La primera parte de éste relato fue una introducción al movimiento artístico, intelectual y social que fue el Romanticismo, lo que nos hizo remontarnos a sus orígenes en la segunda mitad del siglo XVIII, un tiempo al que los historiadores dan el nombre de Prerromanticismo, aunque sus características eran muy similares al Romanticismo que tuvo su época de eclosión y máximo apogeo durante la primera mitad del siglo XIX. Conocimos de forma muy breve algunos de sus principales representantes en Alemania, Francia, Inglaterra, Italia o Rusia para desplazarnos luego a España donde comenzó tarde y tuvo una vida corta, destacando dos nombres capitales, el periodista y escritor Mariano José de Larra (1809-1837) y el poeta José de Espronceda (1808-1842). Casi justo un año antes del suicidio de Larra en Madrid el 13 de febrero de 1837, nacía en Sevilla el 17 de febrero de 1836 nuestro protagonista, pero antes de presentároslo tenemos que remontarnos un par de décadas en el tiempo , en concreto al año 1805. En España reina en ese año Carlos IV (1748-1819) aunque quien realmente gobierna es su valido Manuel Godoy (1767-1851) del que se cuenta que podría ser amante de la reina María Luisa de Parma (1751-1819). Es un tiempo turbulento, con España aliada con la Francia del emperador Napoleón I Bonaparte (1769-1821) frente a la coalición formada por Rusia, Austria, Nápoles, Suecia e Inglaterra. El 21 de octubre de ese año las flotas combinadas de España y Francia serían derrotadas por la Royal Navy , la Armada Británica, comandada por el famoso almirante inglés Horatio Nelson (1758-1805) en la batalla de Trafalgar librada frente a las costas de Cádiz. Meses antes , el 22 de enero de aquel año, nacía en Sevilla José Domínguez Insausti(1805-1841) cuyo nombre es probable que no os diga nada pero ahora veremos la importancia que tiene en ésta historia. Durante los primeros años de vida de José Domínguez la que fue potencia aliada, Francia, se convertía en potencia invasora en 1808, cuando tanto Carlos IV como su hijo Fernando VII (1784-1833) dejan el poder en manos de Napoleón que coloca en el trono de España a su hermano José Bonaparte (1768-1844) que gobernará con el nombre de José I.
Retrato de José Domínguez Bécquer, padre de Gustavo Adolfo Bécquer y de Valeriano Bécquer, realizado hacia 1830 por el pintor español Antonio María Esquivel (1806-1854) y que actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla después de que fuera donado en 1925 a esta institución por su nieta e hija de Valeriano Bécquer, Julia Bécquer Coghan. El autor de éste retrato, el pintor Antonio María Esquivel, fue también el padrino de la boda entre el propio José Domínguez Bécquer y su esposa Joaquina Bastida de Vargas el 25 de febrero de 1827 (según las fuentes que se consulten pudo ser el 26) en la Parroquia de San Lorenzo de Sevilla . A lo largo de su trayectoria profesional José Domínguez Bécquer , que estudio en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, se especializó en cuadros costumbristas y de pequeño formato, que recreaban una imagen romántica e impregnada de sabor popular de las tierras andaluzas y en particular de Sevilla , donde vivió toda su vida José Domínguez Bécquer, consiguiendo con ellos una gran aceptación entre los viajeros extranjeros que llegaban a España en busca de ambientes exóticos y diferentes a lo que podían hallar en otros países de Europa y también recibía muchos encargos del extranjero, principalmente de Inglaterra. Su estilo sería imitado en las década siguientes por muchos pintores nacionales (Imagen procedente de elcajondelosmisterios.com ) |
Ese mismo año de 1808 se inicia la rebelión en Madrid con el levantamiento de los madrileños el 2 de mayo , que aunque será sofocado sangrientamente por las tropas francesas significará el comienzo de un conflicto que se prolongará durante los siguientes seis años y al que conocemos como Guerra de Independencia, que concluirá con la expulsión de las tropas francesas y la restauración en el trono de España del rey Fernando VII, hijo de Carlos IV, que regresó a España el 22 de marzo de 1814. Uno de los primeros actos del rey fue traicionar la Constitución que había sido aprobada por las cortes reunidas en Cádiz el 19 de marzo de 1812 y que era la primera constitución promulgada en España , ordenando su derogación el 4 de mayo de 1814. España volvía a ser gobernada por una monarquía absolutista que trataba de ahogar las ideas liberales que habían animado las Cortes de Cádiz de dos años antes. Mientras que en América comenzaban las guerras de independencia que conducirían a la pérdida de la mayor parte del imperio colonial español en las siguientes dos décadas, en España la tensión entre los liberales , muchos de los cuales habían marchado al exilio a Inglaterra, y los partidarios de la política absolutista de Fernando VII no dejaba de crecer hasta que el 1 de enero de 1820 se produce un pronunciamiento militar liderado por el capitán general Rafael del Riego (1784-1823) que proclama la restauración de la Constitución de Cádiz de 1812. Ante el apoyo cada vez mayor que recibía el levantamiento el rey Fernando VII optó por dar marcha atrás y el 8 de marzo de ese año juraba la Constitución y dos días después publicaba un manifiesto en el que el rey acataba oficialmente el texto constitucional. Se abría así un período de gobiernos liberales que sería conocido como el Trienio Liberal porque ese es el tiempo que duró, tres años, hasta que en 1823 el gobierno absolutista francés de Luis XVIII (1755-1824) decidió acabar con los liberales españoles apoyando a Fernando VII, para lo que envió un poderoso ejército que serían conocidos como los Cien Mil Hijos de San Luis llamado así por el número estimado de sus integrantes que podrían ser alrededor de noventa y cinco mil. El 1 de octubre de aquel año, después de una nueva traición de Fernando VII, la lealtad a su palabra no era una de las características de éste monarca, a los liberales a quienes había prometido defender los principios liberales de la Constitución, quedaban abolidas todas las leyes aprobadas durante los tres años anteriores.
Casa natal de Gustavo Adolfo Bécquer situada en el número 28 de la actual calle Conde de Barajas de Sevilla, en aquel momento el número 9 de la calle Ancho de San Lorenzo, donde vivía la familia cuando Gustavo Adolfo nacía el 17 de febrero de 1836 , aunque hay controversia sobre si se trata de la misma casa o no, pero al menos es donde hoy encontramos la placa que podéis ver en la parte superior izquierda de la fachada donde se lee "En esta casa nació Gustavo Adolfo Bécquer el 17 de febrero de 1836" El autor de la placa fue el escultor sevillano Antonio Susillo (1857-1896) , gran admirador de Bécquer y que, por esos juegos del destino, se suicidaría el 22 de diciembre de 1896, justo veintiséis años después de la muerte de Bécquer que tuvo lugar ese mismo día pero de 1870 (Imagen procedente de www.pinterest.com ) |
Terminaba el Trienio Liberal y se restauraba el absolutismo dando inicio a diez años de gobierno de Fernando VII que pasarían a la historia como la Década Ominosa marcada , por la represión de los liberales, comenzando por el propio Rafael del Riego que sería ahorcado y después decapitado en la madrileña Plaza de la Cebada el 7 de noviembre de 1823. Este es el ambiente en el que creció José Domínguez Insausti que dirigió sus pasos por el camino de la pintura estudiando en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla . Decidió cambiar su apellido materno, Insausti, por el segundo apellido paterno, Bécquer, un exótico apellido para un sevillano que se lo debía a los orígenes flamencos de la familia . En el siglo XVI se había establecido en Sevilla el comerciante neerlandés Guillermo Bécquer, natural de la ciudad de Meurs ,hoy en territorio alemán, que se dedicaba con éxito al comercio de la lana desde la capital andaluza gozando de una próspera situación económica. Pero con el tiempo esa prosperidad fue menguando y a comienzos del siglo XIX apenas quedaba algo de aquella antigua riqueza. Probablemente el motivo de éste cambio de apellido no fuera otro que conservar lo que era un elemento de distinción y un orgullo familiar . A partir del cambio firmaría sus pinturas como José Domínguez Bécquer .Mientras el joven José Domínguez Bécquer orienta su carrera como pintor por los caminos de la pintura costumbrista abriendo el paso a los temas folclóricos sevillanos acompañado por escenarios de inspiración orientalista, un exotismo muy del gusto de las corrientes del Romanticismo imperante en Europa, con veintidós años, el 26 de febrero de 1827, contrae matrimonio en Sevilla con Joaquina Bastida de Vargas(hacia 1810 -1847). El matrimonio será prolífico y tendrán ocho hijos. El primero de ellos sería Estanislao Domínguez Bastida, del que no he podido encontrar la fecha de nacimiento, al que seguirá Valeriano Domínguez Bastida (1833-1870), que nace el 15 de diciembre de 1833. Y el tercer hijo del matrimonio nacerá en el domicilio familiar que estaba situado en la calle Ancha de San Lorenzo , rebautizada hoy como calle Conde de Barajas , en pleno barrio sevillano de San Lorenzo, una zona aristocrática de la ciudad hispalense.
Joaquina Bastida de Vargas retratada por su esposo José Domínguez Bécquer hacia el año 1830 en una de las obras, para mi gusto personal, más bellas del padre de los Bécquer. No hay apenas datos sobre ella, pero si sabemos que después de la muerte de su esposo, y al quedar privados de sus ingresos como pintor, la familia quedó en una situación económica muy precaria . Siguiendo lo que parecía una maldición familiar, Joaquina Bastida también moriría joven, con treinta y siete años de edad el 27 de febrero de 1847 al parecer de tuberculosis, dejando huérfanos a sus hijos. En aquel momento Valeriano tenía trece años de edad y Gustavo Adolfo once años recién cumplidos. La familia Bécquer se haría cargo de su cuidado
(Imagen procedente de http://www.lahornacina.com/) |
Dibujo de un Gustavo Adolfo Bécquer todavía un bebé realizado por su padre José Domínguez Bécquer hacia 1836 (Imagen procedente de http://www.cervantesvirtual.com/ ) |
Eso sucedía el 17 de febrero de 1836 y a su tercer hijo lo bautizarán con el nombre de Gustavo Adolfo Claudio Domingo Bastida (1836-1870). Se sucederán otros cinco hermanos de los que me limito a enumerar sus nombres pues no me ha sido posible encontrar más datos sobre ellos y tampoco tendrán un papel en esta historia: Eduardo, Ricardo, Alfredo, Jorge y José. Mientras la familia de José Domínguez Bécquer y Joaquina Bastida no deja de crecer, tenemos que regresar al desarrollo de los acontecimientos en España en aquella década de 1830. Después de tres matrimonios Fernando VII seguía sin tener descendencia. En 1829 se casa por cuarta vez con María Cristina de Borbón -Dos Sicilias (1806-1878) y por fin tendrá con ella la descendencia esperada aunque no del sexo deseado. El 10 de octubre de 1830 nacía Isabel de Borbón (1830-1904) a la que dos años después seguiría su hermana Luisa Fernanda de Borbón (1832-1897) . En España regía hasta aquel momento la ley sálica que impedía que una mujer pudiera heredar la corona, ley que había sido introducida en 1713 con el nombre oficial de Nuevo Reglamento sobre la Sucesión de éstos Reinos, impulsada por el primer monarca de la dinastía Borbón en España , Felipe V (1683-1746). Pero meses antes del nacimiento de su primera hija Fernando VII había tomado la precaución de promulgar el 31 de marzo de 1830 la llamada Pragmática Sanción que en realidad no hacía más que activar la Pragmática que ya había sido aprobada por las Cortes en 1789 aunque no llegó entonces a entrar en vigor. En virtud de ésta Pragmática una mujer podía heredar la corona en ausencia de hermanos varones , tal y como se había establecido en el Reino de Castilla desde que durante el reinado del rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) se publicaran las llamadas Siete Partidas, que recogían el conjunto del cuerpo jurídico del reino castellano. Pero ésto iba a tener graves consecuencias para el futuro, porque significa desplazar de la línea de sucesión al trono a quien hasta entonces había sido el heredero de Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro de Borbón (1788-1855).
Retrato del rey Fernando VII realizado por el pintor español neoclásico Vicente López Portaña (1772-1850) en el año 1831 , un año después de que naciera su primera hija, la futura reina Isabel II. Hasta su nacimiento el heredero de Fernando VII era su hermano Carlos María Isidro de Borbón que aunque aparentó aceptar la decisión de su hermano de poner en vigor la Pragmática Sanción que dejaba sin efecto la Ley Sálica en España permitiendo así heredar el trono a Isabel, en 1833 se retractaba y rechazó la Pragmática Sanción. Nada más fallecer Fernando VII su hermano Carlos María reclamará el trono para sí en detrimento de Isabel II . (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org ) |
Aunque en un principio éste acepta la entrada en vigor de la Pragmática Sanción que supone convertir a la pequeña Isabel en la heredera al trono las cosas cambiarán en cuanto se produzca la muerte de Fernando VII, lo que tuvo lugar el 29 de septiembre de 1833. Apenas dos días después Carlos María Isidro se autoproclamaba nuevo rey de España con el nombre de Carlos V en un documento conocido como Manifiesto de Abrantes en el que Carlos María Isidro se dirigía con estas palabras a los españoles "No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos, pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos los amados consanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser pepetuada" Y a continuación dirigía estas palabras que eran una amenaza para todo aquel que no le respaldara en lo que él consideraba su legítimo derecho a la corona española "Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (que santa gloria haya) , creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado , ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión , la paz y la perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten , injurien , roben ni cometan el más mínimo exceso . El orden es el primer efecto de la justicia, el premio al bueno sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado"
Retrato de Carlos María Isidro de Borbón realizado por Vicente López Portaña (1772-1850) Cuando en 1833 se retractó de su anterior apoyo a la sucesión de Fernando por su hija Isabel para reclamar su derecho al trono, Fernando VII ordenó su destierro a los Estados Pontificios. Su salida de España tenía que haber sido desde el puerto de Cádiz, pero una inoportuna epidemia de cólera en la ciudad hizo que se dirigiera a Lisboa para embarcar allí, pero no llegaría a hacerlo poniendo todo tipo de pretextos. Cuando Fernando VII fallece el 29 de septiembre de 1833 apenas dos días después Carlos María Isidro ya se autoproclamaba rey de España. Era el comienzo de una disputa por el trono que se prolongaría a lo largo de tres décadas. sus sucesores seguirían reclamando su derecho a ocupar el trono (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org) |
"La Giralda vista desde la calle Placentines" realizada hacia 1836 por José Domínguez Bécquer , aunque esta es una copia del original que se encuentra en una colección privada en Sevilla, y que demuestra la habilidad que tenía el padre de los Bécquer para sus obras de monumentos y paisajes además de las de temática costumbrista , prestando un gran cuidado en la representación de los diferentes detalles arquitectónicos y decorativos del monumento. Su hijo Valeriano, de la mano del también pintor y familia de ellos, Joaquín Domínguez Bécquer , seguiría sus pasos en el mundo de la pintura (Imagen procedente de http://carmenthyssenmalaga.org/) |
Estas palabras significaban el inicio de un conflicto entre los partidarios de la legítima heredera, la ya reina Isabel II, aunque por su corta edad, tres años, quedaba bajo la regencia de su madre, y los seguidores de las aspiraciones del tío de Isabel, Carlos María Isidro. El enfrentamiento se prolongara a lo largo de más de tres décadas en forma de tres guerras, la primera entre 1833 y 1839, una segunda entre 1846 y 1849 y la última desde 1872 hasta 1875, denominadas en conjunto como Guerras Carlistas. Pronto el bando de Carlos María Isidro sería también el de las fuerzas más reaccionarias que deseaban mantener la forma de gobierno absolutista de la época de Fernando VII, mientras que los liberales verán en el reinado de la joven Isabel II la oportunidad de introducir por fin las reformas liberales en la sociedad española . Una vez que ya conocemos, aunque sea por encima, el escenario político en el que se desarrollará el resto de esta historia debemos volver, ahora ya de forma permanente, con la familia Bécquer. La tranquilidad familiar iba a acabar cuando el 26 de enero de 1841 fallece José Domínguez Bécquer recién cumplidos los treinta y seis años de edad. Las muertes tempranas parecen ser una de las características de la familia Bécquer en ésta época, como iremos viendo más adelante. "Nuestro padre murió siendo nosotros muy pequeños - escribiría Gustavo Adolfo - Al poco de morir nuestro padre murió nuestra madre. Recuerdo que siendo muy chicos nos quitaba la luz después de acostados y Valeriano, en las noches de Luna , abría el balcón y dibujaba aquella claridad dudosa". Parece que ya entonces los dos hermanos mostraban una gran destreza en el dibujo apuntando seguir el camino en la pintura de su padre. En realidad la muerte de la madre no se produciría poco después de la muerte de José Domínguez Bécquer como nos contaba Gustavo Adolfo, sino seis años más tarde, el 27 de febrero de 1847 , y según su certificado de defunción debido a la tuberculosis. Lo que sucedió a continuación con los hermanos Bécquer resulta algo confuso por las discrepancias entre las fuentes. Según el documental "Bécquer desconocido" realizado en 2010 por el director español Manuel H. Martín (1980) que estoy siguiendo en éste relato, los ocho hermanos habrían sido acogidos por diferentes familiares , quedando Valeriano y Gustavo bajo el cuidado del primo de su padre (hay fuentes que dicen que era su hermano y por tanto tío de los hermanos Bécquer), Joaquín Domínguez Bécquer (1817-1879), que era también pintor.
Autorretrato de Joaquín Domínguez Bécquer realizado hacia 1855. Al igual que su primo José Domínguez Bécquer también estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y también destacó por sus cuadros costumbristas ambientados en Sevilla. Recibiría el encargo de la reina Isabel II de restaurar el interior de los Reales Alcázares de Sevilla y se ocupó de que tanto Gustavo Adolfo como Valeriano recibieran una buena educación además de permitirles que estuvieran como aprendices en su taller de pintura, aunque ya observó que el talento de Gustavo Adolfo no era la pintura, aunque tampoco le habría pronosticado un gran futuro en la literatura. Y lo cierto es que, incluso siendo un buen escritor , no era fácil prosperar en el mundo de las letras en España (Imagen procedente de www.artehistoria.com ) |
Pero también otras versiones señalan que Gustavo y su hermano Valeriano habrían ido a vivir con su madrina , Manuela Monnehay Moreno, una joven cuyo padre era de origen francés y que al parecer regentaba un comercio en Sevilla. Mujer culta y sensible habría recibido clases de pintura de José Domínguez Bécquer y dispondría de una bien dotada biblioteca donde el joven Gustavo Adolfo inició su amor por la literatura. Sin embargo no hay constancia documental de que Valeriano y Gustavo Adolfo realmente vivieran con Manuela Monnehay. Si sabemos que tanto Valeriano como Gustavo Adolfo recibieron clases de pintura en el taller del pintor sevillano Antonio Cabral Bejarano (1788-1861) y después también recibieron clases del propio Joaquín Domínguez Bécquer. Aunque Valeriano muestra sus dotes para la pintura , no sucede lo mismo con Gustavo Adolfo, que le habría pronosticado "Tú no serás nunca un buen pintor, sino un mal literato" No sabemos si se lo dijo realmente así pero si lo hizo acertó sólo en la primera parte de su afirmación. En todo caso, se ocupó con esmero de que tanto Valeriano como Gustavo Adolfo recibieran una solidad formación. Mientras Valeriano toma el camino de la pintura , Gustavo Adolfo se inclina decididamente por la literatura y comienza a colaborar con diferentes publicaciones en Sevilla y también en Madrid . Ambos hermanos deciden sustituir el apellido Domínguez por el Bécquer, por lo que a partir de ahora me referiré siempre a ellos como Gustavo Adolfo Bécquer y Valeriano Bécquer. Con dieciocho años Gustavo Adolfo siente que llega la hora de emprender el camino en solitario y buscar su destino "Tal vez muy pronto tendré que hacer las maletas para el gran viaje. De una hora a otra puede desligarse el espíritu de la materia, para remontarse a regiones más puras. No quiero , cuando esto suceda, llevar conmigo como el abigarrado equipaje de un saltimbanqui , el tesoro de oropeles y guiñapos que ha ido acumulando la fantasía en los desvanes del cerebro". No sabemos si llevaba todavía con él el equipaje de un saltimbanqui, pero sí que en 1854 decidía emprender la aventura y viajaba a Madrid para establecerse en la capital y con el sueño de hacerse un nombre en el difícil mundo de la literatura .
Décadas antes de que Bécquer llegara a Madrid, uno de los grandes nombres del Romanticismo español, Mariano José de Larra, al que ya hemos conocido en la primera parte, escribía apenas dos meses antes de su muerte en el diario "El Español" en su número del 25 de diciembre de 1836 un artículo titulado "Hojas de invierno " se lamentaba por la suerte de los escritores en España , una nación que había quedado al margen de las corrientes principales de la cultura en Europa al igual que había quedado relegada como potencia militar, económica y política . Considera que cuando una nación ha perdido su influencia en la escena internacional también lo hace su creación artística y por eso envidia a autores como los escritores franceses que desde París publican obra que tienen repercusión mundial " Escribir y crear en el centro de la civilización y de la publicidad - escribe Larra- como Víctor Hugo y Lherminier, es escribir. Porque la palabra escrita necesita retumbar, y como la piedra lanzada en medio del estanque quiere llegar repetida de onda en onda hasta el confín de la superficie: necesita irradiarse, como la luz del centro a la circunferencia. Escribir como Chateaubriand y Lamartine en la capital del mundo moderno es escribir para la humanidad: digno y noble fin de la palabra del hombre, que es dicha para ser oída" Pero si escribir en París en el siglo XIX era escribir para la humanidad, ¿qué significaba escribir en la capital de España, Madrid ? Larra también nos responde a ésta cuestión con palabras amargas "Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir en un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos?¿Quién oye aquí?" Mucho me temo que si Larra viviera hoy entre nosotros no cambiaría demasiado estas palabras.
No se si Bécquer conocía este artículo pero si lo hizo no fue suficiente para desanimarlo, al menos es lo que nos transmiten estas palabras del mismo poeta antes de llegar a Madrid donde nos cuenta su estado de ánimo y sus proyectos "Yo aún no había llegado a Madrid. Ya empezaba a preparar el viaje , y mis carpetas y cuartillas, como llaves que me abrirían las puertas de la inmortalidad, esperaban resignadas en el fondo de una vieja maleta de cuero. Por las tardes, paseando con Narciso Campillo (se refiere a su amigo el escritor y poeta sevillano Narciso Campillo (1835-1900) ) por las pinacotecas de nuestra Sevilla ,teniendo como único testigo el Guadalquivir, hacíamos proyectos para la lucha que empezaríamos en breve.Madrid se presentaba ante nuestras inquietas fantasías como una bella mujer, cuyo amor fuese solamente posible a los elegidos, que supieron conquistarlo con el oro de su inteligencia" Su visión de Madrid era una visión idealizada, como la del enamorado que viste a su amada de todas las virtudes posibles y permanece ciego a sus defectos. Pero al igual que el tiempo hace caer ese velo que impide al enamorado ver los defectos de su amada la llegada a Madrid será suficiente para romper esa imagen idealizada de la capital de España creada por la mente del poeta. Bécquer hace su entrada en Madrid en octubre de 1854. , cuando la ciudad se encuentra recuperándose de el último estallido revolucionario . Como casi siempre, la escena política española navegaba por aguas turbulentas. En 1846 la joven reina Isabel II contrajo matrimonio con su primo, el duque de Cádiz, Francisco de Asís de Borbón (1822-1902), con quien tendría doce hijos. Precisamente se estaba recuperando de su tercer parto , el de la infanta María Isabel de Borbón (1851-1931), cuando el 2 de febrero de 1852 sufrió un atentado en el Palacio Real, cuando un religioso, Martín Merino y Gómez (1789-1852), conocido como "el cura Merino" célebre entre otras cosas por luchar como guerrillero en la Guerra de Independencia contra los franceses, se abalanzó sobre ella y logró herirla con un cuchillo. Merino , después de ser detenido, declararía que lo había hecho para "lavar el oprobio de la Humanidad, vengando en cuanto estuviera de su parte la necia ignorancia de los que creen que es fidelidad aguantar la infidelidad y el perjurio de los reyes" La reina se restableció de su herida, que no era grave, y Merino fue ejecutado el 7 de febrero y su cuerpo quemado. Una muestra más del estado turbulento del panorama político español
Apenas unos meses antes de la llegada de Bécquer a Madrid, en julio de 1854 estallaba un nuevo movimiento revolucionario que sería conocido como la Vilcalvarada porque tuvo su origen en un pueblo próximo a Madrid llamado Vicálvaro . Liderado por el general Leopoldo O´Donnell (1809-1867) el levantamiento se dirige contra la camarilla que rodea a la monarca, entre los que se encuentran su propia madre, la reina madre María Cristina, y el influyente empresario José María de Salamanca , I Marqués de Salamanca (1811-1883), acusados de corrupción con la aquiescencia de la Corona. El pronunciamiento se produce en Vicálvaro el 28 de junio, pero será a mediados de julio cuando a la insurrección militar se une la del pueblo de Madrid que asalta las residencias de algunos de los miembros del gobierno así como de la propia María Cristina y del Marqués de Salamanca. En un artículo publicado el 24 de julio en el periódico "La Ilustración" se exponían las causas de éste estallido de indignación popular "Ha existido hasta el célebre 28 de junio (fecha en la que O´Donnnell inicia la insurrección en Vicálvaro - una sociedad en comandita para la explotación de todos los negocios que el país había de pagar con su sangre. Capitaneábala María Cristina y su gerente, el marqués de Salamanca, monstruo de inmoralidad. Era, como el vulgo suele decir, su testaferro. Presentarse al negocio de los ferrocarriles en la España comercial y abalanzarse a todos la comandita como manada de lobos hambrientos fue cosa que a nadie admiró porque no era de admirar" La corrupción unida a la crisis económica y el desempleo que se cebaba en la sociedad, causaron éste movimiento revolucionario. Ante el cariz que tomaba la situación y después de varios intentos de calmar los ánimos, la reina recurre al general Baldomero Espartero (1793-1879), una de las figuras más repetadas del ejército español, que había luchado en la Guerra de Independencia Española, en la Guerra de Independencia del Perú y en la primera Guerra Carlista, y además era un liberal convencido. Isabel II le encarga que forme gobierno y Espartero la exige que antes permita que la reina madre responda de las acusaciones de corrupción y que la propia reina Isabel reconozca ante el pueblo español los errores cometidos.
Así fue aceptado por la reina con lo que concluía el episodio revolucionario de la Vicalvarada. Unos meses después, el 28 de noviembre, ya con Bécquer en Madrid, Espartero se dirigía así a los miembros de las nuevas Cortes Constituyentes "La Patria cuenta con vuestros esfuerzos , con vuestras virtudes , con vuestra sabiduría, para que hagáis leyes que afiancen sus derechos y destruyan los abusos que se han introducido en el gobierno del Estado. Hacedlas, que la Reina tendrá una gran satisfacción en aceptarlas y la Nación en obedecerlas" Este era el clima efervescente que se vivía en Madrid en aquel otoño de 1854 cuando Bécquer hace su entrada en Madrid y la verdad es que el choque entre la idea que él tenía de la ciudad y la realidad fue en un primer momento brutal. Así mostraba el joven poeta su desengaño ante lo que veía "¿Es ésto Madrid?¿Es éste el paraíso que yo soñé? ¡Dios mío, que desencanto tan terrible. Madrid sucio, negro, feo como un esqueleto descarnado gritando bajo su inmenso sudario de nieve." Sin duda en esta visión tan negativa de Madrid jugaba un papel el trauma que suponía abandonar la ciudad donde había transcurrido hasta ahora toda su vida, Sevilla, donde tenía el amparo de su familia y sus amigos, y hallarse en una gran ciudad , sólo y teniendo que comenzar desde cero. Aunque con el tiempo suavizaría mucho esta primera impresión tan sombría de Madrid, siempre estaría presente su añoranza de la luminosidad sevillana . Llegaba el momento de abrirse camino en el mundo de la literatura y no tardaría en percatarse que no iba a ser nada fácil. En 1855 tiene la alegría de recibir la visita de su hermano Valeriano, que seguía su carrera como pintor en Sevilla, pero es una alegría efímera pues debe regresar a la ciudad hispalense. Bécquer dirige sus pasos hacia el periodismo , y también , para tratar de completar sus magros ingresos, se pone a la tarea de escribir libretos de comedias y zarzuelas. La primera de ellas sería la comedia en verso y en un solo acto titulada "La novia y el pantalón" que escribió bajo el seudónimo de Adolfo García y que fue estrenada con cierto éxito el 15 de noviembre de 1856 en el Teatro de Variedades de Madrid, al parecer contando con la colaboración de su amigo Luis García Luna, del que no he podido encontrar más datos
Pero superior a ella en calidad sería su siguiente composición, "La venta encantada", escrita en 1857 aunque no vería la luz hasta dos años más tarde y no sería publicada hasta después de la muerte del poeta, donde, inspirándose en la obra de Miguel de Cervantes (1547-1616) "Don Quijote de la Mancha", ya encontramos la musicalidad característica de los versos de Bécquer que anuncian su obra poética más conocida, las "Rimas" . A modo de ejemplo vayan estos versos que en el escenario iban acompañados por la música del compositor y director de orquesta gaditano Antonio Reparaz (1836 -1881) "Reina el silencio en torno / nace la luna y sus balcones baña / de fantástica luz; ella me espera/ , me espera palpitando/ de impaciencia y amor; auras suaves, /llevad con el perfume/ de las nocturnas flores, llevad / hasta sus verdes celosías / envueltas en suspiros estas / canciones mías" De las siete zarzuelas que escribiría muchas de ellas lo hizo en colaboración con amigos suyos, como el periodista, novelista y dramaturgo madrileño Julio Nombela y Campos (1836-1919) que muchos años después recordaría su amistad con el poeta sevillano en su obra "Impresiones y recuerdos" publicada entre 1909 y 1912 donde entre otras cosas revela el gran amor que sentía Bécquer por la música señalando que tarareaba y se sabía de memoria la música de muchas óperas conocidas de aquellos años. El propio Bécquer escribía en una de sus leyendas, "El Miserere", publicado en 1862 en el diario "El Independiente" , donde el protagonista es un músico, unas palabras que ponía en boca del protagonista pero posiblemente se referían a él mismo "Yo no sé música; pero la tengo tanta afición que, aún sin entenderla, suelo coger a veces la partitura de una ópera y me paso las horas muertas hojeando sus páginas" También hacia 1857 consigue un trabajo en la Dirección de Bienes Nacionales, que siendo un puesto modesto parecía anunciar un tiempo de estabilidad económica, pero, por desgracia para él , no tardará en perder el trabajo, al parecer porque se distraía de sus tareas . Y así, escribiendo artículos en periódicos y revista, libretos de zarzuelas y realizando traducciones Bécquer logra malvivir en estos primeros años de estancia en Madrid. Será en 1857 cuando emprenda el que iba a ser su primer gran proyecto literario, la "Historia de los templos de España" Sobre ella y el período decisivo de la efímera vida de nuestro poeta versará la tercera parte de su historia.
Enlace con la primera parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda.html
Enlace con la tercera parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda_55.html
Enlace con la cuarta parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda_17.html
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Rosalía de Castro realizado hacia 1880 por Louis Sellier. Aunque sólo sea para mencionarla, quería nombrar a la otra gran figura de la poesía dentro del Romanticismo durante la segunda mitad del siglo XIX, la poetisa gallega Rosalía de Castro (1837-1885) nacida en Santiago de Compostela casi un año después de Gustavo Adolfo, el 24 de febrero de 1837. Es curiosa esta concentración de fechas. El 17 de febrero de 1836 nacía Gustavo Adolfo Bécquer, el 13 de febrero de 1837 se suicidaba Mariano José de Larra y el 24 de febrero, catorce días después, nacía Rosalía de Castro. Aunque la incluyo dentro del Romanticismo ya es una precursora de la poesía moderna española, con tres obras clave "Cantares gallegos", "Follas novas" y "En las orillas del Sar" . A esta última, que fue también la última obra que publicó un año antes de su muerte, pertenecen estos versos como muestra de la belleza de su poesía a la que espero en el futuro dedicar un artículo a su vida Yo no sé lo que busco eternamente en la tierra, en el aire y en el cielo yo no sé lo que busco; pero es algo que perdí no sé cuando y que no encuentro, aun cuando sueñe que invisible habita en todo cuanto toco y cuanto veo. ¡Felicidad, no he de volver a hallarte en la tierra, en el aire, ni en el cielo, aun cuando sé que existes y no eres vano sueño! (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org ) |
Décadas antes de que Bécquer llegara a Madrid, uno de los grandes nombres del Romanticismo español, Mariano José de Larra, al que ya hemos conocido en la primera parte, escribía apenas dos meses antes de su muerte en el diario "El Español" en su número del 25 de diciembre de 1836 un artículo titulado "Hojas de invierno " se lamentaba por la suerte de los escritores en España , una nación que había quedado al margen de las corrientes principales de la cultura en Europa al igual que había quedado relegada como potencia militar, económica y política . Considera que cuando una nación ha perdido su influencia en la escena internacional también lo hace su creación artística y por eso envidia a autores como los escritores franceses que desde París publican obra que tienen repercusión mundial " Escribir y crear en el centro de la civilización y de la publicidad - escribe Larra- como Víctor Hugo y Lherminier, es escribir. Porque la palabra escrita necesita retumbar, y como la piedra lanzada en medio del estanque quiere llegar repetida de onda en onda hasta el confín de la superficie: necesita irradiarse, como la luz del centro a la circunferencia. Escribir como Chateaubriand y Lamartine en la capital del mundo moderno es escribir para la humanidad: digno y noble fin de la palabra del hombre, que es dicha para ser oída" Pero si escribir en París en el siglo XIX era escribir para la humanidad, ¿qué significaba escribir en la capital de España, Madrid ? Larra también nos responde a ésta cuestión con palabras amargas "Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir en un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos?¿Quién oye aquí?" Mucho me temo que si Larra viviera hoy entre nosotros no cambiaría demasiado estas palabras.
Postal que recrea el intento de regicidio perpetrado por el religioso Martín Merino y Gómez el 2 de febrero de 1852 cuando atacó a la reina Isabel II en las galerías del Palacio Real de Madrid. La reina quedó herida , aunque de levedad y Martín Merino pagaría su intento con la muerte cinco días después. La inestabilidad seguía establecida en España y dos años después Isabel II tuvo que enfrentar uno de los múltiples pronunciamientos militares que se producirían en España a lo largo del siglo XIX (Imagen procedente de www.todocoleccion.net ) |
No se si Bécquer conocía este artículo pero si lo hizo no fue suficiente para desanimarlo, al menos es lo que nos transmiten estas palabras del mismo poeta antes de llegar a Madrid donde nos cuenta su estado de ánimo y sus proyectos "Yo aún no había llegado a Madrid. Ya empezaba a preparar el viaje , y mis carpetas y cuartillas, como llaves que me abrirían las puertas de la inmortalidad, esperaban resignadas en el fondo de una vieja maleta de cuero. Por las tardes, paseando con Narciso Campillo (se refiere a su amigo el escritor y poeta sevillano Narciso Campillo (1835-1900) ) por las pinacotecas de nuestra Sevilla ,teniendo como único testigo el Guadalquivir, hacíamos proyectos para la lucha que empezaríamos en breve.Madrid se presentaba ante nuestras inquietas fantasías como una bella mujer, cuyo amor fuese solamente posible a los elegidos, que supieron conquistarlo con el oro de su inteligencia" Su visión de Madrid era una visión idealizada, como la del enamorado que viste a su amada de todas las virtudes posibles y permanece ciego a sus defectos. Pero al igual que el tiempo hace caer ese velo que impide al enamorado ver los defectos de su amada la llegada a Madrid será suficiente para romper esa imagen idealizada de la capital de España creada por la mente del poeta. Bécquer hace su entrada en Madrid en octubre de 1854. , cuando la ciudad se encuentra recuperándose de el último estallido revolucionario . Como casi siempre, la escena política española navegaba por aguas turbulentas. En 1846 la joven reina Isabel II contrajo matrimonio con su primo, el duque de Cádiz, Francisco de Asís de Borbón (1822-1902), con quien tendría doce hijos. Precisamente se estaba recuperando de su tercer parto , el de la infanta María Isabel de Borbón (1851-1931), cuando el 2 de febrero de 1852 sufrió un atentado en el Palacio Real, cuando un religioso, Martín Merino y Gómez (1789-1852), conocido como "el cura Merino" célebre entre otras cosas por luchar como guerrillero en la Guerra de Independencia contra los franceses, se abalanzó sobre ella y logró herirla con un cuchillo. Merino , después de ser detenido, declararía que lo había hecho para "lavar el oprobio de la Humanidad, vengando en cuanto estuviera de su parte la necia ignorancia de los que creen que es fidelidad aguantar la infidelidad y el perjurio de los reyes" La reina se restableció de su herida, que no era grave, y Merino fue ejecutado el 7 de febrero y su cuerpo quemado. Una muestra más del estado turbulento del panorama político español
Grabado del asalto del pueblo de Madrid al Palacio de la Reina Madre María Cristina el 17 de julio de 1854 obra del pintor y dibujante español Cecilio Pizarro (1825-1886) de que fue publicado en el diario "La ilustración" . María Cristina tuvo que buscar refugio en el Palacio Real junto a su hija Isabel II . También fueron saqueadas las residencias de otros miembros del gobierno objeto de la ira de los madrileños. En una carta dirigida a la reina Isabel II, el líder del pronunciamiento militar del 28 de junio de 1854 conocido como la Vicalvarada , el general Leopoldo O´ Donnell pedía a la reina que alejara a su madre de la escena política criticándola por su afán de enriquecimiento además de por su conducta escandalosa "Desoiga también Vuestra Majestad - escribía O´Donnell a Isabel II - los consejos artificiosos y parciales de la Reina Madre. Esta señora parece que lleva a Vuestra Majestad en su señora y la dio a luz para complacerse luego en inmolarla a su capricho y a la insaciable sed de oro de que está devorada . Al margen de la vida, nada debe Vuestra Majestad a la reina María Cristina, ni ella ha otorgado a España beneficio alguno para que Vuestra Majestad le tribute sumisión y obediencia" María Cristina sería separada de la escena política y el gobierno quedó en manos de los liberales comenzando el denominado bienio progresista que se prolongaría hasta 1856 (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org/ ) |
Apenas unos meses antes de la llegada de Bécquer a Madrid, en julio de 1854 estallaba un nuevo movimiento revolucionario que sería conocido como la Vilcalvarada porque tuvo su origen en un pueblo próximo a Madrid llamado Vicálvaro . Liderado por el general Leopoldo O´Donnell (1809-1867) el levantamiento se dirige contra la camarilla que rodea a la monarca, entre los que se encuentran su propia madre, la reina madre María Cristina, y el influyente empresario José María de Salamanca , I Marqués de Salamanca (1811-1883), acusados de corrupción con la aquiescencia de la Corona. El pronunciamiento se produce en Vicálvaro el 28 de junio, pero será a mediados de julio cuando a la insurrección militar se une la del pueblo de Madrid que asalta las residencias de algunos de los miembros del gobierno así como de la propia María Cristina y del Marqués de Salamanca. En un artículo publicado el 24 de julio en el periódico "La Ilustración" se exponían las causas de éste estallido de indignación popular "Ha existido hasta el célebre 28 de junio (fecha en la que O´Donnnell inicia la insurrección en Vicálvaro - una sociedad en comandita para la explotación de todos los negocios que el país había de pagar con su sangre. Capitaneábala María Cristina y su gerente, el marqués de Salamanca, monstruo de inmoralidad. Era, como el vulgo suele decir, su testaferro. Presentarse al negocio de los ferrocarriles en la España comercial y abalanzarse a todos la comandita como manada de lobos hambrientos fue cosa que a nadie admiró porque no era de admirar" La corrupción unida a la crisis económica y el desempleo que se cebaba en la sociedad, causaron éste movimiento revolucionario. Ante el cariz que tomaba la situación y después de varios intentos de calmar los ánimos, la reina recurre al general Baldomero Espartero (1793-1879), una de las figuras más repetadas del ejército español, que había luchado en la Guerra de Independencia Española, en la Guerra de Independencia del Perú y en la primera Guerra Carlista, y además era un liberal convencido. Isabel II le encarga que forme gobierno y Espartero la exige que antes permita que la reina madre responda de las acusaciones de corrupción y que la propia reina Isabel reconozca ante el pueblo español los errores cometidos.
Fotografía de Gustavo Adolfo Bécquer tomada hacia 1864 por el fotógrafo francés establecido en España Jean Laurent, conocido en España como Juan Laurent Minier (1816-1886). No se conservan demasiadas imágenes del poeta como consecuencia de su temprana muerte . Aunque terminó adaptándose a Madrid nunca pudo olvidar la luminosidad y alegría de su Sevilla natal. Así lo muestran estas palabras que escribía en un artículo dedicado a la Feria de Sevilla publicado el 25 de abril de 1869 en "El Museo Universal" y que deja traslucir en cada palabra su amor por la ciudad "El panorama que ofrecer el real de la feria desde la Puerta de San Fernando es imposible describirlo con palabras y apenas el lápiz podría reproducir en conjunto. Hay una riqueza tal de luz, de color y de líneas. Figuraos al través de la gasa de oro que finge el polvo su llanura tendida y verde como la esmeralda , el cielo azul y brillante , el aire como inflamado por los rayos de un sol de fuego que todo lo rodea , lo colora y lo enciende" (Imagen procedente de www.dslrmagazine.com ) |
Así fue aceptado por la reina con lo que concluía el episodio revolucionario de la Vicalvarada. Unos meses después, el 28 de noviembre, ya con Bécquer en Madrid, Espartero se dirigía así a los miembros de las nuevas Cortes Constituyentes "La Patria cuenta con vuestros esfuerzos , con vuestras virtudes , con vuestra sabiduría, para que hagáis leyes que afiancen sus derechos y destruyan los abusos que se han introducido en el gobierno del Estado. Hacedlas, que la Reina tendrá una gran satisfacción en aceptarlas y la Nación en obedecerlas" Este era el clima efervescente que se vivía en Madrid en aquel otoño de 1854 cuando Bécquer hace su entrada en Madrid y la verdad es que el choque entre la idea que él tenía de la ciudad y la realidad fue en un primer momento brutal. Así mostraba el joven poeta su desengaño ante lo que veía "¿Es ésto Madrid?¿Es éste el paraíso que yo soñé? ¡Dios mío, que desencanto tan terrible. Madrid sucio, negro, feo como un esqueleto descarnado gritando bajo su inmenso sudario de nieve." Sin duda en esta visión tan negativa de Madrid jugaba un papel el trauma que suponía abandonar la ciudad donde había transcurrido hasta ahora toda su vida, Sevilla, donde tenía el amparo de su familia y sus amigos, y hallarse en una gran ciudad , sólo y teniendo que comenzar desde cero. Aunque con el tiempo suavizaría mucho esta primera impresión tan sombría de Madrid, siempre estaría presente su añoranza de la luminosidad sevillana . Llegaba el momento de abrirse camino en el mundo de la literatura y no tardaría en percatarse que no iba a ser nada fácil. En 1855 tiene la alegría de recibir la visita de su hermano Valeriano, que seguía su carrera como pintor en Sevilla, pero es una alegría efímera pues debe regresar a la ciudad hispalense. Bécquer dirige sus pasos hacia el periodismo , y también , para tratar de completar sus magros ingresos, se pone a la tarea de escribir libretos de comedias y zarzuelas. La primera de ellas sería la comedia en verso y en un solo acto titulada "La novia y el pantalón" que escribió bajo el seudónimo de Adolfo García y que fue estrenada con cierto éxito el 15 de noviembre de 1856 en el Teatro de Variedades de Madrid, al parecer contando con la colaboración de su amigo Luis García Luna, del que no he podido encontrar más datos
Libreto de la zarzuela "La Venta encantada" que Bécquer escribió en 1857 inspirándose en un capítulo del "Don Quijote de la Mancha" aunque no la vería publicada hasta 1859 y nunca pudo verla sobre el escenario, ya que fue estrenada el 21 de noviembre de 1871 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid cuando el poeta hacía casi un año que había muerto . Podéis ver como aparece como nombre del autor Adolfo García, el seudónimo que Bécquer utilizaba en algunas de sus obras teatrales. (Imagen procedente de cancionypoema.blogspot.com) |
Pero superior a ella en calidad sería su siguiente composición, "La venta encantada", escrita en 1857 aunque no vería la luz hasta dos años más tarde y no sería publicada hasta después de la muerte del poeta, donde, inspirándose en la obra de Miguel de Cervantes (1547-1616) "Don Quijote de la Mancha", ya encontramos la musicalidad característica de los versos de Bécquer que anuncian su obra poética más conocida, las "Rimas" . A modo de ejemplo vayan estos versos que en el escenario iban acompañados por la música del compositor y director de orquesta gaditano Antonio Reparaz (1836 -1881) "Reina el silencio en torno / nace la luna y sus balcones baña / de fantástica luz; ella me espera/ , me espera palpitando/ de impaciencia y amor; auras suaves, /llevad con el perfume/ de las nocturnas flores, llevad / hasta sus verdes celosías / envueltas en suspiros estas / canciones mías" De las siete zarzuelas que escribiría muchas de ellas lo hizo en colaboración con amigos suyos, como el periodista, novelista y dramaturgo madrileño Julio Nombela y Campos (1836-1919) que muchos años después recordaría su amistad con el poeta sevillano en su obra "Impresiones y recuerdos" publicada entre 1909 y 1912 donde entre otras cosas revela el gran amor que sentía Bécquer por la música señalando que tarareaba y se sabía de memoria la música de muchas óperas conocidas de aquellos años. El propio Bécquer escribía en una de sus leyendas, "El Miserere", publicado en 1862 en el diario "El Independiente" , donde el protagonista es un músico, unas palabras que ponía en boca del protagonista pero posiblemente se referían a él mismo "Yo no sé música; pero la tengo tanta afición que, aún sin entenderla, suelo coger a veces la partitura de una ópera y me paso las horas muertas hojeando sus páginas" También hacia 1857 consigue un trabajo en la Dirección de Bienes Nacionales, que siendo un puesto modesto parecía anunciar un tiempo de estabilidad económica, pero, por desgracia para él , no tardará en perder el trabajo, al parecer porque se distraía de sus tareas . Y así, escribiendo artículos en periódicos y revista, libretos de zarzuelas y realizando traducciones Bécquer logra malvivir en estos primeros años de estancia en Madrid. Será en 1857 cuando emprenda el que iba a ser su primer gran proyecto literario, la "Historia de los templos de España" Sobre ella y el período decisivo de la efímera vida de nuestro poeta versará la tercera parte de su historia.
Enlace con la primera parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda.html
Enlace con la tercera parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda_55.html
Enlace con la cuarta parte de Bécquer, el hombre detrás de la leyenda
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/08/becquer-el-hombre-detras-de-la-leyenda_17.html
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