saborearé en vuestros brazos vencedores" Hay que reconocer que sabía escribir cartas apasionadas aunque la marquesa no correspondió a sus exaltados sentimientos (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
Durante su estancia en Francia sorprendió al primer ministro, el cardenal Giulio Mazarino (1602-1661) con una insólita propuesta . Pretendía liderar un ejército y conquistar el reino de Nápoles que pertenecía al monarca español Felipe IV. Francia y España eran rivales y Cristina tenía la esperanza de que el joven monarca Luis XIV (1638-1715) la prestara su apoyo para aquella conquista en la que atacaría al monarca español que hasta entonces había sido su aliado, pero Cristina ,como nos cuenta Morató, quería "demostrar al mundo que era la digna hija del gran Gustavo II Adolfo de Suecia". A pesar de presentarse el primer día ante la madre del rey francés , Ana de Austria(1601-1666), "mal vestida, con las manos sucias y la peluca en desorden" no tardó en conquistar a la corte francesa y convertirse en una gran atracción . En cuanto al asunto de Nápoles Luis XIV la prometió un ejército de cuatro mil hombres además de la financiación necesaria para la expedición y se puso una fecha para el desembarco, febrero de 1657. Pero Cristina cometió el error de inmiscuirse en la vida privada del joven monarca francés animándole a casarse con una plebeya , lo que provocaba el horror de Ana de Austria y del cardenal Mazarino que deseaban desembarazarse de Cristina como fuera y la animaron a que regresara a Roma para que siguiera realizando los preparativos de la invasión. La epidemia de peste se cebaba en aquel momento con Roma por lo que tuvo que desviarse y establecerse en la ciudad de Pesaro en el palacio papal que Alejandro VII la cedió. Allí pasan los meses mientras ve con inquietud que no recibe noticias de Francia .Decide regresar a Francia sólo para descubrir que la invasión de Nápoles ya no se encuentra en la agenda política del rey francés ni de su primer ministro Mazarino.
Retrato del pintor alemán Pedro Pablo Rubens (1577-1640) de la reina Ana de Austria , hermana del rey español Felipe IV, casada con el rey francés Luis XIII(1601-1643) y madre de Luis XIV. Escribe Cristina Morató que a Ana de Austria al principio la reina Cristina de Suecia la intimidaba por sus modales groseros pero finalmente llegó a apreciarla y a entender su peculiar personalidad. Antes de que la conociera en persona les llegó a ella y a su hijo Luis XIV una carta del duque de Guisa encargado de su escolta hasta París con esta descripción la monarca sueca "Tiene un hombre un poco más alto que el otro, pero sabe ocultar fácilmente ese pequeño defecto con su ropa, forma de andar y sus movimientos. Su rostro es grande, pero sin tacha ; la nariz aguileña y la boca grande pero agraciada. Su tocado es extravagante, y consiste en una gran peluca que se apoya sobre una ancha frente; a veces también se toca con un sombrero. La camisa le sobresale del vestido, que viste con bastante desorden.Siempre lleva el pelo muy empolvado y engominado. Casi siempre prescinde de los guantes , y sus zapatos masculinos, al igual que su voz y su carácter.Es una magnífica amazona , y tiene el valor y el orgullo de su padre , el gran Gustavo. Es muy cortés y encantadora ,habla ocho lenguas distintas , y especialmente la francesa, que domina como si hubiera nacido en París . Sabe más que nuestra Academia y la Sorbona juntas. Entiende de pinturas como de todo lo demás. Conoce las intrigas que se urden en nuestra corte mejor que los propios cortesanos." Y concluye con este comentario de rendida admiración por Cristina "En una palabra, es una persona extraordinaria " (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
Durante su estancia y antes de saber que Francia ya no iba a apoyar su invasión, descubrió que uno de sus hombres de confianza, el marqués de Monaldesco, la había traicionado informado a Felipe IV de las intenciones de Cristina de Suecia . Como castigo Cristina ordenó su ejecución lo que era en realidad un desaire a Luis XIV ya que sólo al monarca francés le correspondía ordenar la ejecución de una persona dentro de su territorio . El monarca francés no le perdonaría lo que él consideraba como una grave falta de respeto a su autoridad y el asunto de Nápoles quedaba definitivamente arrinconado mientras entre el pueblo corría un dicho que se burlaba de la reina sueca "Reina sin reino, princesa sin súbditos , generosa sin dinero , política sin causa, cristiana sin fe, artífice de su propia ruina" Con sensación de fracaso regresaba a Roma el 18 de mayo de 1658 y cuando fue a verla su fiel amigo el cardenal Decio Azolino advirtió un profundo cambio en Cristina "Descuida mucho su aspecto - escribe el cardenal- sus rasgos se han endurecido, su espalda está más arqueada y su juventud perdida" No tenía más que treinta y dos años pero ya aparentaba ser una mujer de mucha más edad. Por ventura de la habilidad diplomática de Azolino, las relaciones entre la monarca sueca y el papa Alejandro VII mejoraron y la concedió una renta anual que Azolino, por suerte, se encargó de administrar para evitar que volviera a derrocharla. De repente una nueva esperanza de volver a ocupar un trono anidó en su mente cuando el 13 de febrero de 1660 fallecía su primo y rey de Suecia Carlos X Gustavo quedando el trono en manos de su hijo de sólo cinco años de edad, Carlos XI de Suecia (1655-1697) aunque el reino sería gobernado por un consejo de regencia. Cristiana viajó de inmediato a Suecia para saber como quedada su situación financiera y para hacer valer sus derechos al trono en caso de que el pequeño Carlos XI, de naturaleza enfermiza, muriera.
Retrato de Carlos XI en 1666 cuando tenía once años. Su frágil salud hizo concebir a Cristina esperanzas de recuperar aquel trono que ella misma había abandonado voluntariamente. Antes os he mencionado la ejecución de uno de sus hombres de confianza, el marqués de Monaldesco, después de haber descubierto que la había traicionado con Felipe IV. Cuando la llamaron la atención porque en territorio francés sólo el rey de Francia tenía potestad para ordenar una ejecución ella envío esta carta al cardenal y primer ministro Giulio Mazarino demostrando su independencia y que ella no estaba dispuesta a subordinarse a nadie estuviera en Suecia o en Francia " Nosotros, las gentes del norte , somos un poco salvajes y poco temerosas por naturaleza. Os ruego que me creáis si os digo que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por complaceros, salvo atemorizarme. En lo que se refiere a mi acción contra Monaldesco, os digo que si no lo hubiera hecho no me iría esta noche a la cama sin hacerlo, y que no tengo motivo ninguno de arrepentimiento, y en cambio cien mil motivos para estar satisfecha" La reina Cristina de Suecia en estado puro (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
Al frente del Consejo de Estado se encontraba el conde Magnus Gabriel de la Gardie (1622-1686) el antiguo favorito y posible amante de Cristina , pero ahora era todo menos su amigo. Con él al frente del Consejo la dejaron claro a Cristina que debía olvidar sus aspiraciones a recuperar el trono de Suecia y querían obligarla a firmar un documento en virtud del cual renunciaba a sus derechos al trono a cambio de conservar sus rentas y otros privilegios que Carlos X la había concedido. Cristina se negó y reaccionó colérica hasta el extremo de que aumentaron la protección de Carlos XI por si intentaba alguna acción homicida contra él. Además el pequeño recuperó la salud y Cristina tuvo que aceptar que su país ya no la quería y en la primavera de 1661 abandonaba Suecia y se dirigía a Hamburgo donde se encontraría de nuevo con su banquero portugués Diego Teixeira , en cuya casa ya se había alojado años antes cuando acababa de abdicar. Cansada de ser rechazada y de dar vueltas por Europa escribe al cardenal Decio Azolino , que ahora se mostraba más frío con ella, "Mejor vivir en Roma a pan y agua que poseer en otro lugar todos los reinos y tesoros del mundo" Por fin regresa a Roma en junio de 1662 y durante los siguientes cuatro años permanecerá en la ciudad hasta que en 1666 nuevas noticias sobre una enfermedad de Carlos XI hace que otra vez renazca su esperanza y viaja hasta Hamburgo para esperar allí noticias , anhelando la muerte del rey sueco. Pero la que caerá enferma es la reina sueca en otoño de 1666 . "Durante semanas - escribe Morató - no abandonará su gélido dormitorio , negándose a hacer funcionar las estufas. Las fuertes migrañas y varias gripes sucesivas la obligan a guardar cama. Descuida su salud y su higiene. Duerme poco y apenas prueba bocado"
Por fortuna en enero de 1667 se recupera y en mayo de ese año viaja a Suecia para participar en la sesión de los Estados Generales para una vez más defender sus derechos , pero el Consejo de Estado no le permite la entrada en Estocolmo y la prohíben inmiscuirse en los asuntos de Estado. Derrotada Cristina abandona Suecia en junio de 1667 y no volverá a poner el pie en su patria. Mientras, en Roma ha fallecido el papa Alejandro VII el 22 de mayo de 1667 y le sucede Clemente IX (1600-1669) que era un antiguo amigo de Cristina. En octubre de 1668 Cristina abandona Hamburgo, donde había vuelto a permanecer unos meses, para regresar a Roma , pero la que volvía era una Cristina derrotada como lo reflejan estas palabras escritas en una carta a su leal amigo el cardenal Decio Azolino "Espero que sepáis que los golpes del destino no han hecho cambiar mi corazón No temáis, veréis que soy el ser más desdichado del mundo sin quejarme, y no desearé más que la muerte en el lugar en que todos los objetos me recuerdan la pasada dicha. Mi dolor pronto me la traerá" Como podéis imaginar su situación real estaba muy lejos de ser la de una persona desdichada al menos en lo material porque el papa Clemente IX la recibió con entusiasmo y la concedió una nueva renta para que pudiera mantener su nivel de vida, aunque en un palacio algo menos lujoso que el Palacio Farnese , el Palacio Riario. Su amigo Azolino fue nombrado secretario del Estado Vaticano, lo que todavía favoreció más la situación de Cristina que como escribe Morató "se convirtió en la reina sin corona de Roma". Para entonces los sinsabores sufridos habían causado estragos en el físico de la reina "sus rasgos se habían endurecido, le colgaban los carrillos de las mandíbula y tenía su nariz aguileña llena de protuberancias y había engordado mucho. Tenía cuarenta y dos años y aparentaba sesenta"
Retrato del papa Clemente IX , amigo de la reina Cristina que la apoyaría en su labor de mecenazgo cultural, no tendría la misma buena relación con el último de los papas que conoció en su vida, Inocencio XI. Cristina nunca dejaría de defender sus derechos a la corona de Suecia si moría Carlos XI. Después de que el rey sufriera una caída del caballo ella se apresuró a escribir esta carta al administrador de sus posesiones en Suecia, reivindicando una vez más sus legítimos derechos "Quiero esperar - escribe Cristina - que no se olvidará que la corona que se posee es el don de una mera gracia que no fue concedida al rey Carlos Gustavo y a sus descendientes más que por mi y Suecia y, en caso de que el actual Carlos faltara, Suecia no puede, sin cometer un crimen ante Dios y ante mí, escoger a otro rey ni a otra reina sin que mis derechos hayan sido asegurados" Pero Carlos XI no moriría hasta ocho años después de la muerte de la propia Cristina (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org ) |
Por fortuna en enero de 1667 se recupera y en mayo de ese año viaja a Suecia para participar en la sesión de los Estados Generales para una vez más defender sus derechos , pero el Consejo de Estado no le permite la entrada en Estocolmo y la prohíben inmiscuirse en los asuntos de Estado. Derrotada Cristina abandona Suecia en junio de 1667 y no volverá a poner el pie en su patria. Mientras, en Roma ha fallecido el papa Alejandro VII el 22 de mayo de 1667 y le sucede Clemente IX (1600-1669) que era un antiguo amigo de Cristina. En octubre de 1668 Cristina abandona Hamburgo, donde había vuelto a permanecer unos meses, para regresar a Roma , pero la que volvía era una Cristina derrotada como lo reflejan estas palabras escritas en una carta a su leal amigo el cardenal Decio Azolino "Espero que sepáis que los golpes del destino no han hecho cambiar mi corazón No temáis, veréis que soy el ser más desdichado del mundo sin quejarme, y no desearé más que la muerte en el lugar en que todos los objetos me recuerdan la pasada dicha. Mi dolor pronto me la traerá" Como podéis imaginar su situación real estaba muy lejos de ser la de una persona desdichada al menos en lo material porque el papa Clemente IX la recibió con entusiasmo y la concedió una nueva renta para que pudiera mantener su nivel de vida, aunque en un palacio algo menos lujoso que el Palacio Farnese , el Palacio Riario. Su amigo Azolino fue nombrado secretario del Estado Vaticano, lo que todavía favoreció más la situación de Cristina que como escribe Morató "se convirtió en la reina sin corona de Roma". Para entonces los sinsabores sufridos habían causado estragos en el físico de la reina "sus rasgos se habían endurecido, le colgaban los carrillos de las mandíbula y tenía su nariz aguileña llena de protuberancias y había engordado mucho. Tenía cuarenta y dos años y aparentaba sesenta"
PASAJES DE LA HISTORIA: CRISTINA DE SUECIA
Programa radiofónico dedicado a la figura de Cristina de Suecia por el periodista y escritor español Juan Antonio Cebrián (1965-2007). No he podido encontrar ningún documental dedicado a su figura pero esta biografía radiofónica de Cebrián, un gran divulgador de la historia que a muchos nos aficionó a investigar sobre el pasado , creo que os puede interesar .
Su amigo el papa Clemente IX fallecía en diciembre de 1669 y le sucedía en el trono de San Pedro Clemente X (1590-1676) que no era tan partidario de Cristina pero que decidió no inmiscuirse en los asuntos de la reina. Curiosamente la situación económica de Cristina mejoraría definitivamente cuando en 1672 el rey Carlos XI de Suecia alcanzaba la mayoría de edad, e ignorando que Cristina había deseado años antes su muerte para ocupar el trono, decidió solucionar los problemas financieros de Cristina aumentándole gradualmente su asignación anual . Gracias a ello y a la sabia administración de Azolino Cristina ya no volvería a tener problemas económicos en lo que le quedaba de vida. De nuevo retoma su papel de mecenas cultural , convirtiendo el Palacio Riario en el centro de la vida cultural y artística de Roma , funda una nueva Academia Real y recupera aquel sobrenombre con el que se la había conocido en toda Europa, la Minerva del Norte. En los años siguientes funda la Academia de Artes y Ciencias , construyó un observatorio astronómico, creaba el primer teatro público de Roma y logró que el papa levantara la prohibición que impedía que las mujeres asistieran a los espectáculos artísticos. Cristina recuperó el cariño del pueblo romano que la vitoreaba a su paso. Aun volvería a renacer por última vez la esperanza de recuperar el trono de Suecia cuando llegó la noticia de que Carlos XI había sufrido una caída del caballo y se había fracturado la pierna. Pero se recuperó y de su matrimonio con Ulrica Leonor de Dinamarca (1656-1693) , hija del rey de Dinamarca Federico III (1609-1670), en 1680 nacerían siete hijos con lo que la sucesión quedaba garantizada. Pero Carlos XI siempre la mostró afecto a Cristina y pidió que fuera la madrina de su primogénito, el futuro Carlos XII (1682-1718).
Tumba de la reina Cristina de Suecia en la cripta de San Pedro del Vaticano, un privilegio que solo disfruta otra reina, Carlota de Chipre (1444-1487) , la condesa Matilde de Canossa (1046-1115) y ya después de Cristina la princesa polaca María Clementina Sobieska (1702-1735) Un año y medio antes de morir, en septiembre de 1687 escribía a una de sus amigas "Os diré que no he embellecido en modo alguno desde la época en que me visteis. He conservado por entero todas mis buenas y malas cualidades , y a pesar de los halagos sigo tan descontenta con mi persona como siempre he estado. No envidio a nadie ni su suerte, ni sus tierras, ni sus tesoros, pero me gustaría elevarme por encima de todos los mortales en mérito y virtud , de ahí mi insatisfacción " (Imagen procedente de http://comerviajaramar.com ) |
El anciano Clemente X fallecía en 1676 y le había sucedido como nuevo pontífice Inocencio XI (1611-1689), un hombre reaccionario e intransigente, enemigo declarado de Cristina con la que tendría numerosos enfrentamientos que debilitaron todavía más la salud de Cristina. Prohibió las representaciones de ópera y teatro por considerarlas inmorales y cerró el teatro público abierto por Cristina que fue convertido en un almacén. Durante sus últimos años Cristina suavizó un tanto su carácter , se hizo más comprensiva y hablaba de sí misma con humor e ironía, como en esta carta escrita en septiembre de 1687 donde expresaba su rechazo a la vejez "Me repugna profundamente la vejez y no sé como acostumbrarme a ella. Si me dieran a elegir entre la vejez y la muerte, elegiría a la última sin titubear , pero como no se nos pregunta , me he acostumbrado a vivir sin olvidar el placer. La muerte que nunca deja pasar su hora no me inquieta. La espero sin desearla ni temerla." El 13 de febrero de 1689 sufre un desmayo y el médico la diagnostica una erisipela en la pierna derecha.La erisipela es una enfermedad infecciosa que se manifiesta en forma de fiebre , enrojecimiento del área afectada, ampollas y úlceras en esa zona . Pero a pesar de llegar a temerse por su vida, recibiendo la extremaunción y dictando testamento, experimenta una súbita mejoría que es celebrada en toda Roma. Escribe a su banquero portugués en Hamburgo, Andres Teixeira "Sigo con vida gracias a un milagro y a la vigorosa constitución que Dios me ha dado" Pero poco después, como suele suceder, vuelve a empeorar y dándose cuenta que llega su final Cristina solicita de su viejo enemigo el papa Inocencio XI la absolución de sus pecados que éste le concede hallándose también el pontífice gravemente enfermo. El 19 de abril ,de madrugada, aquella mujer singular, excéntrica, independiente, egoísta ,ambiciosa, amante del arte, de la cultura, apasionada, que a nadie dejaba indiferente, fallecía en su cama con su leal Decio Azolino, que la veló día y noche durante su enfermedad , a su lado. Se acordó enterrarla con honores de un jefe de estado en la cripta de San Pedro, privilegio reservado a a papas y emperadores. Y aquí termina su historia que cierro con las mismas palabras con las que Cristina Morató acaba la semblanza biográfica de la reina Cristina de Suecia , con el epitafio escrito por la propia reina "He nacido libre, he vivido libre y moriré libre" y lo hizo con todas las consecuencias.
ESCENA DE LA CORONACIÓN DE "CRISTINA DE SUECIA" DE 1933
Para terminar este largo relato sobre la vida de una de las reinas más singulares de la historia he escogido la escena de su coronación siendo apenas una niña de cinco años de la película "Cristina de Suecia" interpretada por Greta Garbo (1905-1990)
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ESCENA DE LA CORONACIÓN DE "CRISTINA DE SUECIA" DE 1933
Para terminar este largo relato sobre la vida de una de las reinas más singulares de la historia he escogido la escena de su coronación siendo apenas una niña de cinco años de la película "Cristina de Suecia" interpretada por Greta Garbo (1905-1990)
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