Decía el político, jurista y escritor romano Marco Tulio Cicerón que "Donde quiera que se esté bien, allí está la patria" ¿Somos de donde nacemos o donde somos felices?¿del lugar donde crecimos, donde aprendimos a caminar, a hablar , a reconocer el mundo que nos rodea o de donde hemos encontrado el amor, la alegría , donde hemos sentido eso tan inexplicable que es estar donde sabemos que tenemos que estar? Nuestra protagonista de hoy fue escritora, granjera, maestra, cazadora, aventurera y , sobre todo , una extraordinaria mujer que amó un lugar muy alejado de sus frías tierras danesas, una granja en África en la que dejaría para siempre su corazón aunque tuviera que vivir muchas décadas lejos de ella, un lugar del que en su obra más famosa, "Memorias de África", escribiría "Allí arriba respiraba a gusto y se absorbía seguridad vital y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas "Estoy donde debo estar"" Seguro que ya sabéis que me estoy refiriendo a la escritora danesa Karen Blixen, más conocida por el seudónimo que utilizó en sus obras, Isak Dinesen(1885-1962) y a la que el cine convertiría en un mito gracias a aquella inolvidable película inspirada en su libro "Memorias de África", donde Karen Blixen cobraba vida tres décadas después de su muerte gracias a la gran actriz Meryl Streep(1949) que vivía una de las historias románticas más bonitas de la historia del cine con Robert Redford (1936) que encarnaba al que el gran amor en la vida de la escritora, el cazador Denys Finch Hatton(1887-1931), y que todos la que la hemos visto asociamos con la música del compositor John Barry (1933-2011). Os invito a que hoy me acompañéis a conocer la aventura de aquellos años en África que convirtieron en escritora a Karen Blixen, la mujer que amó a un continente.
Dos serán nuestros guías por este viaje, la periodista y escritora española Cristina Morató(1961) y su obra "Las reinas de África", y el también escritor español Javier Reverte (1944) y su libro de viajes por África, "El sueño de África" , además de "Lejos de África" de Karen Blixen. Y ahora vamos a viajar hasta Dinamarca, donde en la primavera de 1885, el 17 de abril de aquel año, nacía una niña que sería bautizada con el nombre de Karen Christenze Dinesen. Su familia pertenecía a la aristocracia danesa , su padre era Adolph Wilhelm Dinesen(1845-1895), un hombre amante de la acción pero también de la literatura, cazador, poeta , soldado y en el momento del nacimiento de Karen se dedicaba a la política como diputado. Estaba casado con Ingeborg Westenholz(1846-1939), una joven perteneciente a la alta burguesía con la que tendría, además de a Karen, que era su segundo vástago, a otros tres hijos entre los que sobresaldría en el futuro Thomas Dinesen(1892-1979), quizás el más cercano a Karen, que por otro lado era la favorita de Wilhelm. cuya personalidad aventurera y poco convencional heredaría su hija. Entre 1873 y 1874 Wilhelm había estado viajando por Estados Unidos, después de perder al que había sido su primer amor, huyendo probablemente de su recuerdo. Estuvo en los estados de Nebraska y Winsconsin, convivió con las tribus indias a las que aprendió a admirar y respetar mientras compartía con ellas inolvidables jornadas de caza de búfalos. Cuando en 1875 regresó a Dinamarca escribiría con pasión en defensa de la cultura india denunciando las duras condiciones a las que se veían reducidas sus vidas en las reservas destinadas para ellos por el ejército de los Estados Unidos. Como la madre de Karen también era una joven culta, que amaba la literatura, era políglota y amante de los viajes el ambiente que rodeó la infancia de la pequeña Karen no podía ser más estimulante.
Fotografía de una joven Karen Blixen que después de unos primeros años de infancia que podría ser calificada de feliz sufrió el duro golpe de la muerte de su padre al que estaba estrechamente unida pues tenían personalidades muy parecidas. Estudió en la Real Academia de Arte de Copenhague y gracias a la ayuda familiar pudo seguir sus estudios en Inglaterra, Suiza, Italia y Francia y ya en 1907 escribía sus primeros cuentos con el seudónimo de Osceola. Lejos estaba entonces de sospechar que en apenas seis años su vida cambiaría radicalmente y África iba a convertirse no en su nuevo hogar, sino en su verdadero hogar (Imagen procedente de http://antoncastro.blogia.com ) |
Además, ella no iría a la escuela, sino que toda su formación la tendría en su hogar, bajo la atenta mirada de su madre . Ya en estos primeros años comenzó a mostrar inquietudes literarias, escribiendo sus primeros relatos infantiles que firmaba con seudónimo, algo que haría durante toda su vida bajo diferentes nombres. En este caso, su primer seudónimo fue Osceola. Pero lo que se dibujaba como una infancia feliz fue truncada por la muerte de su padre el 28 de marzo de 1895, cuando ella tenía diez años . Pero más duro fue saber que se había quitado la vida ahorcándose en un hotel donde había reservado una habitación en la capital danesa, Copenhague. ¿El motivo? Con toda probabilidad por la sífilis que padecía, al menos así lo creía su hija Karen, y la vergüenza que sentía ante la idea de que tuviera que decírselo a su familia, todo un estigma social para la tradicional sociedad danesa. La impresión que causó la muerte en su esposa fue tan grande que escribe Cristina Morató que "Durante cuatro años permaneció casi inválida y sin apenas poder hablar". Los cinco hijos del matrimonio salieron adelante gracias a la ayuda familiar que permitió que fueran educados en prestigiosas escuelas suizas , preparándoles para vivir en el mundo al que pertenecían , el de las clases altas. En sus primeros años de adolescencia Karen viajará por París y por Roma al tiempo que estudia arte ,para instalarse finalmente en Copenhague. En la capital frecuenta las fiestas de la alta sociedad y en una de ellas conoce a dos primos de ella, los gemelos y aristócratas Hans von Blixen-Frinecke(1886-1917) y Bror Fredik von Blixen-Finecke(1886-1946)
Karen se enamoraría de Hans pero no fue correspondida . Sin embargo, unos años después, en 1912, cuando Karen tiene veintisiete años y Bror Fredik veintiséis , salta la sorpresa cuando Karen anuncia su compromiso con el otro hermano gemelo, Bror, considerado la oveja negra de la familia por su amor a las mujeres, la caza y , sobre todo, a derrochar el dinero. Ya estaban haciendo los preparativos para un matrimonio que sería tormentoso y muy peculiar, cuando un familiar que había estado de viaje por África, les recomendó que se dirigieran a la colonia del África Oriental Británica , cuyo territorio corresponde en su mayor parte a lo que hoy conocemos con el nombre de Kenia. Es fácil imaginar como la imaginación de la joven pareja se dejó cautivar por la posibilidad de vivir en un lugar tan alejado del mundo que conocían, un lugar de grandes sabanas, de vida salvaje, de pueblos desconocidos, un mundo libre y nuevo para alguien que venía de las estrictas sociedades europeas. En el caso de Karen tenía un modelo en el que inspirarse, sus viajes a Estados Unidos de su padre Wilhelm y el amor que desarrolló hacia la forma de vida en la naturaleza de las tribus indias. Así que sin pensarlo demasiado acordaron comprar una granja en el África Oriental Británica aunque no con el dinero de Bror, que tenía el título de barón pero carecía de recursos económicos, sino de la familia de Karen. Se convertirían en granjeros en África, aunque ninguno de los dos tenía la más mínima idea de como llevar una granja, pero la ilusión era mayor que cualquier obstáculo. Bror se adelantaría a su novia , para prepararlo todo y cerrar los detalles de la compra.
Aunque está en francés creo que se entiende bien. Podemos ver el reparto del continente africano entre las diferentes potencias europeas y las dos que más nos interesan las encontramos al este, en el lado derecho del mapa. Justo debajo de Abisinia (la actual Etiopía) podéis ver el África Oriental Británica, que sería la actual Kenia y a su lado, en color verde, el África Oriental Alemana, que ocupaba lo que hoy conocemos con el nombre de Tanzania. Las dos colonias serían el escenario de una cruenta guerra entre las dos potencias europeas como una extensión del conflicto que iba a desarrollarse en Europa entre 1914 y 1918 , la Primera Guerra Mundial. Sería en el África Oriental Británica donde Karen Blixen y su esposo Bror von Blixen comenzarían su aventura como granjeros en Árica (Imagen procedente de http://pcpi2mercedes.blogspot.com
) |
Mientras Karen se quedaba en Dinamarca preparándose para su gran aventura africana, Bror haría una de las suyas cambiando los planes de la pareja y en lugar de comprar una granja para dedicarse a la ganadería compró una plantación de café pues estaba convencido que sería un gran negocio. Morató recoge estas palabras del propio barón von Blixen sobre las razones que le llevaron a tomar aquella decisión "El cultivo del café era lo único que tenía algún futuro; el mundo clamaba por el café de Kenia. Vendí mis setecientos acres de tierra (ese era el terreno que Karen y él habían acordado comprar antes del viaje de Bror a Kenia) y compré a un suceo una compañía de café sueco-africana que tenía cuatro mil quinientos acres , cerca de Nairobi (la actual capital de Kenia)" Aquella decisión tendría una importancia clave en la vida de ambos, pero aún no eran conscientes de ellos y el barón pensaba que había hecho el gran negocio de su vida sin tener en cuenta que el clima del lugar donde tenía su granja no era el más adecuado para el cultivo del café porque no tenía garantizada las lluvias necesarias para que la planta se desarrollara con fuerza. Pero sea como fuere la compra estaba hecha convirtiéndose en el origen de la Swedo-African Coffee Company. En diciembre de ese mismo año Karen emprendía el viaje en barco hasta Kenia zarpando desde la ciudad italiana de Nápoles y , como nos cuenta de nuevo Cristina Morató , no iba precisamente ligera de equipaje , pues , entre otras cosas, llevaba "alfombras, un reloj de mesa francés, la biblioteca completa de su abuelo, cubiertos de plata, copas de cristal, sus tazas de porcelana china, una vajilla de Limoges, un biombo de madera, delicada ropa de cama, trajes de noche y joyas, cuadros , fotografías familiares, cuadernos y su máquina de escribir" Cuando la gente viajaba se llevaban con ellos una parte de su mundo para no sentirse extraños en ningún lugar.
El viaje no fue fácil y Karen sufrió de frecuentes desmayos. Cruzaron el Canal de Súez que desde su inauguración en 1869 permitía alcanzar la costa oriental africana sin tener que dar toda la vuelta al continente. Su barco, el "Admiral" hizo escala en el puerto de Adén en el Mar Rojo, situado en Yemen y desde la antigüedad uno de los puertos más importantes del Mar Rojo. Allí la estaba esperando Farah, un criado somalí enviado por su marido para que la pudiera ayudar en la segunda parte del viaje. Era un hombre somalí que sería con el tiempo el principal apoyo de Karen en África, no un criado, sino su confidente y amigo más cercano En compañía de Farah prosiguieron el viaje hasta Mombasa, la segunda ciudad en tamaño de la colonia de África Oriental Británica y el principal puerto de toda la costa africana oriental. La ciudad había sido fundada por los comerciantes árabes y los británicos la habían convertido en la capital de su colonia, una ciudad en la que el primer europeo en poner el pie había sido el navegante portugués Vasco de Gama(hacia 1460-1524) en el año 1498 cuando se dirigía a la India. Desde 1910 la ciudad estaba conectada con el Lago Victoria,en el corazón del continente , a través de una línea de ferrocarril de 900 kilómetros de longitud que era conocida como el Lunatic Express o el Tren Lunático, pues muchos creían que había sido la idea de un lunático la construcción de aquella vía férrea que había costado una fortuna, aproximadamente el equivalente a ochocientos millones de dólares . Comenzó a construirse en 1896 , por lo que tardó catorce años en ser concluido , pero pronto se demostraría su poder de atracción sobre los viajeros europeos, entre ellos el que luego sería primer ministro británico, Winston Churchill(1874-1965), que viajaría en él en 1907 y que escribiría sobre el tren lunático que era "una de las líneas de ferrocarril más románticas y maravillosas del mundo".
Mombasa fue la puerta de entrada y bienvenida a África para Karen a quién la estaba esperando Bror. Al día siguiente se casaron en una breve y sobria ceremonia y a continuación subieron al Tren Lunático hasta Nairobi. Aquello era lo más parecido a un romántico viaje de luna de miel, en un tren que para los adinerados viajeros europeos disponía de todo tipo de lujos y comodidades, hasta que después de un viaje de veinticuatro horas llegaron a Nairobi, donde les esperaba un incómodo carro tirado por bueyes para recorrer los últimos treinta kilómetros que les separaban de la granja adquirida por Bror y que se llamaba M' bagathi. No era este el lugar al que Karen Blixen se refería con las palabras con las que abría este relato ""Allí arriba respiraba a gusto y se absorbía seguridad vital y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas "Estoy donde debo estar"", porque unos años después cambiarían a una nueva casa, pero de momento este era su hogar. Nada más llegar se vio sorprendida por el cálido recibimiento de los mil doscientos trabajadores de la plantación , pertenecientes a los kikuyu, la etnia dominante en Kenia pues constituía casi el 20% de su población y que unos años después serían los más activos en la lucha por la independencia de Kenia , agraviados por la expropiación de sus tierras cuando los británicos se las arrebataron para construir el Tren Lunático. Pero ese tiempo aún no había llegado y el recibimiento a Karen Blixen fue muy cálido. Sobre la casa , escribe Morató "No era la hermosa casa colonial que ella había soñado, se trataba de un sencillo bungalow de ladrillo visto, con cuatro habitaciones y un porche rodeados de un extenso bosque" Pero a Karen le parecía suficiente para ser feliz y los siguientes meses fueron particularmente intensos y alegres, acompañando a Bror a un safari, que por cierto es una palabra procedente del swahili que significa "viaje", y en eso lo convirtieron Karen y Bror, en el viaje de novios que no habían tenido.
Karen escribía a su familia e 1914, poco después de su llegada a África, manifestando un gran entusiasmo por aquella tierra salvaje y libre que estaba convirtiéndose en su nuevo hogar "Nos rodea la naturaleza más maravillosa que es posible imaginar, inmensas montañas azules y lejanas y la gran llanura herbosa ante nosotros llena de cebras y de gacelas, y por las noches oigo rugir a los leones como disparos en la oscuridad" . Durante todo ese año de 1914 Karen se dedicó a convertir M´bagathi en un hogar al estilo europeo, dotado del lujo y comodidades propias de la clases alta europea donde se comía con cubiertos de plata y los criados kikuyu se veían obligados a servir la mesa con unos guantes que debían resultarles extraordinariamente incómodos por el calor de aquel lugar. Bror trataba de organizar la plantación y prepararla para la primera cosecha de café mientras su relación con la colonia británica en la región no era muy fluida, en parte porque eran daneses, extranjeros para los británicos allí asentados, en parte por la preocupación e interés que Karen no tardaría en mostrar por los kikuyu y sus condiciones de vida , algo inconcebible para la colonia británica que , en los mejores casos, trataban a los kikuyus como si se tratara de niños pequeños que fueran incapaces de vivir por sí solos y en el peor de los casos simplemente como esclavos. En 1914 cae enferma de ese mal del que era casi imposible escapar para todo viajero en África, la malaria. , transmitida por el mosquito Anopheles , que inyecta en el torrente sanguíneo el parásito Plasmodium, y cuyos síntomas más comunes son fiebre, escalofríos, sudores , dolor de cabeza, nauseas, dolores musculares, heces sanguinolentas entre otros muchos.
Durante el tiempo que permaneció enferma no fue Bror el que estuvo a su lado sino quién ya era su fiel sirviente, Farah,, del que Karen escribía , según recoge Cristina Morató, "Farah es mi consuelo y mi apoyo mejor que una doncella blanca, y no sabes lo delicado y sensato que es, y además los somalíes tienen unas maneras que parecen Grandes de España". Años después , en su libro "Sombras en la hierba", Karen volvería a referirse a Farah como mucho más que un ayudante, un amigo y un confidente, alguien que la ofrecía compañía y apoyo en aquel lugar en el que comenzaba a sentirse cada vez más sola por las constantes ausencias de Bror en sus viajes de safari "No había cosa que yo - escribía Karen refiriéndose a Farah - hiciera o pensara de la que él no estuviera al corriente" Ya entonces Bror era infiel a Karen aunque aun estuvieran en su primer año de matrimonio, el barón era un mujeriego empedernido y Kenia ofrecía muchas oportunidades. Javier Reverte escribe en "El Sueño de África" que en la Kenia de aquellos años "Un hombre podía dormir con las mujeres de casi todos sus mejores amigos y la mayoría de las mujeres podían alardear de conocer la potencia sexual de casi todos los hombres de Nairobi" y cita una broma que estaban en boga en Inglaterra y que se refería a la promiscuidad que reinaba en la colonia de África Oriental "¿Es usted casado o es de Kenia?". Era una época de efervescencia en la colonia, de hombres blancos ambiciosos que buscaban encontrar allí su fortuna y también un paraíso lleno de placeres y entre ellos sobresalían el sexo y la caza. Sobre esto último escribe Reverte "Aquellos ruidosos y alegres hombres blancos que querían diseñar un país a la medida de sus ambiciones y sus sueños tenían muchos placeres. Y el mayor de todos era la caza. Pese a que las leyes restringían mucho su práctica y reducían a cuatro, por ejemplo, el número de gacelas que cada granjero podía cazar al mes, nadie se sustraía a la tentación de disparar hasta la saciedad en el mejor cazadero del planeta".
A pesar de las infidelidades de Bror, Karen escribía con cariño de su marido en cartas dirigidas a su familia en Dinamarca "Pienso que os alegrará muchísimo saber lo que bien que habla de Bror toda la gante que he conocido aquí. Todos ellos vienen a decirme que lo que ha hecho en la finca es un trabajo único y un ejemplo para toda África". Durante el tiempo que estuvo enferma Farah la enseño el swahili , una lengua hablada por diferentes pueblos de Kenia, Tanzania y el norte de Mozambique y con la que Karen podría comunicarse con los kikuyu. Recuperada de la malaria, y siempre junto a su fiel Farah, Karen recorrió a caballo todas sus tierras y los lugares donde vivían sus trabajadores y no tardaría en ganarse su respeto, pues era algo extraordinario que un blanco manifestara interés por ellos , acostumbrados como estaban a ser ignorados por los que se beneficiaban de su esfuerzo. Las ancianas kikuyu comenzaron a llamarla "Jerie", que significa "la que escucha" porque se detenía a hablar con ellos y a atender sus necesidades. Ella se sentía más cercana a sus trabajadores africanos que a la colonia británica a los que calificaba de "incultos, racistas y provincianos". Los británicos tampoco tenían demasiada simpatía por aquel matrimonio danés y aún tendrían menos cuando unos meses más tarde, el 28 de julio de 1914 estallaba la Primera Guerra Mundial. Pero antes de ese momento , Karen aún tuvo tiempo de acompañar a Bror en otro safari en el que en esta ocasión ella participó activamente y del que quedó completamente encantada "Pido humilde y realmente perdón a los cazadores -escribiría - cuyo éxtasis por la caza yo hasta ahora no comprendía No hay nada en el mundo como la caza" mientras que Bror observaba sorprendido que "Tanne -así la llamaba cariñosamente - demostró ser una cazadora implacable y sin pizca de humanidad. Mataba a todo lo que se cruzaba en su camino sin distinguir" Pero los tiempos de safari acababan y ahora sus vidas se verían afectadas por la guerra. Comenzaba la verdadera aventura de África para Karen, pero eso lo veremos mañana en la segunda parte de esta historia.
En este mapa vemos el recorrido del llamado Tren Lunático que a lo largo de sus 900 kilómetros aun hoy sigue uniendo Mombasa con Kisumu a orillas del Lago Victoria, pasando por Nairobi, la capital de Kenia y a bordo del cual viajarían durante un día entero Karen Blixen y su ahora esposo justo después de casarse en Mombasa. A finales del siglo XIX apenas quedaban ya espacios en blanco en los mapas sobre África y las grandes potencias europeas habían procedido a repartirse el territorio , principalmente entre Francia, Reino Unido, Portugal, Alemania y, posteriormente, España e Italia , además de Bélgica que poseía el inmenso territorio del Congo. Y sería precisamente entre la última década del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX cuando comenzaría ,en palabras de una de las figuras legendarias de la caza en África, John Hunter, "La era más grande de la historia de la caza en el mundo". Y es de esta era de los grandes cazadores africanos a la que pertenecían los dos hombres más importantes en la vida de Karen Blixen, su esposo Bror y quién sería años después su gran amor, Denis Fynch Hatton. E escritor español Javier Reverte (1944) en sus libros "El sueño de África" y "Colinas que arden, lagos de fuego" escribe sobre esta época y esta región de África . Es difícil hoy imaginarnos como era aquella África de finales del siglo XIX y comienzos del XX , la cantidad de animales que ocupaban aquel inmenso territorio antes de la expansión del hombre blanco. Escribe Reverte que "Un colono que llegó a Kenia a principios de siglo decía que en las extensas sabanas de aquellos territorios, un hombre podía sentirse como si fuera una isla en un océano de elefantes" Ese mundo aún salvaje era al que llegaba Karen en 1914 (Imagen procedente de http://necesitounasvacaciones.com ) |
Mombasa fue la puerta de entrada y bienvenida a África para Karen a quién la estaba esperando Bror. Al día siguiente se casaron en una breve y sobria ceremonia y a continuación subieron al Tren Lunático hasta Nairobi. Aquello era lo más parecido a un romántico viaje de luna de miel, en un tren que para los adinerados viajeros europeos disponía de todo tipo de lujos y comodidades, hasta que después de un viaje de veinticuatro horas llegaron a Nairobi, donde les esperaba un incómodo carro tirado por bueyes para recorrer los últimos treinta kilómetros que les separaban de la granja adquirida por Bror y que se llamaba M' bagathi. No era este el lugar al que Karen Blixen se refería con las palabras con las que abría este relato ""Allí arriba respiraba a gusto y se absorbía seguridad vital y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas "Estoy donde debo estar"", porque unos años después cambiarían a una nueva casa, pero de momento este era su hogar. Nada más llegar se vio sorprendida por el cálido recibimiento de los mil doscientos trabajadores de la plantación , pertenecientes a los kikuyu, la etnia dominante en Kenia pues constituía casi el 20% de su población y que unos años después serían los más activos en la lucha por la independencia de Kenia , agraviados por la expropiación de sus tierras cuando los británicos se las arrebataron para construir el Tren Lunático. Pero ese tiempo aún no había llegado y el recibimiento a Karen Blixen fue muy cálido. Sobre la casa , escribe Morató "No era la hermosa casa colonial que ella había soñado, se trataba de un sencillo bungalow de ladrillo visto, con cuatro habitaciones y un porche rodeados de un extenso bosque" Pero a Karen le parecía suficiente para ser feliz y los siguientes meses fueron particularmente intensos y alegres, acompañando a Bror a un safari, que por cierto es una palabra procedente del swahili que significa "viaje", y en eso lo convirtieron Karen y Bror, en el viaje de novios que no habían tenido.
Karen escribía a su familia e 1914, poco después de su llegada a África, manifestando un gran entusiasmo por aquella tierra salvaje y libre que estaba convirtiéndose en su nuevo hogar "Nos rodea la naturaleza más maravillosa que es posible imaginar, inmensas montañas azules y lejanas y la gran llanura herbosa ante nosotros llena de cebras y de gacelas, y por las noches oigo rugir a los leones como disparos en la oscuridad" . Durante todo ese año de 1914 Karen se dedicó a convertir M´bagathi en un hogar al estilo europeo, dotado del lujo y comodidades propias de la clases alta europea donde se comía con cubiertos de plata y los criados kikuyu se veían obligados a servir la mesa con unos guantes que debían resultarles extraordinariamente incómodos por el calor de aquel lugar. Bror trataba de organizar la plantación y prepararla para la primera cosecha de café mientras su relación con la colonia británica en la región no era muy fluida, en parte porque eran daneses, extranjeros para los británicos allí asentados, en parte por la preocupación e interés que Karen no tardaría en mostrar por los kikuyu y sus condiciones de vida , algo inconcebible para la colonia británica que , en los mejores casos, trataban a los kikuyus como si se tratara de niños pequeños que fueran incapaces de vivir por sí solos y en el peor de los casos simplemente como esclavos. En 1914 cae enferma de ese mal del que era casi imposible escapar para todo viajero en África, la malaria. , transmitida por el mosquito Anopheles , que inyecta en el torrente sanguíneo el parásito Plasmodium, y cuyos síntomas más comunes son fiebre, escalofríos, sudores , dolor de cabeza, nauseas, dolores musculares, heces sanguinolentas entre otros muchos.
Aunque la fotografía es algo borrosa , son Bror von Blixen y su esposa Karen Blixen junto a dos leones cazados en uno de los safaris que compartieron . Ella estaba entusiasmada por la caza y años después escribiría en "Lejos de África" que "Cuando atrapas el ritmo de África te das cuenta de que es el mismo que el de toda su música. Lo que aprendí en la caza en el país me fue útil con los nativos." Precisamente sobre los aborígenes africanos escribía como casi nada más llegar simpatizó con ellos "Desde mis primeras semanas en África sentí un intenso afecto por los nativos. Era un sentimiento muy fuerte que comprendía a todas las edades y los dos sexos. El descubrimiento de las razas de piel oscura fue una magnífica ampliación de mi mundo" Y ellos se lo agradecerían con el respeto y la admiración que les inspiraba aquella mujer blanca que, en contraste con el resto de hombres y mujeres blancos, no les trataba ni como un amo a sus esclavos ni como un padre a sus hijos, sino como iguales (Imagen procedente de http://www.kb.dk ) |
Durante el tiempo que permaneció enferma no fue Bror el que estuvo a su lado sino quién ya era su fiel sirviente, Farah,, del que Karen escribía , según recoge Cristina Morató, "Farah es mi consuelo y mi apoyo mejor que una doncella blanca, y no sabes lo delicado y sensato que es, y además los somalíes tienen unas maneras que parecen Grandes de España". Años después , en su libro "Sombras en la hierba", Karen volvería a referirse a Farah como mucho más que un ayudante, un amigo y un confidente, alguien que la ofrecía compañía y apoyo en aquel lugar en el que comenzaba a sentirse cada vez más sola por las constantes ausencias de Bror en sus viajes de safari "No había cosa que yo - escribía Karen refiriéndose a Farah - hiciera o pensara de la que él no estuviera al corriente" Ya entonces Bror era infiel a Karen aunque aun estuvieran en su primer año de matrimonio, el barón era un mujeriego empedernido y Kenia ofrecía muchas oportunidades. Javier Reverte escribe en "El Sueño de África" que en la Kenia de aquellos años "Un hombre podía dormir con las mujeres de casi todos sus mejores amigos y la mayoría de las mujeres podían alardear de conocer la potencia sexual de casi todos los hombres de Nairobi" y cita una broma que estaban en boga en Inglaterra y que se refería a la promiscuidad que reinaba en la colonia de África Oriental "¿Es usted casado o es de Kenia?". Era una época de efervescencia en la colonia, de hombres blancos ambiciosos que buscaban encontrar allí su fortuna y también un paraíso lleno de placeres y entre ellos sobresalían el sexo y la caza. Sobre esto último escribe Reverte "Aquellos ruidosos y alegres hombres blancos que querían diseñar un país a la medida de sus ambiciones y sus sueños tenían muchos placeres. Y el mayor de todos era la caza. Pese a que las leyes restringían mucho su práctica y reducían a cuatro, por ejemplo, el número de gacelas que cada granjero podía cazar al mes, nadie se sustraía a la tentación de disparar hasta la saciedad en el mejor cazadero del planeta".
A pesar de las infidelidades de Bror, Karen escribía con cariño de su marido en cartas dirigidas a su familia en Dinamarca "Pienso que os alegrará muchísimo saber lo que bien que habla de Bror toda la gante que he conocido aquí. Todos ellos vienen a decirme que lo que ha hecho en la finca es un trabajo único y un ejemplo para toda África". Durante el tiempo que estuvo enferma Farah la enseño el swahili , una lengua hablada por diferentes pueblos de Kenia, Tanzania y el norte de Mozambique y con la que Karen podría comunicarse con los kikuyu. Recuperada de la malaria, y siempre junto a su fiel Farah, Karen recorrió a caballo todas sus tierras y los lugares donde vivían sus trabajadores y no tardaría en ganarse su respeto, pues era algo extraordinario que un blanco manifestara interés por ellos , acostumbrados como estaban a ser ignorados por los que se beneficiaban de su esfuerzo. Las ancianas kikuyu comenzaron a llamarla "Jerie", que significa "la que escucha" porque se detenía a hablar con ellos y a atender sus necesidades. Ella se sentía más cercana a sus trabajadores africanos que a la colonia británica a los que calificaba de "incultos, racistas y provincianos". Los británicos tampoco tenían demasiada simpatía por aquel matrimonio danés y aún tendrían menos cuando unos meses más tarde, el 28 de julio de 1914 estallaba la Primera Guerra Mundial. Pero antes de ese momento , Karen aún tuvo tiempo de acompañar a Bror en otro safari en el que en esta ocasión ella participó activamente y del que quedó completamente encantada "Pido humilde y realmente perdón a los cazadores -escribiría - cuyo éxtasis por la caza yo hasta ahora no comprendía No hay nada en el mundo como la caza" mientras que Bror observaba sorprendido que "Tanne -así la llamaba cariñosamente - demostró ser una cazadora implacable y sin pizca de humanidad. Mataba a todo lo que se cruzaba en su camino sin distinguir" Pero los tiempos de safari acababan y ahora sus vidas se verían afectadas por la guerra. Comenzaba la verdadera aventura de África para Karen, pero eso lo veremos mañana en la segunda parte de esta historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario