En este viaje por el mundo de las cartas que nos había llevado a sus orígenes en la cuna de la cultura, Mesopotamia, y a la tierra de los faraones, Egipto, para seguir luego nuestro recorrido por Grecia y la primera aparición de la carta como elemento dramático dentro de una de las primeras grandes obras de la literatura universal, "La Ilíada" del rapsoda Homero, hacia el siglo XVIII a. C nos condujo finalmente a la Roma imperial y a los restos de un fuerte fronterizo, llamado Vindolanda, donde conocimos algunas muestras de cartas de carácter más personal que nos descubren a personas que vivieron hace dos milenios pero en las que nos podemos reconocer a pesar de la brecha de tiempo que nos separa, épocas distintas pero una misma humanidad. Y aquí retomamos el hilo del relato porque seguimos en Roma y nos vamos a comienzos del siglo II, cuando el Imperio vive su época de máxima expansión territorial bajo el gobierno del emperador Marco Ulpio Trajano (53-117). En esa época vive el científico , escritor y abogado Plinio el Joven (61-hacia 112), sobrino de uno de los grandes nombres de la cultura romana del siglo I, su tío Plinio el Viejo (23-79), que había fallecido durante la famosa erupción del volcán Vesubio en el año 79, cuando quedaron sepultadas las ciudades de Pompeya y Herculano. Plinio el Joven y su madre lograron sobrevivir a duras penas a los efectos de la erupción y es gracias al relato que Plinio el Joven nos dejaría en una de sus cartas como conocemos hoy con gran detalle lo que entonces sucedió, y eso que en la carta dirigida al historiador Cornelio Tácito(hacia 55-120) ,en la que incluía su magnífica descripción de la erupción a petición del historiador que quería más detalles sobre lo que sucedió aquel día, añadía al final "Por supuesto, estos detalles no tienen importancia para la Historia, y probablemente los leas sin intención de añadirlos a tu relato; si te parecen poco dignos de ser incluidos en ésta epístola, culpa tuya es por pedirlos" Lejos estaba de pensar que mil novecientos años después nos siguen sobrecogiendo su relato sobre la erupción del Vesubio.
"Vesubio en erupción" del pintor inglés Joseph Wright (1734-1797). En su carta al historiador romano Cornelio Tácito , Plinio nos dejó una vívida descripción de la erupción del Vesubio que se lee como si fuera una novela o la crónica de un reportero de nuestros días. Aquí tenéis un fragmento de ésta carta cuando Plinio el Joven, entonces de 18 años de edad, abandona la villa junto a su madre huyendo de la erupción aquel día de agosto del año 79 (aunque sobre la fecha hay hoy debate entre los historiadores) : "En el lado de la tierra , una amenazante nube negra se rasgaba entre estremecedoras llamaradas y dejaba entrever grandes lenguas de fuego, como relámpagos de enorme tamaño. Poco después , la nube cayó sobre la tierra y cubrió el mar. Ya había ocultado la isla de Capri y el promontorio de Miseno. Entonces mi madre me imploró, me suplicó y finalmente me ordenó que escapara como pudiese alegando que un joven como yo podría hacerlo, mientras que ella , vieja y lenta, podría morir en paz sabiendo que no sería ella misma la causa de mi muerte también. Me negué a salvarme sin ella y tomándola de la mano la obligué a avivar el paso. Ya caían las cenizas, aunque no demasiado espesas aún. Miré alrededor: una densa nube negra se cernía sobre nosotros, extendiéndose sobre la tierra como una riada. Yo propuse dejar el camino mientras aún se viera algo o "el gentío que nos sigue nos embestirá y pisoteará" Apenas nos habíamos sentado a descansar cuando cayó la oscuridad, pero no se trataba de una noche encapotada o sin luna, era como si se hubiese apagado una lámpara en una habitación cerrada. Se oían los chillidos de las mujeres, el llanto de los bebés y los alaridos de los hombres. Muchos rogaron ayuda a los dioses , pero eran mayoría los convencidos de que los dioses ya no estaban y de que el universo se había hundido en la oscuridad eterna para siempre. Puedo jactarme de que en tal vicisitud no dejé escapar ni un lamento o grito de terror, pues tristemente me consolaba en mi hado mortal por el convencimiento de que el mundo al completo moriría conmigo , y yo con él" La carta es mucho más larga , pero a pesar de la certeza que en aquel momento tenía de su muerte, tanto Plinio el Joven como su madre salieron con vida, no así su tío, el célebre científico y escritor Plinio el Viejo, que murió después de salvar a mucha gente con sus barcos Imagen procedente de https://en.wikipedia.org) |
Plinio el Joven fue un gran escritor de cartas que nos ha dejado un valioso testimonio del funcionamiento del aparato administrativo romano, pero de las que ha seleccionado el escritor británico Simon Garfield (1960) en su obra "Postdata" sobre la historia de la correspondencia me quedo con las que él mismo califica como "el primer amor de papel", uno de los primeros ejemplos, tal vez el primero de la historia, de correspondencia amorosa entre Plinio el Joven y su tercera esposa, Calpurnia. Corre el año 102 aproximadamente cuando Plinio el Joven, ausente de su hogar, escribe a Calpurnia que se había encontrado indispuestas, y lo hace con una ternura propia del Romanticismo del siglo XIX. "Dices que acusas grandemente mi ausencia y que lo único que te reconforta cuando no estoy es hojear mis escritos, que a menudo colocas junto a ti, en el lugar que suelo ocupar yo . Me gusta pensar que me extrañas y que encuentras alivio consolándote así. Yo también leo siempre tus cartas , y las releo una y otra vez como si fueran nuevas , aunque así solo consigo avivar el ascua de mi añoranza. Siéndome tus cartas tan queridas, imagínate cómo disfruto de tu compañía . Aunque me producirás con ello tanto placer como dolor, te pido que me escribas tanto como puedas. Escríbeme todos los días e incluso dos veces al día, me encontraré mejor mientras leo tus cartas , aunque cuando lo haya hecho mis miedos volverán al punto" ¿No os parecen palabras conmovedoras? La distancia entonces era una auténtica barrera que nos impedía escuchar la voz y contemplar el rostro del ser amado. Las palabras escritas en las cartas eran el único vínculo que mantenían la unión entre dos personas separadas, el consuelo de la ausencia, el remedio de la soledad. Eso convertía a la carta en mucho más que un objeto, era algo vivo que traía en su interior el espíritu, la esencia de otra persona. Hoy, en nuestro mundo intercomunicado por mil medios diferentes, ya resulta difícil comprender lo que entonces significa la ausencia.
Plinio el Joven en una escultura que se encuentra en la iglesia de Santa María la Mayor de Como en Italia obra de los escultores italianos Tommaso Rodari (1460-1525) y Giacomo Rodari (1463-1527).Señala Simon Garfield que las cartas de Plinio el Joven a su tercera esposa , Calpurnia, son las únicas cartas de amor que han llegado a nosotros de la época del Impero Romano, ya que al igual que sucedía en Mesopotamia ,en Egipto o en Grecia las cartas que se han conservado son diplomáticas, administrativas, comerciales o referentes a temas legales,salvo una excepción que veremos un poco más abajo. Volviendo sobre Plinio el Joven y su esposa Calpurnia aquí tenéis otro fragmento de la correspondencia amorosa que existió entre ambos escritas hace casi dos mil años, en la que Plinio expresa lo mucho que echa de menos a su esposa durante sus ausencias "La causa principal - escribe Plinio- es mi amor por ti. No nos hemos acostumbrado a estar separados. Me ocurre que me quedo despierto casi toda la noche, pensando en ti. Por el día , cuando llega la hora en que solía visitarte , mis pies me llevan, tal y como te lo cuento, hasta tu cámara, pero , como no te encuentro en ella, regreso con el corazón roto, como un amante rechazado" Sus palabras suenan tan actuales como si hubieran sido escritas por un amante de hoy (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org) |
Pero ahora tenemos que dejar a Plinio el Joven y a su amada Calpurnia para seguir avanzando. En algún momento del siglo IV y escrito por un tal Demetrio, sin que sepamos más sobre su autor, apareció lo que podría ser considerado el primer manual para redactar cartas. Y se basa en las cartas redactadas por el filósofo Aristóteles (384-322 a. C), de las que no ha llegado ninguna hasta nosotros, y como explica Garfield, éste Demetrio rechaza el consejo que daba el editor de las cartas del filósofo griego en cuanto a que "una carta debe escribirse como un diálogo". Por el contrario , Demetrio considera que "La carta debe ser algo más formal que el diálogo , pues este imita la conversación improvisada , mientras que aquella (la carta) es escrita y enviada como si fuera una especie de regalo", afirma que "todo el que escribe una carta lo hace como imagen de su propia alma" y cree que aunque eso sucede en cierta medida en cualquier género literario eso se muestra "en ninguna tan claramente como en el género epistolar", aboga por la brevedad "las demasiado largas, no son en modo alguno cartas juiciosas," y también estima que hay determinados temas que no son apropiados para una carta como "la lógica y la filosofía natural" y concluye subrayando que el objetivo fundamental de una carta debería ser "expresar amistad brevemente y plantear cuestiones sencillas en términos sencillos. El que profiere máximas y exhortaciones sentenciosas parece que en lugar de contar cosas está predicando desde el púlpito" Una consideración que también se podría hacer para la comunicación oral, donde pontificar suele ser la mejor forma de que quien escucha pierda el interés en lo que estás diciendo.
El Imperio Romano, como todos los imperios que han existido, vivió su época de esplendor para iniciar una lenta decadencia que condujo primero a su separación en dos imperios en 395 tras la muerte del último emperador de un imperio unido, Teodosio I el Grande (347-395) y en 476 se producía la desaparición definitiva de una de sus dos partes, el Imperio Romano de Occidente. Europa se sumía en las brumas de lo que luego se llamarían los años oscuros de la Edad Media, donde las antiguas y cultas provincias romanas pasan a ser dominadas por los pueblos que los romanos llamaban bárbaros. Visigodos, francos, ostrogodos, vándalos, alanos, suevos , lombardos se extienden por Europa mientras la antigua cultura clásica se repliega a la mitad superviviente de Roma, el Imperio Bizantino y su capital, Constantinopla. No son buenos tiempos para las cartas, sobre todo para las cartas de amor "Las cartas de amor - escribe Garfield -no son muy abundantes ni en los primeros tiempos del mundo cristiano, ni tampoco durante la Edad Media Europea, lo que podría achacarse al hundimiento del alfabetismo y al auge de una Iglesia preocupada por el adoctrinamiento y la dominación" Pero en la oscuridad de estos siglos , en lo que a cartas de amor se refiere, sobresale una historia de amor de la que tenemos noticias sobre todo por las cartas que se cruzaron entre los amantes. Se trata de la célebre historia de amor entre el filósofo, poeta y teólogo Pedro Abelardo (1079-1142) y Eloísa (1101 - hacia 1164). Ya escribí sobre este episodio de la historia en el Mentidero y os dejo aquí el enlace
Durante el gobierno del primer emperador de Roma, César Augusto (63 a. C - 14 d. C) se organizó el que puede ser considero como primer servicio postal establecido por un estado no sólo para los reyes y la nobleza, sino para todos los ciudadanos. Éste servicio recibía el nombre de cursus publicus y era prestado por medio de carruajes como el que tenéis en la imagen sobre estas líneas. Había de dos tipos, un carruaje más lento de dos ruedas llamado birolae que era tirado por bueyes que sería para los mensajes ordinarios y otro más veloz , los redae (como el de la imagen), tirados por caballos. Aunque estos servicios en principio estaban reservados para el uso de la correspondencia gubernamental también se extendió el servicio para los ciudadanos. Como ya veíamos en la primera parte los lugares destinados al descanso y el cambio de caballos de mensajeros y de éstos carruajes eran las postas, nombre que procede del latín "Pausata" que significa "lugar de descanso" de donde procede tanto el término posada como postal , éste último aplicado al servicio de correos. Para el buen funcionamiento dé ste servicio jugaba un papel fundamental la red de calzadas romanas que recorrían todo el Imperio (Imagen procedente de macedonian.dreamwidth.org) |
El Imperio Romano, como todos los imperios que han existido, vivió su época de esplendor para iniciar una lenta decadencia que condujo primero a su separación en dos imperios en 395 tras la muerte del último emperador de un imperio unido, Teodosio I el Grande (347-395) y en 476 se producía la desaparición definitiva de una de sus dos partes, el Imperio Romano de Occidente. Europa se sumía en las brumas de lo que luego se llamarían los años oscuros de la Edad Media, donde las antiguas y cultas provincias romanas pasan a ser dominadas por los pueblos que los romanos llamaban bárbaros. Visigodos, francos, ostrogodos, vándalos, alanos, suevos , lombardos se extienden por Europa mientras la antigua cultura clásica se repliega a la mitad superviviente de Roma, el Imperio Bizantino y su capital, Constantinopla. No son buenos tiempos para las cartas, sobre todo para las cartas de amor "Las cartas de amor - escribe Garfield -no son muy abundantes ni en los primeros tiempos del mundo cristiano, ni tampoco durante la Edad Media Europea, lo que podría achacarse al hundimiento del alfabetismo y al auge de una Iglesia preocupada por el adoctrinamiento y la dominación" Pero en la oscuridad de estos siglos , en lo que a cartas de amor se refiere, sobresale una historia de amor de la que tenemos noticias sobre todo por las cartas que se cruzaron entre los amantes. Se trata de la célebre historia de amor entre el filósofo, poeta y teólogo Pedro Abelardo (1079-1142) y Eloísa (1101 - hacia 1164). Ya escribí sobre este episodio de la historia en el Mentidero y os dejo aquí el enlace
http://chrismielost.blogspot.com.es/2011/10/pedro-abelardo-y-eloisa-una-triste.html
Estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio (121-180) que hoy se conserva en los Museos Capitolinos de Roma. Garfiled cuenta como en 1815 el cardenal Angelo Mai(1782-1854) halló la correspondencia que un joven Marco Aurelio, apodado el Sabio o el Filósofo por su amor por el conocimiento y la filosofía, mantuvo con el senador, orador y profesor Marco Cornelio Frontón (hacia 95-167), maestro y amigo personal de Marco Aurelio. Al referirme antes a las cartas entre Plinio el Joven y su esposa Calpurnia como las únicas epístolas de amor que se conservan de la época del Imperio Romano, mencioné que podría haber una excepción y sería esta, aunque sigue siendo objeto de polémica. El lenguaje que empelaba Marco Aurelio con su maestro y amigo es tan efusivo que hace pensar que entre ambos hombres podría existir algo más que un sentimiento de amistad, aunque como señala Garfield podría ser una forma de ejercicio de retórica erótica. En cualquier caso sus cartas son otra excepción a las cartas habituales que han llegado hasta nuestros días del Imperio Romano. Garfield incluye esta epístola donde el emperador Marco Aurelio expresa su dolor y angustia por una dolencia de maestro y amigo Frontón "¿Cómo puedo estudiar cuando tú estás dolorido, sobre todo cuando estás dolorido por mí? Debería golpearme a mi mismo y someterme a todo tipo de experiencias desagradables. Después de todo, ¿quién tiene la culpa de que te duela la rodilla , que , según dices , te molesta más desde anoche?¿Qué se supone que debo hacer, si no puedo verte y vivo atormentado por ello?" (Imagen procedente de www.caballomania.com) |
Recordemos de todas formas un poco de su historia que nos es conocida gracias a una obra autobiográfica de Pedro Abelardo titulada"Historia de mis calamidades", donde relata las vicisitudes de su vida como si se las estuviera contando a un amigo, pues el mismo define su obra como una "carta de consolación a un amigo ausente sobre la experiencia de mis propias calamidades".Había nacido en 1079 en la Bretaña francesa, hijo de un hombre acomodado llamado Berenguer que le daría una buena educación. Pudo escoger la carrera militar, peroprefería dedicarse al estudio y a viajar , lo que hizo, y ya en 1099 viaja a París para estudiar en su escuela episcopal , la más famosa de la época . Sus estudios se prolongarían durante casi una década, hasta 1108, cuando obtiene el título de Magíster .En el año 1114 lo encontramos en París donde se convierte en el profesor más famoso de la escuela catedralicia de Notre Dame. Pedro Abelardo tiene entones 35 años, se encuentra en el punto culminante de su carrera, es famoso, reconocido y admirado tanto por su talento e inteligencia como también por su atractivo físico. Entra entonces en su vida una joven llamada Eloísa, sobrina de un canónigo de París llamado Fulberto y que, consciente de la viva inteligencia de la joven , había encargado a Pedro Abelardo que la enseñara filosofía o tal vez no fuera así, tal vez Pedro Abelardo se enamoró de la todavía adolescente Eloísa, que no debía tener más de 13 años, e insistió a Fulberto para que le permitiese dar clases a la joven. y el amor entre los dos nace con una fuerza incontenible y, como no podía ser de otra forma, el estudio pasa a un segundo plano. Durante años logran mantener el secreto, pero al final estalla el escándalo y se desvela su relación secreta cuando en 1119 Eloísa queda embarazada y tiene un hijo de Pedro Abelardo, al que ponen de nombre Astrolabio. Pedro Abelardo, para limpiar el honor manchado de la joven, toma la decisión de casarse, aunque ella se niega en un principio porque, llevada de una sumisión total a su amado, no quiere que él sacrifique su carrera intelectual para cuidar de una familia.Pedro Abelardo la rapta de su hogar y la lleva a casa de su hermana en la Bretaña francesa para huir del acoso en París, y al final consigue vencer la resistencia de la joven y contraen matrimonio en secreto.
"Abelardo y su alumna Eloísa" realizado en 1882 por el pintor británico Edmund Blair Leighton (1853-1922) que retrata a los amantes según la visión idealizada del Romanticismo. La historia de amor de Pedro Abelardo y Eloísa es la más celebre de la Edad Media, en gran parte como su relato nos ha llegado a través de sus cartas, donde encontramos a una Eloísa que arde de amor y a un Pedro Abelardo más frío en sus respuestas, hasta el punto que Eloísa se lo reprocha con dureza en una de sus cartas "¿Por qué , después de mi entrada en religión, que tu decidiste por mí, he caído en tanto desprecio y olvido por tu parte, que ni siquiera te dignas dirigirme una palabra de aliento cuando estás presente, ni una carta de consuelo en tu ausencia? Te unió a mí la concupiscencia más que la amistad, el fuego de la pasión más que el amor. Cuando terminó lo que deseabas , se esfumaron también todas sus manifestaciones .Ojalá pudiera fingir ocasiones que me permitieran excusarte , al tiempo que, de algún modo , encubrieran tu vileza" (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org ) |
Pero el tío de Eloísa, el canónigo Fulberto, entra en cólera y no está dispuesto a perdonar la ofensa y el engaño del que ha sido víctima por Pedro Abelardo. Primero descubre a todo París el matrimonio secreto de Pedro Abelardo y su sobrina, a lo que este, arrepentido , responde enviando a Eloísa al convento de Argentuil y al hijo de ambos, Astrolabio, con la hermana de Eloísa . Unos hombres enviados por Fulberto entran una noche en casa de Pedro Abelardo y el mismo nos cuenta lo que le hicieron" me amputaron, con gran horror del mundo, aquellas partes de mi cuerpo.Con las que había cometido el mal que lamentaba. Se dieron después a la fuga ." Pedro Abelardo había sido castrado, y quizás para huir de la vergüenza decide ingresar en un convento, donde ya estaba Eloísa, mientras que Fulberto, el canónigo, fue hallado culpable de instigar esta acción y por ello fue exiliado de París y le incautaron todos sus bienes. Durante el resto de sus vidas, hasta la muerte de Pedro Abelardo en 1142, ambos mantendrán una constante comunicación epistolar, uno de los pocos ejemplos de cartas amorosas que nos han llegado de la Edad Media, cartas que, en el caso de Eloísa, muestran la devoción que sintió siempre por Pedro Abelardo aunque este fuera el que la había enviado al convento de por vida, un amor no solo espiritual sino también muy carnal como nos desvela esta apasionada carta escrita por Eloísa "Hasta durante la celebración de la misa , cuando nuestras oraciones deben ser especialmente puras, se adueñan de mi alma infeliz libidinosas visiones de los placeres que compartimos y mis pensamientos se detienen en la lascivia en lugar de en la oración. Todo lo que hicimos, y los lugares y momentos en que lo hicimos han quedado grabados en mi corazón junto con tu imagen , de modo que revivo todo ello junto a ti. Ni siquiera cuando duermo hallo descanso. A veces me traiciona el cuerpo , que moviéndose expresa mis pensamientos, los cuales en otras ocasiones brotan en una palabra dicha sin pensar"
Tumba de Eloisa y Pedro Abelardo en el cementerio de Père Lachaise, donde fueron trasladados en 1817 y donde aún hoy podemos visitarlos. Fue tal el amor que Eloísa sintió por Pedro Abelardo que llegó a ponerlo por delante del amor a Dios, algo inaudito en la Edad Media , donde esas palabras podían ser consideradas una forma de herejía "Dios sabe - escribía en una de sus cartas Eloísa - que en todas las ocasiones de mi vida temí ofenderte a tí más que a Él y que quise agradarte a tí más que a Él. Fue tu amor, no el de Dios, el que me mandó tomar el hábito religioso. Fijate, entonces, en la vida miserable que llevo, teniendo que aguantar en esta vida tantas cosas y sin esperar premio alguno en la otra" Mucho más frías eran las palabra de Pedro Abelardo , que con un tono casi glacial escribe a Eloísa que no pensaba que necesitara de sus palabras de consuelo porque : "No creí que necesitara de tales palabras quien tan pródigamente ha sido dotada de lo necesario por la divina gracia. Por eso, el hecho de atender ahora a tus hijas (se refiere a las monjas del convento donde Eloísa era la madre superiora) , fue suficiente para hacerme creer que toda enseñanza o exhortación por mi parte era totalmente superflua . Si, por otra parte, en tu humildad no piensas así y crees que necesitas de mi instrucción y magisterio en materias relativas a Dios, puedes escribirme lo que quieras" Difícil que estas palabras calmaran a una mujer que escribía en otra carta "El nombre de esposa parece ser más santo y más vinculante , pero para mi la palabra más dulce era la de amiga y, si no te molesta, la de concubina o meretriz"(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org ) |
Después de leer estas líneas no es de extrañar que la correspondencia entre Pedro Abelardo y Eloísa haya eclipsado a casi cualquier otra comunicación epistolar de estos siglos , donde la mayor parte de la correspondencia son de contenido religioso ya que el clero representaba a la minoría ilustrada que sabía leer y escribir, mientras que la mayor parte de la población de la Europa de aquel tiempo era analfabeta por lo que dificilmente iba a escribir cartas . Garfield cita a autores como el arzobispo de Constantinopla, Gregorio Nacianceno (329-389) o san Basilio de Cesárea (330-379) entre otros religiosos autores de numerosas cartas de contenido teológico que tienen algo en común en opinión de Simon Garfield "Es preferible la muerte a la tortura indescriptible de leer sus cartas". Poco más de medio siglo después de la muerte de Eloísa , aparecía en el año 1215 el "Boncompagnus" del gramático y escritor italiano Boncompagno da Signa (hacia 1170-1250), un nuevo manual de redacción de cartas que seguía el modelo de aquel que vimos de Demetrio del siglo IV. Boncompagno daba una gran importancia a las cartas pues creía "que la carta bien escrita - explica Simon Garfield - contribuiría a la enmienda de los males que aquejaban a la sociedad, siendo sus objetivos más importantes la injusticia y la envidia" Entre el siglo XI y XIII se suceden los manuales para la redacción de cartas donde se detalla las formas correctas de saludar o de ganarse la buena voluntad del destinatario. Pero habrá que esperar al siglo XIV y a la aparición de un gigante de las letras como el poeta y humanista italiano Francesco Petrarca (1304-1374) , uno de los precursores de la transición de la Edad Media hacia esa nueva era de la cultura en Europa que fue el Renacimiento, cuando la carta comienza a recuperar el lugar que había perdido . El escritor natural de Arezzo nos dejaría dos grandes colecciones de cartas agrupadas en dos libros "Epistolae familiares" que contiene las cartas que escribió durante sus muchos viajes, y "Epistolae seniles" escritas en sus años de vejez y que Garfield define como "las primeras cartas modernas escritas por el primer intelectual moderno, en el amanecer de la civilización europea moderna" En una de esas cartas Petrarca nos ofrece consejos sobre como debemos escribirlas " Lo primero que hay que decidir es a quién destinar la carta , luego juzgaremos que decir y cómo decirlo. Nos dirigimos al hombre fuerte de uno modo y al débil de otro. Igualmente ocurre con el joven inexperto y el anciano que ya ha cumplido con los deberes de la vida , con el henchido de prosperidad y el golpeado por las vicisitudes, el erudito distinguido en las letras y el hombre incapaz de entender nada más allá del lugar común. Cada uno de ellos debe ser tratado según su carácter y posición". En los siglos siguientes serán muy frecuentes las obras que aconsejen y ofrezcan modelos de cartas para ayudar a su redacción.
"Dama leyendo las cartas de Eloísa y Abelardo" obra realizada hacia 1780 por el pintor francés Auguste Bernard d´Agesci(1753-1796) que muestra la emoción que en el siglo XVIII seguían causando las cartas de los dos amantes medievales a modo de un serial melodramático de nuestros días. Pero su primer gran admirador fue el poeta italiano del siglo XIV, Francesco Petrarca (1304-1374) que se convertiría en el hombre que recuperó el arte de escribir cartas y las devuelve su valor como género literario (Imagen procedente de http://milenio13.tumblr.com/) |
Petrarca escribía cartas continuamente, pero no todas ellas llegaban a su destino. No había más sistema de correos que los mensajeros y estos estaban sujetos a muchas vicisitudes en su camino como ser detenidos por algún grupo de soldados por cualquier razón o ser asaltados por los muchos bandidos que se hallaban emboscados a lo largo del camino. Así le sucedió con varias cartas que envió a su amigo, el poeta y escritor italiano Giovanni Boccacio (1313-1375) , otro de los padres de la lengua italiana junto al propio Petrarca y Dante Alighieri (1265-1321), y resignado a la pérdida de sus cartas escribe de nuevo a Boccaccio mostrando la impotencia ante algo que no tiene solución "Ahora sé que ninguna de las dos extensas cartas que escribí ha llegado. Pero ¿qué podemos hacer? Seguir enviándolas. Podemos indignarnos, cada vez más, pero no podemos vengarnos. Ha aparecido en el norte de Italia un deleznable grupo de personajes que supuestamente guardan los caminos (se refiere a tropas del estado) pero son en realidad el azote de los mensajeros. No se limitan a ojear las cartas que abren, sino que las leen con la mayor curiosidad" y concluye indignado "No hay nada que hacer contra estos ladrones de cartas , pues todo es un desbarajuste y la libertad del estado ha sido destruida por completo" Como veis esa sensación de que nuestra época es peor que las pasadas suele ser uno de los pensamientos más comunes entre las diferentes generaciones por muchos años que las separen. En todo caso, la mejora de la educación y de una mayor tasa de alfabetismo favorecería la difusión del correo y , con él, el intercambio de ideas que favorecería e despertar de la cultura que se produciría en el siglo XV
La carta que tenéis sobre estas líneas pertenece a una gran colección de cartas conocidas como las "Paston Letters" o "Cartas de Paston" que recoge la correspondencia que mantuvieron diferentes miembros y generaciones de la familia Paston del condado inglés de Norfolk y que abarcan un período de tiempo que se extiende desde 1422 hasta 1509, una época de gran incertidumbre en la que tuvo lugar la guerra civil inglesa conocida como Guerra de las Dos Rosas, en las que las familias Lancaster y York se disputaban el trono de Inglaterra, conflicto que se desarrolló entre 1455 y 1488. Pero esta en particular, la que podéis ver aquí, se distingue de las demás porque es la carta que Margaret Brewes escribió a uno de los miembros de la familia Paston, su prometido John Paston III (1444-1504), considerada una de las primeras felicitaciones de San Valentín de la historia . Fue escrita en febrero de 1477 . No puedo traducirla porque mi precario inglés no me permite traducir con propiedad un texto del siglo XV , pero en su encabezamiento podemos leer " A mi bien amado San Valentin, John Paston, mi señor, le sea entregado este mensaje" y más adelante se expresa con las más tiernas palabras, propias de una enamorada que escribe a su amado "Si deseas escuchar sobre mi bienestar, no gozo de buena salud ni de cuerpo ni de corazón, hasta que tenga noticias de ti" Seguía sin existir un servicio postal oficial y si siempre la llegada de correo era una aventura , en tiempos de guerra como los que se vivieron en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XV todavía lo era más y con ello aumentaba la incertidumbre . Todo dependía de esos mensajes que se confiaban a un familiar, a un amigo o a un mensajero para que lo entregase a su destinatario (Imagen procedente de readingmedievalbooks.wordpress.com) |
Será en este siglo cuando el orfebre alemán Johannes Gutenberg (hacia 1398-1468) invente la imprenta de tipos móviles hacia el año 1440 lo que iba a causar una auténtica revolución en la difusión del conocimiento, fue la Internet de su tiempo,haciendo que la cultura , que hasta entonces estaba sólo al alcance de unos pocos privilegiados, fuera accesible a un número cada vez mayor de personas, en cierto sentido era una forma de democratización de la cultura. Eso también influirá en las cartas. Ya en el siglo XVI por primera vez se escriben cartas con la intención de ser recopiladas e impresas en libros , como sucedía con las cartas de uno de los grandes nombres del humanismo renacentista, Erasmo de Rotterdam (1466-1536). Las cartas se convierten por sís mismas en un género literario de gran éxito, al mismo tiempo que se multiplican los manuales de redacción de cartas que mostraban modelos de cartas casi para cualquier situación. Sin embargo, había escritores que rechazaban estos manuales que restaban a la escritura de las cartas cualquier atisbo de espontaneidad, entre ellos el fundador de un nuevo género literario, el ensayo. Se trata del político y escritor francés Michel de Montaigne (1533-1592) autor de "Ensayos". Como nos cuenta Garfield Montaigne consideraba que "cuanto menos reflexionaba sobre lo que iba a escribir , mejor le salía la carta" y el propio Montaigne escribe "He acostumbrado a las grandes personas que me conocen a soportar mis tachones y rayaduras y a leer mis cartas en papel sin márgenes ni pliegues. Las que más me cuesta escribir son las peores ; si se me hacen una carga es signo de que he dejado de ponerles cuidado. Escribo de buen grado sin premeditación: la primera frase siempre da pie a la segunda"
Retrato del humanista Erasmo de Rotterdam , uno de los hombres más influyentes del pensamiento del siglo XVI, realizado por el pintor flamenco Quentin Massys (hacia 1466-1530). Fue también uno de los más prolíficos autores de cartas de su tiempo, que iban dirigidas tanto alas grandes personalidades del siglo XVI , en particular con el reformista religioso Martin Lutero (1483-1546), como otras íntimas dirigidas a su familia y amigos . Fue también autor de un manual donde aconsejaba como escribir cartas y así advertía que una carta "Debe ajustarse todo lo posible a su argumento, lugar , fecha y destinatario; cuando trata sobre asuntos graves ha de ser sería , cuando trata sobre asuntos comunes, transparente, y cuando trata sobre asuntos banales , elegante e ingeniosa; es ardiente e inspirada en la exhortación, reconfortante y amistosa en el consuelo" Para Erasmo, si escribías bien una carta es que entonces estabas en el mundo, eras un hombre de tu tiempo (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org) |
Pero en lo que se refiere a la entrega del correo poco había cambiado desde los lejanos tiempos de las postas que entregaban las cartas a los legionarios del fuerte romano . Será el rey de Inglaterra Enrique VIII (1491-1547) quien crea en el año 1516 el Royal Mail o Correo Real cuya misión era garantizar el transporte seguro de la correspondencia, en particular aquella que iba destinada a la corte, pero el procedimiento utilizado continuaba siendo el de las postas , como lo cuenta Brian Tuke (fecha desconocida-1545) , primer jefe de correos de Inglaterra, el que también era Tesorero Real y secretario del cardenal y favorito del monarca Thomas Wosley (1471-1530). En una carta escrita en 1533 Tuke describe la misión que le había encomendado el monarca "El deseo del Rey es que las casas de postas estén bien equipadas y que a la mayor brevedad se creen más en todos los lugares del reino, y que se ordene a todas las villas del reino que hagan los esfuerzos necesarios para que estén preparadas y no falten los caballos en ellas nunca, a fin de que no se pierda ningún tiempo a ese respecto" Pero Enrique VIII también tenía un gran interés en éste servicio para controlar el contenido de las cartas en un tiempo muy inestable. El control de las comunicaciones siempre ha sido una de las obsesiones del poder , Por ello, los empleados de Tuke, según nos cuenta Garfield " tenían la autorización real para abrir, leer y modificar el destinatario de cualquier carta o paquete que entrase o saliese de la corte" Situaciones similares se vivían en el resto de cortes europeas donde el correo seguía dependiendo de estos servicios de postas sin introducir grandes innovaciones en él.
A lo largo del siglo XV y del siglo XVI aparecería en los territorios dominados por la familia Habsburgo, desde el Sacro Imperio Románico Germánico a España y los territorios controlados por ella en Europa , un sistema de correos que será monopolio de una familia. Tenemos que viajar hasta Italia de donde era originaria la familia de los Della Torre y Tasso procedentes de la localidad de Camerata Cornello en la Lombardía italiana. Tiempo después esta familia de la nobleza italiana pasaría a estar al servicio de los emperadores del Sacro Imperio germanizando su nombre y pasando a llamarse familia Thurm (Torre) y Taxis. El emperador Federico III de Habsburgo (1415-1493) encargaría a uno de los miembros de ésta familia, Roger de Thurm y Taxis, la organización de un servicio de correos entre los estados italianos y el Tirol, un servicio de postas del que a partir de ese momento ejercería el monopolio los Thurn y Taxis , que luego se extendería por Europa Central y España y que en el caso de Alemania ese monopolio lo mantendría hasta la segunda mitad del siglo XIX. En cuando a España , tras la muerte de la reina de Castilla Isabel la Católica (1451-1504), Felipe el Hermoso(1478-1506) el esposo de Juana i Castilla (1479-1555), hija y sucesora de Isabel , nombraría a otro Taxis, Francisco de Taxis (1459-1517), como Correo Mayor. Francisco no sólo se encargo del sistema de correos en España sino de buena parte de Europa, creando nuevas rutas de postas como las que comunicaban Bruselas con París, con Nápoles o con Roma. En su época de máximo esplendor en el siglo XVIII los Thurn y Taxis llegarían a tener 20.000 empleados. Pero habrá que esperar al siglo XVII cuando en Inglaterra se promulga en el año 1657 la Ley para la Creación del Correo de Inglaterra, Escocia e Irlanda y se funda la Oficina Postal General dedicada a garantizar el transporte del correo tanto a nivel nacional como internacional. En 1680 se establece por primera vez una tarifa postal de un penuqie (lo llamaban Penny post) para el envío del correo que ayudó a mejorar el servicio, que está cada vez más organizado. Recoge Garfield las palabras del escritor Daniel Defoe (1659-1731) que a comienzos del siglo XVIIi manifestaba su contento con el buen funcionamiento del correo "Las cartas se envían a los rincones más apartados de la ciudad con tanta celeridad como as podría llevar un mensajero , y eso cuatro, cinco , seis u ocho veces al día. No hay nada parecido en París, Amsterdam, Hamburgo , ni en ninguna otra ciudad" Pero seguía sin cambiar la esencia del correo, basado en el sistema de postas. Habría que esperar al siglo XIX para la gran revolución, pero eso lo veremos en la tercera y última parte de esta historia sobre las cartas, los sellos y los buzones.
Enlace con la primera parte de "De cartas, sellos y buzones: la vida en papel y palabras"
http://chrismielost.blogspot.com.es/2015/12/de-cartas-sellos-y-buzones-la-vida-en.html
Enlace con la tercera parte de "De cartas, sellos y buzones: la vida en papel y palabras"
http://chrismielost.blogspot.com.es/2015/12/de-cartas-sellos-y-buzones-la-vida-en_23.html
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Retrato realizado por el pintor alemán Hans Holbein el Joven (hacia 1497-1543) del rey de Inglaterra Enrique VIII (1491-1547) autor de algunas de las mejores cartas de amor del siglo XVI dirigidas a la que se convertiría en su segunda esposa, Ana Bolena (hacia 1501-1536). Simon Garfield describe en "Postdata" como seguía funcionando el correo en el siglo XVI, apenas sin diferencias con el servicio de correos en la época de los legionarios romanos de Vindolanda que conocimos en la primera parte. Así describe Garfield el viaje de una carta en el siglo XVI "La carta era transportada a caballo por una serie de jinetes que se relevaban. Si la carta llevaba escritas las palabras "For the Mats Affayres "Para asuntos de su majestad) que hacía gratuito su transporte, en una versión temprana de lo que sería el correo real. Los jinetes que cargaban con las cartas se disponían en lugares determinados , ya fuera una fonda o el poste indicador de un cruce de caminos, sistema similar al que funcionaba durante el Imperio Romano. Estos hitos o postas solían fijarse en villas o pueblos separados unos quince o veinte kilómetros y pueden considerarse antecesores de los actuales buzones de correos. A lo largo de la ruta fijada se realizaban varias entregas y recogidas de cartas que bien se depositaban en su destino o bien se entregaban en mano al siguiente jinete" Y así la carta iba pasando de mano en mano y si había suerte y la persona a la que iba destinada se encontraba en el lugar donde se había enviado la carta llegaría a su destino, en caso contrario muy posiblemente terminaría dando vueltas hasta acabar perdida y no llegar nunca a manos de su destinatario (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org) |
A lo largo del siglo XV y del siglo XVI aparecería en los territorios dominados por la familia Habsburgo, desde el Sacro Imperio Románico Germánico a España y los territorios controlados por ella en Europa , un sistema de correos que será monopolio de una familia. Tenemos que viajar hasta Italia de donde era originaria la familia de los Della Torre y Tasso procedentes de la localidad de Camerata Cornello en la Lombardía italiana. Tiempo después esta familia de la nobleza italiana pasaría a estar al servicio de los emperadores del Sacro Imperio germanizando su nombre y pasando a llamarse familia Thurm (Torre) y Taxis. El emperador Federico III de Habsburgo (1415-1493) encargaría a uno de los miembros de ésta familia, Roger de Thurm y Taxis, la organización de un servicio de correos entre los estados italianos y el Tirol, un servicio de postas del que a partir de ese momento ejercería el monopolio los Thurn y Taxis , que luego se extendería por Europa Central y España y que en el caso de Alemania ese monopolio lo mantendría hasta la segunda mitad del siglo XIX. En cuando a España , tras la muerte de la reina de Castilla Isabel la Católica (1451-1504), Felipe el Hermoso(1478-1506) el esposo de Juana i Castilla (1479-1555), hija y sucesora de Isabel , nombraría a otro Taxis, Francisco de Taxis (1459-1517), como Correo Mayor. Francisco no sólo se encargo del sistema de correos en España sino de buena parte de Europa, creando nuevas rutas de postas como las que comunicaban Bruselas con París, con Nápoles o con Roma. En su época de máximo esplendor en el siglo XVIII los Thurn y Taxis llegarían a tener 20.000 empleados. Pero habrá que esperar al siglo XVII cuando en Inglaterra se promulga en el año 1657 la Ley para la Creación del Correo de Inglaterra, Escocia e Irlanda y se funda la Oficina Postal General dedicada a garantizar el transporte del correo tanto a nivel nacional como internacional. En 1680 se establece por primera vez una tarifa postal de un penuqie (lo llamaban Penny post) para el envío del correo que ayudó a mejorar el servicio, que está cada vez más organizado. Recoge Garfield las palabras del escritor Daniel Defoe (1659-1731) que a comienzos del siglo XVIIi manifestaba su contento con el buen funcionamiento del correo "Las cartas se envían a los rincones más apartados de la ciudad con tanta celeridad como as podría llevar un mensajero , y eso cuatro, cinco , seis u ocho veces al día. No hay nada parecido en París, Amsterdam, Hamburgo , ni en ninguna otra ciudad" Pero seguía sin cambiar la esencia del correo, basado en el sistema de postas. Habría que esperar al siglo XIX para la gran revolución, pero eso lo veremos en la tercera y última parte de esta historia sobre las cartas, los sellos y los buzones.
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