"Tener en singular estimación a alguien o algo, juzgándolos sobresalientes y extraordinarios", esa es la definición que el Diccionario de la Lengua Española nos ofrece sobre la admiración y tal vez sea esta una de las palabras más utilizadas en todo el mundo desde el pasado 5 de diciembre, apenas hace dos días en el momento en que escribo estas palabras, cuando en esta aldea global en la que se ha convertido nuestro planeta se difundió la noticia del fallecimiento de Nelson Mandela (1918-2013). Es la primera vez en mi vida , al menos desde la época en que guardo recuerdos a comienzos de los años ochenta, nunca había conocido una reacción tan unánime de admiración, de respeto, de aprecio `por una persona a la que nadie ha escatimado palabras de elogio, de recuerdo, de cariño con independencia de la raza, de la religión , de la ideología política. ¿Cuál es éste misterio que nos hace incluso amar a aquel a quién nunca hemos visto, con quién no hemos cruzado una palabra, pero que sin embargo sentimos como parte de nosotros, como una presencia invisible que de alguna forma nos guía y hace que nuestro mundo personal sea mejor? Estos días son centenares, millares de artículos en la prensa, reportajes en las televisiones, publicaciones en los blogs que tratan sobre la vida extraordinaria de Nelson Mandela, del hombre que venció el odio y respondió a este con amor, con tolerancia y con la inmensa bondad que sabía transmitir con sus palabras, su sonrisa y, sobre todo, con sus actos. Pensé en no escribir nada sobre él en el Mentidero porque sería repetir una vez más lo que tantos han escrito ya y mucho mejor de lo que yo puedo hacerlo
Hace dos años, con motivo de su noventa y tres cumpleaños, le dediqué un artículo que versaba sobre su vida y la historia de ese hermoso y torturado país que es la República de Sudáfrica y si tenéis curiosidad por leerlo os dejo a continuación el enlace
Escribir de nuevo sobre su vida sería repetirme y en estos días hay muchas biografías dedicadas a Mandela mucho más detalladas. Pero la muerte de otra personalidad casi desconocida fuera de España pero aquí admirada por muchos que le considerábamos un hombre extraordinario , el músico , periodista, presentador de radio y televisión y, sobre todo, gran divulgador de la música clásica , Fernando Argenta (1945-2013), me ha hecho escribir estas palabras dedicadas a ambos , dos hombres a los que siempre he admirado, que de dos maneras diferentes me enseñaron a amar más la vida, a apreciar la grandeza del ser humano y a mirar hacia delante con esperanza aun sabiendo que no hay ningún camino sencillo . Puede resultar extraño que una a dos figuras tan dispares como Nelson Mandela y Fernando Argenta, este último casi seguro un desconocido para los lectores que no seáis españoles e incluso para muchos que lo sean, pero el motivo de que lo haga es porque están vinculados para mi por las palabras con las que he titulado este artículo, admiración, agradecimiento y un camino a seguir.
Una de las grandes personalidades del siglo XX , amigo de Mandela y que por fortuna sigue con nosotros es el Dalai Lama(1935), quién dice sobre el poder de la sonrisa "Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya.Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no sabe sonreír a los demás" Nelson Mandela supo siempre esbozar una sonrisa llena de bondad frente a los que predicaban el odio ,la violencia y la opresión. Se negó a odiar y perdonó, porque sabía que aquel odio no formaba parte de la naturaleza humana, sino que había sido inculcado por la educación recibida y por lo tanto podía ser transformado a través del amor y la generosidad "Nadie nace odiando - diría Mandela - a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión" Son palabras que también podemos hallar en los libros,pero lo importante es que Mandela las convirtió en realidad contra todo pronostico, cambiando la vida de millones de personas (Imagen procedente de http://consortiumnews.com) |
Escribía la filósofa francesa Simone de Beauvoir que "Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar", porque nos sabemos imperfectos, nadie mejor que nosotros mismos conoce nuestras miserias y defectos y contemplar a una persona que con su vida y sus actos demuestra una bondad , un valor,, una generosidad y una capacidad de entregarse a los demás muy superior a la tuya te conduce a esa admiración que es lo opuesto a la envidia, pues la envidia implica desear lo que el otro tiene, albergar resentimiento contra las cualidades de una persona, mientras que la admiración es una de las emociones más nobles que puede albergar el corazón del ser humano, porque nace del reconocimiento sincero a las virtudes superiores de otro ser humano y nos conduce a tratar de seguir sus pasos, a acercarnos, aunque sólo sea un poco, a ese comportamiento que percibimos como intrínsecamente bueno, honesto y digno . El historiador británico Thomas Carlyle afirmaba que "el hombre que no admira nada , que no sabe admirar, es como unas lentes sin ojos detrás" ¿Cómo podemos mejorar, como perfeccionarnos, como aprender si no admiras a nadie ni a nada? Nelson Mandela recibe hoy el reconocimiento del mundo entero, pero a lo largo de su vida tuvo que pasar por la cárcel, sufrió el desprecio por ser de raza negra, fue acusado de terrorista, le privaron durante veintisiete años de su libertad, fue incomprendido incluso por su propio pueblo , hasta su vida familiar quedó herida por su completa entrega a la causa de la libertad y la igualdad entre las razas y también a la de la paz y la tolerancia.
Salvó todos esos obstáculos, evitó el camino más fácil, el del rencor , la venganza y el enfrentamiento, perdonó a quién le había privado de la libertad, a quién le había torturado y despreciado y buscó una vía de entendimiento entre blancos y negros que nadie más que él parecía con capacidad para encontrar. Fue Mandela quién durante el juicio que en 1964 le condenaría a prisión ,que no abandonaría hasta 1990 , se dirigió a los jueves diciendo "He dedicado toda mi vida a la lucha del pueblo africano. He combatido contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He adoptado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan en armonía y en igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que seguiré viviendo y que espero conseguir. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir" Son palabras hermosas , llenas de grandeza, pero que no tendrían más importancia si no hubieran sido respaldadas por los actos de Mandela, que siempre fueron coherentes con lo que afirmaba en sus declaraciones. Durante sus años de prisión no cedió ni al aislamiento ni a la tortura, ni a a los intentos de que traicionara sus ideas a cambio de la puesta en libertad. Su constancia, su fe en lo que consideraba bueno y justo, finalmente derrotaron a uno de los regímenes más vergonzosos del siglo XX, el apartheid, una palabra de origen afrikaner, la lengua de los antiguos colonos holandeses y alemanes de Sudáfrica, que significa separación y se utilizó para denominar a la segregación después de la Segunda Guerra Mundial de la mayoría negra de ocho millones de habitantes de la minoría blanca que no superaba los dos millones. , llegando hasta el extremo de confinar a los negros en ghetos como el célebre de Soweto en Johannesburgo y a prohibir las relaciones sexuales entre blancos y negros en virtud de la denominada Ley de Inmoralidad. que pretendía de este modo mantener la supuesta pureza de la raza blanca.
Fotografías como esta han dando la vuelta al mundo y son quizás la mejor muestra del legado de Mandela, hombres y mujeres compartiendo el dolor por su muerte sin importar su raza. El triunfo de la bondad, del perdón, de la tolerancia . Si, tal vez sera un triunfo frágil y amenazado como indican muchos analistas políticos pero esta escena hace tan solo veinticinco años era impensable. Mandela logró lo que parecía imposible, inició el camino de la reconciliación, un camino que no se recorre en unos días, ni siquiera en unos años, pero los primeros pasos , los más difíciles fueron dados gracias a Nelson Mandela. que en su discurso de investidura como presidente el 10 de mayo de 1994 definía con estas palabras el comienzo de una nueva era en Sudáfrica "Nunca, nunca, nunca más en este hermoso país revivirá la opresión de un hombre por otro, el solo se pondrá sobre tan gloriosa conquista humana. Dejemos reinar a la libertad. Dios bendiga África" (Imagen procedente de http://www.rtve.es/noticias) |
Los negros no podían trabajar en determinadas profesiones reservadas a los blancos, no podían ocupar los mismos asientos que los blancos en los transportes, no podían entrar por las mismas puertas que los blancos en los edificios públicos, no podían beber en las mismas fuentes que los blancos ni orinar en los mismos servicios que estos y, por supuesto, no tenían derecho a votar para que no pudieran cambiar el orden de las cosas en Sudáfrica. En el cambo el gobierno sudafricano creó los Batustanes, un invento muy parecido a las reservas indias de Estados Unidos, donde el gobierno sudafricano concentró a las poblaciones rurales de raza negra formando grupos étnicos homogéneos y dejándolos allí confinados, sin que pudieran salir de ellos , privándoles de la nacionalidad sudafricana , de sus pasaportes desplazándoles de sus tierras y casas para reunirles en aquellas inmensas cárceles al aire libre y sin barrotes. Y así vivieron durante tres décadas más de tres millones de sudafricanos cuyo único delito era tener la piel de color negro. Lo normal hubiera sido que todo el resentimiento acumulado, de las injusticias soportadas, de las muertes y las humillaciones sufridas en ese tiempo hiciera que Sudáfrica se viera arrastrada a una revolución sangrienta donde el odio y la venganza habrían sido los protagonistas . Pero no fue así y el motivo de que , para asombro del mundo entero, en Sudáfrica negros y blancos comenzaran a convivir , aunque sea en un proceso largo, difícil, inestable y lleno de obstáculos y peligros pues no puede borrarse en unos a historia de tres siglos como si nada hubiera sucedido, tiene un sólo nombre: Nelson Mandela.
Fue él quién proclamó "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel , o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario" y lo decía el hombre al que no le faltaban motivos para odiar pero había escogido el camino del amor y la reconciliación y acompañaba sus palabras con esa sonrisa de bondad que mostraba su alma aún mejor que sus palabras. Ya sabéis lo que sucedió después, Nelson Mandela ganó las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica en las que pudo participar la mayoría negra y gobernó durante cinco años antes de apartarse del poder porque consideraba que su tarea ya estaba hecha y ahora les correspondía a los demás seguir construyendo aquel camino de esperanza y libertad que él había comenzado. Obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1993 y no dejó de recibir reconocimientos públicos en forma de doctorados y homenajes por todo el mundo , fue recibido y visitado por presidentes y reyes que le trataron como a un igual porque su realeza no tenía que ver con la sangre, sino con el ejemplo inmenso de su vida . En una ocasión dijo "No quiero que me consideren un santo" , pero su ejemplo, su forma de actuar y los logros de una vida en favor de la paz , la libertad y la justicia se han convertido en un símbolo para todos , al igual que lo son otras grandes figuras del siglo XX, como Mahatma Gandhi (1869-1948) o Martin Luther King (1929-1968), hombres diferentes, especiales, que marcan con su vida el camino correcto que deberíamos seguir para lograr un mundo mejor.
Fernando Argenta , hijo de uno de los mejores directores de orquesta del mundo en los años cuarenta y cincuenta, Ataulfo Argenta (1913-1958), supo hacer de la música clásica algo divertido, que llegase a un público que no estaba acostumbrado a escucharla, que apenas conocía a Mozart, Beethoven o Bach más que por sus nombres. Consiguió que la amásemos a través de su buen humor, de la pasión que ponía en cada uno de sus programas a lo largo de sus treinta y dos años al frente de Clásicos Populares, enseñando la belleza que por ignorancia nos estábamos perdiendo. Tal vez su nombre no llegue a los libros de historia, pero siempre estará en la memoria de los que le debemos el descubrimiento de un mundo hermoso que nos ayuda a amar más la vida y al ser humano , capaz de los hechos más terribles pero también de las obras más hermosas , porque la música es, así la veo yo, la esperanza de todo lo bueno que alberga el ser humano en su interior (Imagen procedente de http://sureste30.blogspot.com.es) |
La otra personalidad a la que dedico este artículo es, como ya os he contado, Fernando Argenta. Por supuesto nada tienen que ver la vida de uno y otro, pero Fernando Argenta es otro de esos hombres sin los que la vida de los que le conocimos no sería igual . Durante treinta y dos años, entre 1976 y 2008, presentó y dirigió un programa ya mítico de la radio española llamado "Clásicos Populares". En principio estaba pensado para que durares unos meses pero terminó prolongándose más de tres décadas , años en los que Fernando Argenta logró que en un país de tan escasa cultura musical como España y en la que muchos, entre los que me incluyo, desconocíamos la música clásica y la considerábamos una música aburrida porque , en realidad, lo ignorábamos todo sobre ella, termináramos amándola, comprando discos y ampliáramos no sólo nuestra cultura, sino nuestra sensibilidad y con ella la forma de ver el mundo , porque la música tiene el poder de transformarnos , de ponernos en contacto con lo más íntimo de nosotros , en palabras de Beethoven "La música es la mediadora entre la vida de los sentidos y el espíritu" o simplemente, como escribiera Nietzsche, "Sin música la vida es un error". Fernando Argenta nos enseñó que aquella música no solo no era aburrida sino que estaba llena de vida , seleccionó los fragmentos más hermosos, aquellos que te conmovían, nos desveló las anécdotas de los grandes compositores, mostrándonos como lo que eran, no bustos de mármol en la galería de un museo, sino seres humanos con sus miserias y virtudes pero dotados del hermoso don de la creación musical .
Convertía a los grandes genios de la historia de la música en amigos , poniéndoles motes, el "Viejo Peluca" era el de Johan Sebastian Bach (1685-1750) , el Cura Pelirrojillo para Antonio Vivaldi (1678-1741) o el Sordo Genial para referirse a Ludwig van Beethoven (1770-1827) y ciertas élites culturales le criticaron por ello ya que consideraban que era rebajar la música clásica, como si dar a conocer la belleza y querer compartirla con el mayor número posible de personas fuera un pecado y esta belleza tuviera que quedar confinada nada más que al disfrute de unos pocos entendidos que compartirían las claves secretas de ese conocimiento. A Fernando Argenta personalmente le debo lo que se de música clásica, que es poco pero ese poco se lo debo casi en exclusiva a él, y algo más importante, a entender que lo más importante de la cultura, del arte, de todo aquello que impulsa el alma humana , que la eleva y la hace mejor, es compartirlo, alejarse de la solemnidad y utilizar el humor, la sonrisa, la alegría , la generosidad para comunicar esos conocimientos, esa belleza que no es patrimonio de nadie porque forma parte del patrimonio de todos nosotros, de la humanidad.. Por eso siempre admiraré a Fernando Argenta, aunque su nombre no brillará en los libros de historia como el de Nelson Mandela . Ambos son para mi personas a las que he admirado con el corazón y con la razón y a las que siempre admiraré , Soy consciente que nunca podré alcanzar no sus logros , eso es al final lo menos importante porque la historia todo termina convirtiéndolo en unas notas en un libro, sino su humanidad, por el ejemplo de dignidad, valor, fe y honestidad de sus vidas.
En una ocasión Mandela dijo "Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades" Quiero pensar que si desde algún lugar está observando imágenes como está se sentirá orgulloso de su pueblo, del espíritu de reconciliación que , entre muchas dificultades, sigue creciendo. Es responsabilidad de las generaciones presentes y futuras que el legado de Mandela como el de otros hombres conocidos o anónimos que han dedicado su vida a la paz , a la tolerancia y a difundir un mensaje de amor y esperanza no se pierda Se lo debemos por todo lo que nos ha dado, nos lo debemos a nosotros mismos (Imagen procedente de http://www.elpais.cr) |
De forma diferentes, uno a través de la política y la lucha por los derechos humanos ,otro por la divulgación de la música, uno cambiando el destino de una nación e influyendo sobre todo el planeta, el otro de forma más modesta inculcando el amor a la música y a la vida a través de un programa radiofónico, se han convertido para mi y en una referencia vital , en una luz a la que seguir cuando las sombras de la vida cotidiana te pueden hacer perder tu rumbo , cuando las propias miserias y defectos amenazan con hacerte bajar los brazos y rendirte abandonando la lucha que nunca debemos dejar, la de ser las mejores personas que podamos, de ofrecer la mejor versión de nosotros mismos . Una de las frases más hermosas de Nelson Mandela es esta en la que con su eterna sonrisa nos dice "Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra" . Ellos supieron hallar el significado de su vida, cambiando la vida de muchas personas, de millones de ellas, que en estos días les escribimos palabras de admiración y agradecimiento . Y como dijera Mandela al abandonar el poder ,ahora nos toca a nosotros. No podemos quedarnos en la admiración, ni en las palabras de agradecimiento, por muy sinceras y procedentes del corazón que sean, porque entonces de nada nos serviría su ejemplo de grandiosidad humana.. Todos tenemos a alguien a quién admirar, en mi caso los admiro a ellos pero también hay personas próximas, puede ser alguien de tu familia, un amigo, un profesor de la escuela, personas conocidas o anónimas pero que para nosotros representan un faro, una guía, un camino a seguir.y nos elevan , nos empujan a ser mejores. Conservemos siempre a estas personas especiales en nuestros corazones, no las olvidemos y no cejemos nunca de admirarlos , de darles las gracias y , sobre todo, no dejemos nunca de luchar no para ser como ellos, cada uno es irrepetible, sino para ser la mejor versión de nosotros mismos que seamos capaces de ofrecer al mundo. Tal vez no lo consigamos, tal vez no tengamos la grandeza de estas personas, pero seguro que si creemos en ello , si lo intentamos y no abandonamos el empeño seremos mejores y , tal vez ,logremos cambiar no a millones de personas, pero si la vida de una persona y eso es suficiente para dar sentido a nuestra vida pues, como dice el Talmud "Quién salva una vida .salva al mundo entero" Gracias Nelson, gracias Fernando, gracias por darnos esperanza.
Gracias por haber existido (Imagen procedente de http://www.rtve.es) |
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