lunes, 14 de julio de 2014

MUJERES EN LA HISTORIA: CRISTINA DE SUECIA, LA MINERVA DEL NORTE (SEGUNDA PARTE)


Me detuve en la primera parte de este relato sobre la vida de una de las reinas más singulares interesantes  de Europa, Cristina de Suecia(1626-1689), en el momento en que alcanzaba su mayoría de edad en 1644, el momento en que de verdad comenzaba su reinado después de que desde 1632, tras la muerte en la batalla de Lützen en 1632 de su padre el rey Gustavo II Adolfo (1594-1632), el reino sueco estuviera bajo la regencia del Consejo Real al frente del cual se encontraba el Alto Canciller Axel Oxenstierna(1583-1654), con una Suecia en graves problemas económicos debido a los gastos derivados de su participación en la Guerra de los Treinta Años, pero también convertida en una de las grandes potencias europeas. En estos años anteriores a su mayoría de edad una de las grandes preocupaciones tanto para la joven Cristina como para el Consejo Real y Oxenstierna  fue la reina viuda y madre de Cristina, María Leonor de Brandenburgo (1599-1655)  que ya vimos que tenía problemas psíquicos, incapaz de reconocer primero la muerte de su esposo y después desarrollando un cariño asfixiante sobre su hija  que forzó a Oxenstierna a separar a Cristina de su madre para que pudiera tener libertad y escapara también a la mala influencia que consideraba que María Leonor ejercía sobre su hija ya que la reina viuda no quería al pueblo sueco, a los que consideraba en general como unos bárbaros excepto a su esposo  Gustavo II Adolfo, Retirada en el castillo de Gripsholm  y sólo en apariencia más calmada, María Leonor  trataría en el invierno  1640 de escapar a la corte enemiga del rey Cristián IV de Dinamarca(1577-1648)  aunque al final suspende el viaje debido a una enfermedad.

Poco tiempo después  interceptarán una carta escrita por María Leonor al rey danés donde le pide asilo, algo que podría ser considerado como un delito de alta traición. Es obligada a viajar a Estocolmo para dar explicaciones de esta misiva . Cristina Morató (1961) en su libro "Reinas malditas" en las que estoy basando este relato , nos cuenta que durante el juicio celebrado en Estocolmo en aquel invierno de 1640  María Leonor  "negó todas las acusaciones entre llantos y gritos , quejándose del trato que recibía y de la actitud irrespetuosa del canciller", haciendo referencia a Oxenstierna. Cristina intervino para ordenar a su madre que regresara a  Gripsholm y no volviera a repetir un comportamiento semejante. Sintiéndose humillada y rodeada de enemigos María Leonor no cejaría en sus intenciones y el 17 de julio de 1640 protagonizó toda una fuga , descolgándose por una ventana del castillo , acompañada por una de sus criadas y disfrazada de campesina, burló la vigilancia a la que estaba sometida , escapó  y llegó a la costa donde la esperaban dos navíos daneses que la condujeron hasta Dinamarca.. Escribe Morató que cuando Cristina, entonces de catorce años, recibió la noticia de lo que su madre había hecho "quedó abatida y se puso a llorar de manera incontrolable ,cayendo enferma de tristeza por el insulto y la humillación de saber que su madre era huésped del rey de Dinamarca" Madre e hija no volverían a encontrarse hasta diez años después. Mientras, Cristina había ido creciendo y en esa época era, según nos cuenta Morató "inteligente, curiosa,  y capaz de absorber todo tipo de conocimientos "  pero también concedía una gran importancia al ejercicio físico "repartía su tiempo entre la esgrima, la caza y la equitación - escribe Morató - entrenaba su cuerpo para soportar los rigores del clima sueco, el hambre, la sed y la falta de sueño"


Retrato de la reina Cristina de Suecia realizado entre 1652 y 1653 por el pintor francés Sébastien Bourdon (1616-1671) que llegó a Suecia den 1652 invitado por la monarca sueca. Sobre ella escribe Cristina Morató "Era inteligente, curiosa y capaz de absorber  todo tipo de conocimientos. Pero tenía, como su madre, un carácter inestable  y también la describían como colérica, impaciente y desconfiada" En lo que se refiere a sus gustos "Detestaba , la carne de cerdo, la cerveza, y el vino"  Además la describen también como "una mujer de aspecto desaliñado, poco aseada y mal vestida" También sabemos por las cartas de los  embajadores  que la conocieron que "le encantaba la vida silvestre, le gustaba la comida sencilla, dormía apenas cinco horas al día y no demostraba el más mínimo interés por su aspecto físico, por lo que lleva  siempre la cara expuesta  a la lluvia y el viento , sin una pizca de maquillaje"  Y a eso añade Cristina Morató que "se reía de forma estruendosa , silbaba y blasfemaba  como un soldado raso por lo que sus súbditos no sabían muy bien si tenían un rey o una reina" (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org  )

Pero si seducía por su intelecto y sobresalía por su energía física, la belleza no se hallaba entre sus cualidades, como reconocía el embajador francés en la corte sueca Pierre-Hector Chanut (1601-1662) que después de ensalzar sus cualidades intelectuales escribiendo de Cristina que es una mujer de "inteligencia admirablemente aguda y memoria prodigiosa" al referirse a su belleza física su tono cambia "Si hubierais visto un solo día  a la reina jamás creeríais  que un hombre, por generoso que fuera, osara enamorarse de ella. Es cierto que se la ama , pero como se ama a la virtud" Para el tiempo en que fue declarada mayor de edad el 7 de diciembre de 1644 con dieciocho años de edad, seis años antes de lo previsto debido a la gran madurez política e intelectual que había demostrado en sus  intervenciones en las reuniones del Consejo de Estado desde que tenía sólo dieciséis años, Cristina era una joven  , según Morató, "con la espalda muy arqueada, la vista débil y cansada , gran rigidez en las cervicales , que padecía fuertes dolores menstruales, insomnio , aquejada de fiebres y desvanecimiento " que además era  "una adolescente anémica y de aspecto desgarbado , que vestía como un muchacho y prefería el trato y la conversación con hombres" Poco después de subir al trono sufrió una crisis de agotamiento físico y nervioso por la intensa actividad a la que ella misma se forzaba , levantándose de madrugada  para poder estudiar y leer antes de comenzar con las responsabilidades que tenía como reina. Para tratarla llevaron a la corte a un médico francés llamado Pierre Michon Bourdelot (1610-1685), un hombre de ideas muy peculiares  al que le gustaba beber, perseguir criadas y que amaba la vida  sensual, se convertiría en poco tiempo en uno de los hombres de confianza de la joven reina sueca. 

Le informaron a Bourdelot que la reina decía sentirse perdida, que apenas comía y que sufría constantes desmayos. Bourdelot no dudó en su diagnóstico , la aconsejó que bajara su ritmo de actividad , la puso una dieta ligera basada en fruta y líquidos  y procuró que se divirtiera más organizando en la austera corte sueca bailes y representaciones de ópera y teatro que distrajeran a la reina . Escribe Morató que "contagiada por la alegría de Bourdelot , la reina se divirtió como nunca lo había hecho" y además "descubrió a la reina  sueca los clásicos de la literatura erótica y la poesía pornográfica, mostrándola la importancia del amor físico tan necesario para el equilibrio nervioso "  Durante este tiempo Cristina se despreocupa temporalmente de la política y los asuntos de Estado, pero hay algo que no puede eludir, la necesidad de contraer matrimonio aunque en ese aspecto Cristina pronto demostraría la fuerza de su carácter imponiendo su deseo de permanecer soltera sobre las insistentes peticiones  para que buscara un marido que diera a Suecia un heredero. Uno de los candidatos había sido su primo Carlos Gustavo (1622-1660), hijo de la tía de Cristina, Catalina Vasa(1584-1638) y del noble alemán Juan Casimiro del Palatinado(1589-1652) que había tendido que abandonar Alemania debido a la Guerra de los Treinta Años.  Carlos Gustavo y Cristina crecieron juntos  y parece que entre ellos había surgido algún tipo de amor infantil, aunque Cristina dejó de albergar estos sentimientos al llegar a la adolescencia. Después de que Carlos Gustavo estuviera tres años ausente, entre 1642 y 1645, combatiendo con el ejército sueco en la Guerra de los Treinta Años, Cristina le recibió como un amigo y no como un futuro pretendiente a su mano  como todos esperaban aunque si le tenía un gran afecto y confianza como lo demuestra el hecho de que le designara como su sucesor si a ella la sucedía algo. 


Retrato de Carlos Gustavo, el primo de Cristina de Suecia y que en el  futuro se convertiría en el rey Carlos X Gustavo de Suecia realizado al igual que el anterior de la reina Cristina por el pintor francés Sébastien Bourdon hacia 1652 . Parece que en su infancia nació entre ellos un sentimiento de amor infantil  como muestran fragmentos de cartas que Cristina le dirigía a su primo  con palabras como estas en la que ruega paciencia a su primo "Hasta que tenga la corona en la cabeza , y vuestro amor, más experiencia en la guerra" Pero después de pasar tres años luchando en la Guerra de los Treinta Años, entre 1642 y 1645, a su regreso Cristina no manifestó ya ningún sentimiento amoroso por él. Escribe Cristina Morató  que "el radiante héroe al que la joven reina le había escrito entusiastas cartas de amor se había tranformado en un guerrero corpulento y de aspecto tosco que había dejado de interesarle" El rey español Felipe IV también enviaría a un embajador para tratar de concertar el matrimonio con Cristina, pero la joven reina le hizo saber de forma diplomática que no buscaba marido y es fácil suponer que de haberlo buscado el elegido no habría sido el monarca español, veintiún años mayor que Cristina , poco agraciado y además con fama de mujeriego e indolente, un rasgo de carácter por completo opuesto a la siempre activa reina sueca. Poco después Cristina dejaría claro que no pensaba contraer matrimonio con nadie  (Imagen procedente de http://es.wikipedia.org  )

Nos cuenta Cristina Morató que a la reina sueca " siempre le gustó rodearse  de hombres de la nobleza jóvenes, atractivos y ricos aunque con poco cerebro" y entre ellos se encontraba un amigo de su primo Carlos Gustavo, el conde Magnus Gabriel de la Gardie (1622-1686) proveniente de una familia de ascendencia francesa y su padre Jacob de la Gardie (1583-1652) había sido un destacado militar al servicio del padre de Cristina, el rey  Gustavo II Adolfo.  Parece que Cristina se sintió fuertemente atraída por este joven miliar  y para retenerlo a su lado le llegó a nombrar coronel de su guardia y le favoreció en su ascenso político. Años más tarde, entre 1670 y 1682 , Magnus sería el auténtico gobernante de Suecia, pero por ahora Cristina , como haría con otros hombres  por los que parecía sentir algo, lo que hizo fue arreglarle un matrimonio ventajoso. Una vez más mostraba su nulo interés a contraer matrimonio. La actitud de Cristina hacia el matrimonio y su negativa a comprometerse con ningún hombre haría que surgieran rumores sobre su sexualidad  e incluso sobre una supuesta incapacidad física para poder mantener una relación sexual con un hombre . Relata Cristina Morató una anécdota que muestra como la reina era muy consciente de estos rumores . Iba en una calesa cuando por un fuerte bache cayó de la misma a tiempo que sus faldas se levantaban dejando a la vista sus partes íntimas . La reina habría resuelto la embarazosa situación con un comentario no exento de sentido del humor , alegrándose porque "Se me haya visto como me creó la naturaleza , porque así las gentes sabrán que no soy ni un hombre ni un hermafrodita, como se ha querido difundir acerca de mi".

Para que la dejaran  en paz con respecto al matrimonio y despejar todas las dudas,  en 1649 la reina realizó la siguiente declaración ante el Parlamento sueco "Quiero que se sepa que es imposible que yo me case . Ésta es mi verdadera decisión . No voy a explicar las razones, pero no estoy en disposición mental de contraer matrimonio . He pedido fervientemente a Dios que me hiciera desearlo , pero mis ruegos no han sido atendidos." Tal vez entonces el corazón de Cristina estaba ocupado por sentimientos amorosos no hacía un hombre, sino hacia una de sus damas de compañía y una de las mujeres de mayor belleza de la corte sueca, Ebba Larsdotter Sparre de Rossvik (1629-1662) que procedía de una familia de alta alcurnia ya que su padre había sido consejero privado del rey Gustavo II y su abuelo llegó a convertirse en canciller de Suecia. Era tal su belleza que la apodaban "la bella condesa" y era amiga inseparable de Cristina lo que alimentaba los rumores de una supuesta relación amorosa entre ambas , una relación que quedaría confirmada por el contenido de la correspondencia entre ambas como esta carta que Cristina de Suecia dirigía a Ebba  en 1656 "Qué feliz sería si me fuera dado encontraros, pero estoy condenada a amaros y adoraros eternamente sin poder reunirme con vos" o esta otra de mazo de 1657 "tuve la dicha entonces de ser amada por vos, en pocas palabras, de perteneceros de una forma  que os hace imposible abandonarme . Sólo con la muerte dejaré de amaros." Al igual que había hecho con los hombres por los que sintió algún interés, Cristina buscó un matrimonio ventajoso para Ebba con Jacob Casimir de la Gardie (1629-1658) , hermano de Magnus de la Gardie que ya hemos visto que fue uno de los favoritos de Cristina. La boda se celebraría en 1652  , lo que no impidió que Cristina la siguiera escribiendo apasionadas cartas hasta la muerte de Ebba en 1662.


Retrato de Ebba Sparre realizado una vez más por el pintor francés Sébastien Bourdon. , probablemente uno de los grandes amores de la reina Cristina. En una ocasión Cristina presentó a Ebba  al diplomático inglés Bulstrode Whitelocke (1605-1675) que se hallaba en una misión en Suecia en 1653 , con estas palabras "Señor, le presento a mi compañera de lecho y dígame si su interior no es tan hermoso como su exterior"  Aunque estas palabras al igual que los extractos de las cartas que os menciono en el artículo podrían hacernos pensar que es evidente la relación entre ambas parece que Cristina de Suecia tenía también la costumbre de utilizar este lenguaje con otras personas incluso aunque no tuviera una relación estrecha con ellas,aunque no sería la única vez que Cristina mostraría su pasión por una mujer  como veremos mañana (Imagen procedente de   http://es.wikipedia.org )

Mientras, en 1648 la Guerra de los Treinta Años llegaba a su final después de tres décadas de masacres, enfermedades y saqueos que asolaron el corazón de Europa. Se firmaron los tratados de paz de Osnabrück el 15 de mayo de 1648 y de  Münster el 24 de octubre de ese miso años, aunque sería más conocido en los libros de historia como la Paz de Westfalia, en virtud de la cual Suecia estableció su hegemonía en el Mar Báltico quedando en su poder buena parte de Pomerania  y las ciudades de Bremen y Wismar entre otros territorios alemanes, lo que además le permitía participar en la Dieta Imperial donde se elegía a los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, convirtiendo a Suecia en una de las grandes potencias europeas. Dos años después , el 20 de octubre de 1650 Cristina era coronada oficialmente  como reina de Suecia  en la catedral de Estocolmo  y no en la de Uppsala como era tradición, lo que era considerado por los supersticiosos como una señal de que se trataría de un reinado breve, y en este caso la superstición se mostraría acertada. Su madre, la reina viuda María Leonor, asistió a la coronación , era la primera vez que madre e hija se veían en diez años desde que María Leonor se fugara a Dinamarca.  Desde el principio convierte a su corte en uno de los centros culturales más importantes de Europa , como nos cuenta Cristina  Morató "desde su llegada al trono  reemplazó los torneos medievales  y las bárbaras costumbres  del norte por veladas musicales , animadas tertulias literarias, fastuosas fiestas  y representaciones teatrales  que igualaban a las de Versalles" 


Mapa de Europa después de la firma de la Paz de Westfalia  que ponía punto final a la Guerra de los Treinta Años iniciada en 1618 . En color azul oscuro podéis ver los pequeños territorios adquiridos por Suecia pero qu le servían para controlar el Báltico y fortalecer su posición como una de las nuevas potencias europeas del siglo XVII. (Imagen procedente de http://escuelahistoria.fcs.ucr.ac.cr ) 

Un año antes de su coronación, en 1649,  había invitado a Estocolmo a uno de los filósofos más destacados de su tiempo, el francés René Descartes (1596-1659), que se presentó en Estocolmo en octubre de aquel año , justo cuando comenzaban a bajar las temperaturas para dar paso al gélido invierno sueco.  Cristina tenía la ilusión de crear una academia de sabios en la capital sueca y que Descartes fuera quien redactara sus estatutos . Escribe Morató que la relación  entre la reina Cristina y el filósofo francés provocó celos y rumores de todo tipo en la corte sueca "Se llegó  a acusar a Descartes  de distraer a la reina de las tareas de gobierno con discusiones filosóficas  y religiosas que tendrían  un hondo calado en ella" En efecto, porque ya sabemos que Suecia era una nación luterana y René Descartes era un francés católico que  en las conversaciones mantenidas con la reina podría haber influido en su visión de la religión católica avivando su simpatía por el catolicismo,  lo que sería un factor crucial en los acontecimientos que sucederían unos años más tarde. Apenas cinco meses después de su llegada, el 11 de febrero de 1650 René Descartes fallecía  oficialmente de neumonía a causa del frío del invierno sueco, con temperaturas de varias decenas de grados bajo cero, lo que habría sido demasiado para la frágil constitución del filósofo, pero el historiador y médico alemán Eike Pies (1941) exponía en su libro "El homicidio de Descartes" publicado en los años ochenta del siglo XX, la teoría de que Descartes podría haber sido asesinado ya que los síntomas que presentaba no eran  característicos de una neumonía sino más bien de un envenenamiento por arsénico. ¿tal vez para que no siguiera ejerciendo una influencia sobre  las ideas religiosas de la reina que los luteranos suecos consideraban perniciosa? En todo caso no es más que una hipótesis.


"Descartes en la corte de la reina Cristina de Suecia" del pintor francés Pierre Louis Dumesnil (1698-1781) que retrata al filósofo René Descartes , el primero por la derecha señalando un papel en la mesa con una figura geométrica a la  reina Cristina de Suecia que estaba sentada frente a él. René Descartes viajó a Suecia en otoño contra el consejo de la reina que le había advertido de los fríos inviernos suecos, pero el filósofo tenía muchas ganas de conocer a aquella mujer  cuya erudición ya era célebre en toda Europa. .La primera vez que se entrevistaron , Cristina lo recibió a las cinco de la madrugada  en la gélida biblioteca de su palacio , el Palacio de las Tres Coronas. Sin embargo, a pesar de su inteligencia y erudición, a René Descartes Cristina la decepcionó precisamente por su insaciable curiosidad que según él era contrario   a la serenidad y paciencia necesaria para reflexionar y hallar el conocimiento "Dominaba diez idiomas -escribe Descartes - lo había leído todo y sentía curiosidad  por lo nuevo, exactamente lo contrario para alcanzar el conocimiento y la capacidad de juicio" Aún así parece que Descartes tendría una gran influencia en la conversión dela reina al catolicismo  (Imagen procedente http://en.wikipedia.org )


La reina también disponía de una magnífica colección de arte , enriquecida en su mayor parte por las colecciones saqueadas del Palacio Real de  Hradcanyn en Praga, donde había establecido su corte el emperador del Sacro Imperio Rodolfo II (1552-1612) dueño de una de las mejores colecciones de Europa, no sólo de arte, sino también  de piedras preciosas, joyas, porcelanas , relojes y todo tipo de objetos valiosos que fueron a parar a manos de Cristina que además no dudó en seguir adquiriendo nuevas obras a pesar de la delicada situación económica del reino después del final de la guerra. Bajo el impulso de Cristina Suecia se convirtió en un centro de atracción para intelectuales de toda Europa que viajaban al país escandinavo para dar clases en sus universidades al mismo tiempo que corre la fama sobre la sabiduría de la reina gracias a testimonios como los del embajador francés que ya os he mencionado antes, Pierre - Hector Chanut , que escribía "Dios ha hecho gobernar  allí (se refiere a Suecia) a una muchacha  que tiene una gran inclinación  hacia la literatura y la filología e inteligencia para introducirla  allí, porque esta nación guerrera no había tolerado jamás que un rey apreciara las ciencias" Comienza a ser conocida como La Minerva del Norte, aquella diosa de la sabiduría que conocíamos al comienzo de nuestro relato y así lo confirmaba el lema que había escogido para su reinado "la sabiduría es el pilar del reino". Un nuevo personaje entra ahora en escena, el jesuita portugués  Antonio de  Macedo (1612-1695) que en 1650 había acompañado había acompañado hasta Estocolmo al embajador portugués. 

Para 1651 Macedo ya había percibido la curiosidad de la reina sueca por la religión católica y viendo en ello una oportunidad para el catolicismo en Suecia no vaciló en llamar a dos  nuevos jesuitas a la corte sueca cuando la reina le expresó su deseo de profundizar en la religión católica. Mientras,  el 7 de agosto de 1651 la reina expresaba por primera vez su deseo de abandonar el trono y retirarse a llevar una vida contemplativa ,cediendo la corona a su primo al que ya había nombrado heredero, Carlos Gustavo. Recoge Morató las palabras con las que  la reina se dirigió al Senado "Lo que vosotros necesitáis es un hombre, un capitán que en te  tiempos de guerra pueda cabalgar  y luchar a vuestro lado  en la defensa del reino , algo que una mujer es incapaz de hacer" Una excusa poco verosímil en una reina que había sido desde su infancia una magnífica amazona  que según el embajador francés "podía cabalgar durante diez horas seguidas a caballo sin fatigarse y era capaz de tumbar de un solo tiro a una liebre" Pero de momento no se puso fecha a la abdicación y probablemente los nobles creyeron que aquello habría sido un arrebato que se le terminaría pasando. Lo que no terminaba de pasar ea la delicada situación económica de Suecia y Cristina se ve forzada a reducir  casi a la mitad los sueldos que cobran sus funcionarios   y a aplazar otros pagos para salir adelante, aunque eso no la impide seguir derrochando dinero en la compra de objetos valiosos para su colección. En la cabeza de Cristina la idea de abdicar para verse libre de las preocupaciones por la deuda y de los problemas políticos que no la interesaban tomaba cada vez más fuerza  igual que su deseo de convertirse al catolicismo era alimentado por sus constantes reuniones con los  misioneros portugueses. 


El aristócrata español Antonio Pimenel de Prado  que había sido enviado por Felipe IV a Suecia para que apoyara a Cristina en su decisión de convertirse a la religión católica  Cristina Morató  escribe  que la reina de Suecia "le otorgó los más altos favores  y honores , además de valiosos obsequios  con un magnífico carruaje  y seis de los mejores caballos de sus  cuadras reales " mientras que el pintor de la Corte, el Sébastien Bourdon  escribe en sus "Memorias" que  la reina "se pasaba el día conversando durante horas con Pimentel , que la colmaba de regalos  y que, de noche, se iba a pasear con ella, lo que generaba todo tipo de murmuraciones" Lo cierto es que sería una de sus personas de confianza y la acompañaría en el día decisivo en su vida cuando abandono el luteranismo para ingresar en la Iglesia Católica (Imagen procedente de http://wikimedia.org )

El monarca español Felpe IV(1605-1665) , enterado de los deseos de Cristina de abrazar la religión católica,  la envió un embajador especial que la ayudara a mantenerse firme en esas pretensiones frente a las presiones que recibía de los nobles suecos para que no abandonara la fe luterana. Este embajador era  Antonio Pimentel de Prado (1604-hacia 1672), un aristócrata español cercano a los cincuenta años pero que todavía conservaba su atractivo que seduciría a la reina , como ella misma confesaba en sus "Memorias" donde escribía refiriéndose al embajador español "Traía la pasión meridional , tenía tal ardor  que no me disgustaba, así se adueñó de mi corazón y me condujo a mi derrota" La relación con el embajador español fue cada vez más estrecha y de nuevo se desataron los rumores sobre una relación amorosa de la reina con Antonio Pimentel. Muchos considerarían responsables de la idea de abdicar de Cristina a la influencia de Pimentel, de los jesuitas portugueses e incluso a las conversaciones que había mantenido años atrás con René Descartes. Fuera como fuese ,  Cristina estaba segura de lo que quería hacer y el 11 de febrero de 1654 volvió a comunicar  su deseo de abdicar por segunda vez desde que lo hiciera en 1651.¿Las razones?  Una vez más volvió a insistir en la incapacidad de una mujer para gobernar "Es casi imposible para una mujer - diría Cristina - satisfacer dignamente  las obligaciones de un cargo  con independencia de si gobierna  en persona o en nombre de  un heredero de menor edad." y añadía  en un afán de restarse capacidades muy impropio de su carácter "El desconocimiento  de las mujeres, su  debilidad espiritual, intelectual y física , no sirven para el oficio de príncipe. Yo misma no soy una excepción a esa regla , y en el futuro resaltaré  mi insuficiencia si la observo en mí"

La misma idea había expresado tiempo antes al embajador ingles cuando le dijo que "La razón que me ha llevado a tomar tal decisión (la de la abdicación)  es que soy mujer y por tanto inadecuada para gobernar" Conociendo su inteligencia resulta difícil creer en la sinceridad de sus palabras  y si mucho más en su deseo de sentirse libre a toda costa de toda carga política que supusiera una limitación a su libertad, pues ella también decía "No tener que obedecer es dicha mayor que mandar en toda la Tierra" Anhelaba su libertad y por eso no escucharía los ruegos de su primo Carlos Gustavo, que iba a ser el heredero del trono , que la habría suplicado textualmente que "siguiera conservando aquel cetro que  con tanta firmeza  sostenían sus manos , por la gloria, la salvación  y la seguridad del reino"  Sin que nadie sospechara nada , en 1653 había empezado a empaquetar su colección de obras de arte para  embarcarla rumbo a Amberes y desde allí llevarlas luego a Roma donde tenía la intención de residir. No era un acto muy generoso precisamente llevarse aquella colección de un valor incalculable y que había sido adquirido con dinero del Estado dejando a Suecia sumida en  una enorme deuda. Poco antes de la fecha oficial para la abdicación  mantuvo una última reunión con su primo y futuro rey Carlos Gustavo y con su madre María Leonora, en el Palacio de Nyköping. Nunca más volvería a ver a su madre  que fallecería un año después, el 18 de mayo de 1655 . Por fin, el 6 de junio de 1654 en Uppsala  se produjo la ceremonia oficial de abdicación , aunque ella seguiría manteniendo el título de reina , y su primo era coronado como el nuevo  rey de Suecia con el nombre de Carlos X Gustavo. Cristina se apresuró a abandonar Suecia a caballo  para dirigirse primero a Dinamarca y desde allí a Hamburgo. Escribe Cristina Morató que  durante el viaje  "se hizo cortar el pelo, vestía ropas  de hombre, iba armada con un fusil y se hacía pasar por el conde Dohna" y cuando por fin atravesó la frontera entre Suecia y Dinamarca, se apeó por un momento del caballo y exclamó "¡Por fin soy libre!"  Comenzaba una nueva etapa en la vida de la reina que se convertiría por muchas y controvertidas razones en el asombro de Europa como veremos mañana  en la tercera y última parte de este relato sobre la Minerva del Norte  

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