Santa María della Concezione dei Cappuccini es una iglesia de Roma situada en la Vía Veneto que no suele figurar entre los lugares imprescindibles a visitar en las guías que instruyen a los turistas que viajan a la antigua capital del Imperio Romano. La primera vez que viajé fuera de España en mis vacaciones lo hice precisamente a Roma en 1998 , hace ya casi veinte años. No se me ocurren muchos sitios mejores para conocer en tu primera experiencia viajera, sobre todo si amas la historia, el arte y también la vida, porque Roma no es un museo al aire libre sino una ciudad donde la vida palpita en sus calles como lo hacía en tiempos de Julio César (100-44 a.C) cuando recorría las estrechas calles del barrio más popular de Roma, la Subura, que trepaba por las colinas del Quirinal y el Viminal. Una tarde, cuando regresaba caminando de un largo día de paseos por la ciudad, con el asfalto en estado casi líquido bajo el sol abrasador del julio romano, me detuve frente a la entrada de Santa María della Concezione, en apariencia una más de la multitud de iglesias que pueblan la ciudad, cada una de las cuales te puede sorprender con un tesoro artístico en su interior. La guía que llevaba apenas la dedicaba dos líneas y hacía referencia a su cripta cripta que merecía la pena visitar. Entré, más pensando en buscar refugio del calor que abrasaba la calle que interesado en lo que iba a encontrar dentro. Apenas había entrado por la pequeña puerta que daba acceso a la cripta, se desplegó ante mi vista un espectáculo que creo que todo el que lo haya contemplado lo conservará en su memoria como una de las imágenes más impactantes de Roma. Paredes cubiertas del suelo hasta el techo de calaveras apiladas una encima de otras , lámparas y arcos formados con tibias y fémures y , tal vez lo más impresionante de todo este tétrico conjunto, los esqueletos de antiguos monjes capuchinos erguidos sobre sus piernas y cubiertos todavía con el hábito que llevaron en vida , sosteniendo un negro crucifico entre las manos mientras las cuencas vacías de sus ojos parecían mirarme a través del tiempo, diciéndome "Memento mori", "Recuerda que has de morir".
"Triunfo de Tito y Vespasiano" obra del pintor italiano Giulio Romano (hacia 1499-1546) que se conserva en la actualidad en el Museo del Louvre. Según la tradición en los desfiles victoriosos como éste del emperador Vespasiano (9-79) junto a su hijo Tito (39-81), a su lado iba un hombre que le decía al oído "Memento mori" , una expresión latina que puede traducirse como "Recuerda que morirás" o "Recuerda que has de morir" ,expresión que hunde sus raíces en los orígenes de Roma. No hay acuerdo sobre la frase, pues incluso un autor posterior como Tertuliano (hacia 160-220), escritor y Padre de la Iglesia, señalaba que lo que probablemente se decía era "¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" Lo que era una forma de recordar su naturaleza mortal frente a la inmortalidad de los dioses. Fuera así o no, se utilizara esta expresión o sea más bien fruto de la leyenda, su importancia radica en el símbolo de estas palabras como recordatorio de la fugacidad de nuestra existencia, un símbolo que será recogido por el arte y que subraya la banalidad de nuestras ambiciones y afanes materiales pues al final, como escribía el poeta Quinto Horacio Flaco (65-8 a. C) "La pálida muerte lo mismo llama a las cabañas de los humildes que a las torres de los reyes "Y es el propio Horacio el que nos anima a aprovechar el momento presente, lo único que tenemos seguro, pues nada sabemos sobre el mañana, con la célebre expresión Carpe Diem "Carpe Diem, quam minimum credula postero" Es decir, Aprovecha el día, no confíes en el mañana" (Imagen procedente de www.wiseattention.org) |
En el suelo había una inscripción, me incliné a leerla. Estaba en en italiano, y decía "Quello che voi siete noi eravamo; quello che noi siamo voi sarete", que quiere decir "Como vosotros sois nosotros éramos, como nosotros somos vosotros seréis" Levanté la vista y allí seguían aquellos cuerpos descarnados , desprovistos de la máscara de piel y carne que nos cubre en vida , mostrándome el destino final que a todos nos aguarda, un final que todos conocemos pero que en plena juventud parece ajeno a ti, como si fuera algo que sucede a otros e incluso cuando van transcurriendo los años no hay persona que no crea que todavía tiene por delante décadas de vida.Yo no era ni soy diferente a esa mayoría, hasta entonces no me había detenido a reflexionar sobre mi propia mortalidad, pero después de abandonar la cripta durante lo que quedó de aquel día no pude quitar de mi mente ni la mirada sin ojos de las calaveras de los monjes capuchinos , casi burlándose de mi advirtiéndome que por muy fuerte y lleno de vida y juventud que me sintiera en aquel momento , algún día todos mis sueños, mis placeres, mis lecturas, mis recuerdos acabarían transformados en lo que ellos eran. Debo decir que no soy de talante melancólico ni dado a la tristeza y al día siguiente continué disfrutando de una de mis ciudades favoritas, pero desde entonces de vez en cuando surgían de la bruma de mi memoria aquellas palabras aunque como si se tratara de un visitante indeseado trataba de cerrarlas pronto la puerta y expulsarlas al exterior. No había leído todavía en aquella época el "Macbeth", la tragedia que relata las desdichas del ambicioso rey de Escocia escrita por William Shakespeare (1564-1616). Lo haría algunos años más tarde y allí se encontraba una célebre frase que aparece en la V escena del V acto y que seguro que conocéis aun sin haber visto o leído la obra .
Detalle de la cripta de Santa María della Concezione dei Cappucini que podréis visitar, aunque no tomar fotografías pues está prohibido excepto con un permiso especial, si vais a ésta iglesia situada en la Via Veneto de Roma. Construida por orden del papa Urbano VIII(1568-1644) en honor de su hermano Antonio Marcello Barberini (1569-1646) al que elevó a la dignidad de cardenal en uno de sus muchos actos de nepotismo, pues tres de sus sobrinos también llegarían a ser cardenales gracias a la mano protectora del pontífice. Antonio Barberini pertenecía a la orden de los capuchinos y a su muerte fue enterrado en esta iglesia donde se encuentran algunas importantes pinturas de artistas como Il Domenichino (1581-1641) pero lo que hoy llama la atención del visitante es su cripta que contiene los huesos de cerca de cuatro millares de monjes capuchinos procedentes del antiguo cementerio de la Orden y donde había enterramientos desde 1528 y hasta el año 1870. Por tétrica que nos pueda parecer la disposición de esta cripta dividida en cinco capillas con cuerpos de monjes como los de la imagen, vestidos con el hábito de su orden y sujetando un crucifico, su mensaje es de esperanza, para recordarnos que la vida es fugaz y que es un paso hacia otra vida , por lo que no hay que temer a la muerte. Pero al mortal que entra en la cripta lo que le impresiona , mas que la palabra o el mensaje simbólico , es la presencia física de nuestra mortalidad, (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org) |
Estamos en el final de la obra cuando comunican a Macbeth, asediado en su castillo, que su esposa acaba de morir ."Señor, la reina ha muerto" , le dice Seyton, uno de sus hombres, a lo que Macbeth replica con el fatalismo del que descubre que todos sus esfuerzos no sirven para nada y todos sus sacrificios , luchas y ambiciones se aparecen ahora ante sus ojos como actos absurdos y sinsentido ante la realidad implacable de la muerte "El mañana y el mañana y el mañana avanzan a pequeños pasos, de día en día, hasta la última sílaba del tiempo recordable; y todos nuestros ayeres han alumbrado a los locos el camino hacia el polvo de la muerte. La vida no es más que una sombra que pasa , un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena , y después no se acuerda más" y concluye Macbeth con estas palabras que a mi parecer se encuentran entre las más terribles escritas en la literatura por lo que significan "La vida es un cuento lleno de ruido y furia, contado por un loco, y que no significa nada". Shakespeare pone en boca del rey escocés estas palabras que nos dicen que la vida es absurda, que todos nuestros esfuerzos son vanos y que nuestras existencias significan nada. El gran dramaturgo inglés se inspiraba en las sentencias clásicas, como aquellas palabras del poeta romano Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C) cuando escribía sobre lo fútil de nuestras ambiciones y esperanzas pues nada escapa al final "¿A qué tirar tan alto, si es tan breve la vida?" Lo que transmitían los monjes capuchinos de la Iglesia de Santa María della Concezione dei Capuccini y lo que nos cuenta Macbeth y el poeta Horacio son una misma idea con un enfoque diferente. Todos ellos nos advierten sobre la banalidad de nuestras ambiciones, de nuestros sueños de fama, de nuestras ansias de riqueza pues al final todo nos será arrebatado . Para Macbeth la vida es, al final, un absurdo, un cuento "contado por un loco , y que no significa nada", para los monjes capuchinos la vida no es absurda sino un paso que hay que dar hacia otra vida superior y lo que hacen es advertir con su descarnada figura que no centremos nuestra atención en la vida material, pues todo en ella perece, sino en la espiritual, la única que nos ofrece esperanza y daría sentido a nuestra presencia en el mundo.
MACBETH, ACTO V , ESCENA V POR IAN MCKELLEN
Aunque está en inglés pues no he encontrado esta escena traducida o subtitulada en castellano , no me resisto a traeros aquí al gran actor británico Ian Mckellen(1939) encarnando al rey escocés Macbeth en la obra de Willian Shakespeare, en el momento que os contaba un poco más arriba, cuando ya casi al final de la obra, en la V escena del V acto, con su castillo sitiado, le comunican que su esposa, la reina ,ha muerto . Macbeth, mirando al vacío, tal vez al vacío de su propia vida, pronuncia el terrible soliloquio:
"El mañana y el mañana y el mañana avanzan a pequeños pasos, de día en día, hasta la última sílaba del tiempo recordable; y todos nuestros ayeres han alumbrado a los locos el camino hacia el polvo de la muerte. La vida no es más que una sombra que pasa , un pobre cómico que se pavonea y agita una hora sobre la escena , y después no se acuerda más. La vida es un cuento lleno de ruido y furia, contado por un loco, y que no significa nada"
Y escuchar estas palabras de los labios de McKellen es sencillamente estremecedor.
Como europeo he nacido y me he educado en una cultura cristiana y no hace falta ser católico o protestante para estar empapado de ese sentido trascendente de la existencia porque forma parte intrínseca de la moral y la ética europea desde hace casi dos milenios, una influencia que se manifiesta incluso declarándose agnóstico o directamente ateo, y aunque no puedo hablar por otras culturas, creo que desde el animismo de las antiguas culturas africanas hasta el Islam, el judaísmo o el hinduismo, no hay sociedad humana en la que no esté presente alguna forma de credo religioso. Se llamaran Osiris, Zeus u Odín en el pasado, Yavhé, Alá o Dios en el presente, la idea de un dios , de un sentido trascendente de la existencia ha acompañado al ser humano desde aquellas orondas figuras talladas por nuestros antepasados , las llamadas Venus a las que los arqueólogos dan el significado de la Diosa Madre, la generadora de vida. Aunque se que al lector no le interesará mi condición religiosa creo que por honestidad al escribir debo explicar que no me siento perteneciente a ningún credo concreto , pues considero que todos son creaciones humanas en un intento de dar respuesta al misterio de nuestra existencia y eso hace que todos ellos puedan ser válidos en cuanto a la búsqueda de un sentido de la existencia. Pero que no pertenezca a ninguna religión no significa que no crea en algo trascendente más allá de nuestra existencia aquí y ahora. Me estremecí cuando contemplé los esqueletos de los monjes capuchinos, pero ese mismo estremecimiento me decía que aquello no podía ser todo ¿qué broma cruel sería ésta de darnos el conocimiento de nuestra mortalidad y al mismo tiempo negarnos un sentido a la existencia? Eso sería aceptar que Macbeth tenía razón y la vida "no significa nada" y todo lo que nos rodea carecería también de significado y por mi parte nunca me he llevado bien con la idea del absurdo.
Aquí tenemos un esquema de la estructura de un Agujero Negro, son puntos en el Universo donde se concentra una cantidad de masa tan elevada que genera un un campo gravitatorio tan intenso que ninguna partícula que caiga en el interior del agujero negro y atraviese el horizonte de sucesos , el punto a partir del cual ya no es posible escapar a la fuerza gravitatoria del agujero negro, podrá regresar a nuestro Universo observable pues para ello necesitaría aplicar una velocidad superior a la de la luz. Haciendo una analogía, el agujero negro sería la muerte y el horizonte de sucesos el momento en que exhalamos nuestro último aliento, pues atravesado ese umbral desaparecemos sin que sepamos cual es nuestro destino aparte del obvio que vemos con nuestros ojos, la extinción. Las religiones y creencias nacen del intento del ser humano de dar respuesta a la incertidumbre que residen en ese último momento (Imagen procedente de http://ramanujan25449.blogspot.com.es) |
Pero creer, como lo define nuestro Diccionario de la Lengua Española, es "tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa o sin que esté comprobado o demostrado" , es decir, lo opuesto a una prueba científica, pues no hay hechos y datos que se puedan medir y verificar y , por lo tanto, nunca tenemos certeza, por eso decimos que creemos y no que sabemos pues no podemos tener conocimiento de lo que hay o no hay tras el velo de la muerte de la misma forma que ignoramos que sucede más allá del horizonte de sucesos de un agujero negro , que es el nombre que se da en astronomía a la superficie imaginaría que se encuentra sobre un agujero negro. Una vez que una partícula atraída por la fuerza gravitatoria del agujero negro traspasa este horizonte de sucesos desaparecerá para siempre de nuestra vista, pues nada puede salir del agujero negro a no ser que superase para ello la velocidad de la luz, lo que , según la Teoría de la Relatividad, no es posible en nuestro Universo. Ignoramos lo que hay más allá del horizonte de sucesos de la misma forma que ignoramos que hay más allá de la muerte, y sólo podemos realizar hipótesis, en el caso del científico sobre el agujero negro, y creer en el caso de lo que hay más allá de ésta vida. Y creer es siempre incertidumbre , pues carecemos de la prueba irrefutable que nos demuestre que aquello que creemos es cierto. La mesa sobre la que estoy escribiendo la veo, la puedo tocar, está aquí y hoy se que está formada por millones de átomos . No necesito creer en la mesa porque tengo la experiencia sensorial de su existencia, pero si tengo que decir creo que tiene que haber algo después de la muerte porque lo pienso así pero no tengo la certeza de que es así. Y la incertidumbre es lo que genera el miedo a la muerte, el desconocer que sucede ¿se apagan las luces y termina la función?¿o es sólo un paso hacia otro escenario diferente? y tal vez la pregunta más importante y la única a la que podemos buscar una respuesta concreta ¿qué actitud tomar ante la muerte?
Portada de la primera edición de "Ensayos" publicada en 1580 , con la que se inauguraba un nuevo género literario, llamado precisamente ensayo, del que somos deudores todos los que hoy publican blogs como éste, pues de mejor o peor calidad, todos son , a su manera, ensayos, una forma de diálogo entre el autor y el lector . Quizás la mejor forma de definirlo sea con el saludo al lector que escribe Michel de Montaigne al inicio de su obra que me permito reproducir, pues es una declaración de intenciones que nos muestra la personalidad de Montaigne que nos habla directamente a nosotros: "Es te un libro de buena fe, lector. De entrada te advierto que con él no me he propuesto otro fin que el doméstico y privado. En él no he tenido en cuenta ni el servicio a ti, ni mi gloria. No son capaces mis fuerzas de tales designios. Lo he dedicado al particular solaz de parientes y amigos: a fin de que, una vez me hayan perdido (lo que muy pronto les sucederá) puedan hallar en él algunos rasgos de mi condición y humor, y así alimenten, más completo y vivo, el conocimiento que han tenido de mi persona. Si lo hubiera escrito para conseguir el favor del mundo, habríame engalanado mejor y mostraríame en actitud estudiada. Quiero que en él me vean con mis maneras sencillas, naturales y ordinarias, sin disimulo ni artificio : pues píntome a mí mismo. Aquí podrán leerse mis defectos crudamente y mi forma de ser innata , en la medida en que el respeto público me lo ha permitido. Que si yo hubiese estado en esas naciones de las que se dice viven todavía en la dulce libertad de las primeras leyes de la naturaleza, te aseguro que gustosamente me habría pintado por entero , y desnudo. Así, lector, yo mismo soy la materia de mi libro: no hay razón para que ocupes tu ocio en tema tan frívolo y vano. Adiós pues." (Imagen procedente de http://www.bvh.univ-tours.fr/) |
Después de ésta larga introducción os estaréis preguntado, el que haya tenido la paciencia de seguirme hasta aquí, que tiene todo esto que ver con el título de este artículo , "Conversaciones con Montaigne". Aunque durante toda mi vida he escuchado hablar sobre Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592) , el respeto que a veces nos causan las obras de los autores considerados "clásicos" y más todavía si están relacionados con el pensamiento , hizo que no me acercara a una obra de la que sólo había leído alabanzas de otros escritores, en especial una frase del escritor francés Gustave Flaubert(1821-1880) que al recomendar la lectura de la obra que haría pasar a la historia a Montaigne, sus "Ensayos", escribía a un amigo "No lo leas como hacen los niños, por diversión, ni tampoco como los ambiciosos, para instruirse. No, debes leerlo para vivir" A pesar de ello no me acerqué a su obra hasta que hace cinco años cayó en mis manos un libro titulado "Cómo vivir. Una vida con Montaigne" de la escritora británica Sarah Bakewell (hacia 1962) que es una magnífica guía para entrar en la vida y la obra de Michel de Montaigne , para acercarte tanto a su obra como al hombre que la escribió , lo que en el caso de Montaigne creo que se puede decir que la una y la otra son inseparables, pues Montaigne está en sus "Ensayos", ellos son él pues nos habla a través de ellos. Después de terminar la lectura del libro de Bakewell compré un ejemplar de los "Ensayos" y desde entonces vuelvo a sus páginas de cuando en cuando, lo abro por uno de sus ensayos , lo leo , lo subrayo y trato que mi débil memoria trate de aprovechar algo de su contenido. Pero , como bien decía Flaubert, no se trata de leerlo para ser más instruido ni tampoco para entretenerse, los "Ensayos" son mucho más que eso, son , como lo define Bakewell , "una conversación que ha durado siglos entre Montaigne y todos aquellos que han llegado a conocerlo"·, un diálogo en el que Montaigne deja de ser un hombre que vivió hace cuatrocientos años para convertirse en un amigo íntimo, que parece hablarte sólo a ti y que puedes llegar a confundir con tu propia voz, como decía el también escritor francés André Gide (1869-1951) que al referirse pensamiento y las palabras de Montaigne contenidos en sus "Ensayos" sentía que "Me lo he apropiado tanto que parece que sea mi auténtico yo".
Supuesto retrato de Michel de Montaigne del que desconocemos el nombre de su autor, aunque con frecuencia lo encontraréis atribuido al pintor francés Daniel Dumonstier (1574-1646) y que fue identificado con Montaigne por primera vez en una edición de los "Ensayos" del año 1608. Por sus palabras , que os reproduzco un poco más adelante, sabemos que era de baja estatura , algo de lo que se lamentaba con cierta frecuencia porque consideraba que la altura era la única belleza del sexo masculino y él carecía de ella. Sarah Bakewell en su obra "Como vivir, Una vida con Montaigne" menciona el poema que le dedicó su gran amigo, el escritor Étienne de la Boétie , donde mostraba lo que pensaba Boétie sobre su amigo: "Boétie pensaba - nos cuenta Bakewell - que Montaigne era un joven brillante y lleno de promesas, pero con el peligro de desperdiciar sus talentos. Necesitaba la guía de un mentor más tranquilo y más sabio , pero veía en él una tozuda tendencia a rechazar esa guía cuando se la ofrecían" Era demasiado susceptible a las mujeres jóvenes y guapas y estaba demasiado pagado de sí mismo" Cuando comience a escribir sus "Ensayos" encontraremos a otro Montaigne diferente que a había vivido muchas experiencias que le transformaron. Montaigne reflexiona sobre lo cambiante de nuestro pensamiento que como el agua fluye "Ora con suavidad, ora violentamente, según las aguas estén furiosas o tranquilas . Cada día un nuevo antojo y nuestros humores cambian con los cambios del tiempo" (Imagen procedente de https://fr.wikipedia.org) |
Ahora me arrepiento de haber tardado tantos años en asomarme a sus páginas y he creído que podría ser una buena idea abrir una nueva sección en el Mentidero a la que acudir de vez en cuando en la que conoceremos uno de sus ensayos y mantendremos con él esa conversación que millones de lectores han tenido con Montaigne durante los últimos cuatro siglos. Y si logro despertar la curiosidad de alguien que no tuviera la intención de leerlo y ahora se animase a sumergirse en sus páginas sería la mejor recompensa que puedo imaginar, porque Montaigne nos enriquece la vida con sus palabras y nos proporciona una visión de la existencia que , sobre todas las cosas, está penetrada de un profundo amor a la propia vida y a los seres humanos. Es posible que no encontremos certidumbres ni respuestas concretas a muchas preguntas, nunca fue esa la intención de Montaigne, pero si encontraremos caminos para recorrer y que , como decía Flaubert, nos ayudan a vivir, a entender algo más esto tan extraño y misterioso que es la existencia. Y para empezar estas conversaciones con el escritor bordelés he escogido algo tan inextricablemente unido a la vida como es la muerte y que trata en sus ensayos, en particular en el Capítulo XX del Libro I de "Ensayos" titulado "De cómo filosofar es aprender a morir" Pero antes de ello, en esta primera parte, quiero presentaros, aunque sea brevemente, a nuestro interlocutor. El 28 de febrero de 1533 nace en la fortaleza de Montaigne , en el pequeño pueblo de Saint Michel de Montaigne que hoy tiene apenas unos centenares de habitantes y que está situado cerca de la ciudad de Burdeos, el hijo de Pierre Eyquem de Montaigne (1495-1568), señor de la fortaleza que lleva su nombre y procedente de una familia de prósperos comerciantes bordeleses dedicados al comercio del vino y el pescado, y de su esposa Antoinette de Louppes de Villeneuve (1514-1603) . Su padre llegará a ser en el futuro alcalde de Burdeos entre 1554 y 1556 lo que , como explica Bakewell en su libro sobre Montaigne,"ejemplifica el grado de movilidad social que era posible entonces", al menos para aquellos que habían tenido éxito en los negocios como era el caso de la familia de Montaigne. Sería precisamente Michel de Montaigne el primer miembro de la familia en obtener el estatuto de nobleza.
La Torre de Montaigne o Torre de la Librería, que forma parte de la Fortaleza de Montaigne , cuyos orígenes se remontan al siglo XIV y que se convertiría en la residencia de la familia Montaigne desde que el bisabuelo de Michel, Ramon Eyquem, lo adquiriera en 1477. Aquí nación Michel de Montaigne, aquí escribió sus ensayos , aquí recibió al que sería futuro rey de Francia Enrique IV y én una de sus estancias moriría Montaigne el 13 de septiembre de 1592. El castillo sufriría un gran incendio en 1885, siendo reconstruido después , mientras que de e su parte antigua sólo se salvaría la torre que tenéis en la imagen, donde Montaigne tenía su biblioteca y donde gustaba de aislarse para escribir. (Imagen procedente de https://fr.wikipedia.org) |
Montaigne no estaba sólo pues tuvo siete hermanos y hermanas , pero aunque apenas conocemos algo del resto de sus hermanos, sabemos que Michel de Montaigne recibiría una educación no solo esmerada, sino muy particular, o como Bakewell lo califica, "un experimento pedagógico casi sin precedente alguno" y empezó nada más nacer cuando "fue enviado a vivir -escribe Bakewell- con una familia humilde en un pueblo cercano" ¿Por qué? Pues el padre de Montaigne quería que su hijo se acostumbrara al trato con los plebeyos y no que se criara en una burbuja de cristal apartado de la realidad de la gente que tendría bajo sus órdenes , aunque ésta convivencia con otra familia tuvo un inconveniente, y es que , como señala Bakewell, "no consiguió establecer vínculos con sus auténticos padres" si bien el propio Michel de Montaigne aconsejaba vivamente a quien le quisiera escuchar que esa era la mejor forma de educar a los hijos . Tal vez con dos años regresó al castillo familiar y aquí empezó la siguiente etapa del experimento pedagógico de su padre pues el pequeño Montaigne "iba a ser educado como un hablante nativo en latín" aunque como ni Pierre ni Antoinette hablaban latín tuvieron que contratar a un tutor , un tal doctor Horst que se convertiría en una de las personas más importantes en la vida de Montaigne . Aquello cambiaría la vida no sólo del pequeño Montaigne sino de toda la familia e incluso del servicio doméstico como él mismo nos cuenta "Mi padre y mi madre - nos cuenta Montaigne - aprendieron el latín suficiente, de este modo, para comprenderlo , y adquirieron la habilidad suficiente para usarlo cuando era necesario, igual que los criados más dedicados a mi servicio. Juntos, nos latinizamos tanto que esto se derramó en todos nuestros pueblos , por todas partes . En cuanto a mí, tenía más de seis años cuando empecé a entender algo más de francés o perigordiano que de árabe" Y aquí tenemos a Montaigne convertido en su infancia en un hablante en latín nativo y más adelante aprendería también griego sólo como diversión. Señala Bakewell que Pierre quería adaptar la educación de su hijo a las nuevas teorías educativas "que ponían énfasis en que el aprendizaje debía ser agradable" y así se desarrolló la educación de Montaigne, alimentando su curiosidad y no forzando su mente "habiéndose guiado muy temprano en la vida sólo por su propia curiosidad -escribe Bakewell -, al crecer se convirtió en un adulto de pensamiento independiente , que seguía su propio camino en todo, más que plegarse al deber y la disciplina".
"La infancia de Michel de Montaigne" del pintor francés Pierre Nolasque Bergeret (1782-1863) que hace referencia a las palabras del propio Montaigne que nos cuenta que su padre creía que , siguiendo opiniones de su tiempo que . "Turba los tiernos cerebros de los niños despertarlos por la mañana con un sobresalto. Mi padre hizo que se me despertara con un instrumento y tenía a un tañedor de laúd para tal fin" Y esa es la escena que contemplamos en esta obra, con el tañedor de laúd despertando a un pequeño Michel de Montaigne . Recibió una educación innovadora, donde no se aplicaban los castigos corporales, algo poco habitual en aquel tiempo y aún hasta mucho después. Escribe Bakewell "El castigo corporal era para él casi desconocido ;a lo largo de toda su infancia . sólo dos veces le golpearon con un bastón y de una forma muy suave. Era una educación con sabiduría y tacto" (Imagen procedente de https://fr.wikipedia.org) |
Es entonces cuando nace en Montaigne su idea de cuestionarlo todo , como señalará en su ensayo "De la educación", donde escribe que desde niños debemos acostumbrarnos a "pasarlo todo a través de un cedazo y no guardar nada en la cabeza por simple autoridad y confianza". Que idea tan moderna ¿verdad?. A los seis años de edad el experimento pedagógico terminó y Montaigne fue enviado, como cualquier otro niño de su edad, al colegio en concreto al Collège de Guyenne, en Burdeos. donde Montaigne jugó con la importante ventaja de dominar el latín como si hubiera nacido en la antigua Roma. Durante su estancia en Burdeos viviría las primeras convulsiones políticas cuando el rey Enrique II(1519-1559) establecía el pago de un impuesto sobre la sal del que hasta entonces Burdeos había estado exenta de pago y quedó horrorizado cuando una multitud enfurecida no sólo arrasó las casas de algunos recaudadores de impuestos sino que asesinó ante los ojos de un Montaigne de quince años de edad, al gobernador de Burdeos, Tristan de Moneins (fecha desconocida-1548). Un año más tarde la peste asoló la región mientras que Montaigne dejaba la escuela sin que sepamos muy bien lo que hizo en los siguientes nueve años de su vida . Lo que si sabemos es que Montaigne había desarrollado un gran amor por la lectura y los libros aunque huye d de la lectura erudita pues para él la lectura tiene que ser un placer y no un trabajo "Si encuentro dificultades a la hora de leer - escribe- no me muerdo las uñas por ello; lo dejo ahí. No hago nada sin alegría" Casi podríamos escoger estas palabras como el lema de la vida de Montaigne "No hago nada sin alegría". Y entre sus escritores favoritos destacaba por encima de todos el historiador griego a Plutarco (hacia 46-120) , autor de "Vidas paralelas" . Señala Bakewell que a Montaigne " le encantaba la forma que tenía Plutarco de componer su trabajo rellenándolo con imágenes, conversaciones , personas, animales y objetos de todo tipo , más que disponiendo fríamente abstracciones y argumentos" , lo que además dejaba traslucir la personalidad del escritor detrás de su texto, o como Montaigne decía "Creo que ahora conozco su alma", lo que curiosamente sería lo mismo que dirán en el futuro muchos de los lectores de "Ensayos" sobre Montaigne. Sin duda Plutarco fue uno de los grandes inspiradores de Montaigne a la hora de iniciar la redacción de sus "Ensayos".
Ejemplar de "Vidas paralelas" del historiador t biógrafo griego Plutarco (hacia 46-120) donde empareja a una serie de célebres personalidades griegas y romanas para , comparándolas, mostrarnos sus defectos y virtudes. A Montaigne le entusiasmaba el estilo de Plutarco al que le gustaba explicarse con ejemplos y episodios que narraba con agilidad, alejándose de conceptos abstractos y mostrando su propia personalidad en el texto, lo mismo que Montaigne haría en sus "Ensayos" Escribe Bakewell "A Montaigne le encantaba la sensación de sentir la personalidad de Plutarco que se transparentaba en su obra - "Creo que ahora conozco incluso su alma" dirá Montaigne sobre Plutarco - y era era lo que buscaba Montaigne en un libro, igual que la gente lo sigue buscando hoy en su obra; la sensación de conocer a una persona real a través de los siglos. No importa, decía, si la persona a la que quieres lleva muerta quinientos años o, como su padre entonces, dieciocho años,. Ambos eran igualmente remotos; ambos igualmente cercanos" Y así te sientes al adentrarte en los "Ensayos" y en la vida de Montaigne, acercándote a alguien muy próximo aunque te separen de el más de cuatro siglos. (Imagen procedente de articulo.mercadolibre.com.ar) |
Se quejaba de su frágil memoria "No hay hombre que se ocupe menos de hablar de la memoria. Porque yo no reconozco apenas traza alguna de ella en mi mismo , y no creo que haya otra en el mundo tan monstruosamente deficiente como la mía" y también se lamentaba de su corta estatura, pues según su opinión la única belleza del hombre residía en su altura " Allí donde reside la - nos dice un quejoso Montaigne -ni la anchura y curvatura de la frente, ni la claridad y suavidad de los ojos, ni la moderada forma de la nariz , ni la pequeñez de orejas y boca , ni la regularidad y blancura de los dientes, ni la suave espesura de una barba del color de la cáscara de una castaña, ni el cabello ahuecado, ni la redondez armoniosa de la cabeza, ni la frescura del color , ni el aspecto agradable del rostro, ni un cuerpo sin malos olores, ni una adecuada proporción de los miembros pueden hacer guapo a un hombre" El que esto os escribe no puede sino sentir una profunda simpatía por nuestro Montaigne con quien no comparte talento pero si la menguada estatura. Es casi seguro que en esos años Montaigne estudió Derecho y Bakewell aventura que lo hizo probablemente en Toulouse o en París, una ciudad a la que amaba profundamente "La amo tiernamete- escribe- con todos sus defectos e imperfecciones" y añade que es "grande en población, grande en la felicidad de su situación, pero por encima de todo, gran e incomparable en la variedad y diversidad de las buenas cosas de la vida" Estudiara donde estudiase, nos encontraremos con Montaigne en Perigueux donde trabaja como funcionario aunque ya en 1557 se traslada al Parlamento de Burdeos donde conocerá al mejor amigo que tendría en su vida, el escritor Étienne de la Boétie (1530-1563). Ya escribí sobre la vida y obra de la Boétie y sobre la estrecha amistad que uniría a ambos,. Recupero ahora pare de lo que entonces escribí y al lector interesado le dejo el enlace que le llevará hasta la historia de la Boétie:
http://chrismielost.blogspot.com.es/2015/02/pensamiento-amistad-y-muerte-de-etienne.html
http://chrismielost.blogspot.com.es/2015/02/pensamiento-amistad-y-muerte-de-etienne_3.html
Estatua de Michel de Montaigne realizada en 1858 por el escultor bordelés Dominique Fortuné Maggesi (1801-1892) y situada en la Place des Quinconces de Burdeos. Montaigne rechazaba en todo momento que lo trataran como un erudito como nos cuenta Bakewell: "Él prefería conversar con los escritores antiguos en un tono de camaradería. Esforzarse era algo que él mismo aseguraba no hacer nunca, ya fuera leyendo o escribiendo: "Voy hojeando ahora un libro, ahora otro , sin orden y sin plan alguno , por fragmentos inconexos" Montaigne se podía enfadar mucho si pensaba que alguien sospechaba de él que era un erudito concienzudo" Por supuesto, aunque él negara su trabajo intelectual, éste si existía y se puede ver en los libros de su biblioteca con los comentarios de su puño y letra. El escritor español Antonio Muñoz Molina (1959) resume con estas palabras lo que sienten casi todos los que entran en contacto con las palabras de Montaigne "A Montaigne se llega por primera vez en un cierto momento de la vida y ya está volviendo siempre o llegando siempre, porque siempre tiene algo de inédita bienvenida. Montaigne inventó una manera de escribir que antes de él no existía, y una manera de estar en el mundo que sigue siendo tan singular ahora como lo fue cuando él escribía" O como decía el barón de Montesquieu (1689-1755) "En la mayoría de los autores veo al hombre que escribe, en Montaigne al hombre que piensa" Y si me permite el lector yo añadiría que en Montaigne veo a un amigo con el que conversar y al que escuchar sobre las cosas de la vida (Imagen procedente de www.pileface.com ) |
Nos cuenta Bakewell que "La Boétie no era ni gallardo ni guapo , pero uno tiene la impresión de que era inteligente y de buen corazón , con aire de sensatez" En cuanto a Montaigne, Boétie pensaba que "era un joven brillante y lleno de promesas pero con el peligro de desperdiciar sus talentos. Necesitaba la guía de un mentor más tranquilo y más sabio , pero tenía una tozuda tendencia a rechazar la guía que cuando se la ofrecían" A todo ello había que añadir que "era demasiado sensible a las mujeres jóvenes y guapas y estaba demasiado pagado de sí mismo" sin embargo, esta apreciación de los defectos de carácter que observaba Boétie en Montaigne no impidió que en el poema que realizó sobre él escribiera que "Tu estás ligado a mí , Montaigne, por el poder de la naturaleza y por la virtud que es el dulce encanto el amor " En cuanto a Montaigne, escribiría después que desde su primer encuentro en Burdeos quedaron "tan seducidos el uno por el otro, tan bien avenidos, tan ligados entre sí"que desde aquel primer instante se convirtieron en los mejores amigos. " En cuanto a Montaigne, escribiría después que desde su primer encuentro en Burdeos quedaron "tan seducidos el uno por el otro, tan bien avenidos, tan ligados entre sí"que desde aquel primer instante se convirtieron en los mejores amigos. Puede que os sorprenda este lenguaje apasionado entre dos amigos y os haga pensar más bien en una relación de amor homosexual, pero según explica Bakewell era común en aquel tiempo esta forma de tratamiento entre los amigos "Los hombres - explica la escritora - se escribían unos a otros habitualmente como adolescentes enamorado . No se amaban tanto los unos a los otros como al elevado ideal de amistad" Se miraban en el espejo de los ejemplos de amistad de la época clásica que los humanistas del Renacimiento trataban de imitar y en concreto La Boétie y Montaigne se sentían reflejados en la estrecha amistad que había unido al filósofo griego Sócrates (4700-399 a.C) y el joven y bello Alcibíades (hacia 450- 404 a. C) que fue discípulo del filósofo. Boétie comparaba a Montaigne con Alcibiades, que era agraciado físicamente, mientras que Montaigne hacía lo propio con Boétie al que comparaba a Sócrates tanto en sabiduría como en un aspecto físico no tan agraciado y escribía sobre su amigo que tenía "una fealdad que envolvía un alma realmente bella" .
"Sócrates arrastrando a Alcibíades del abrazo del placer sensual" del pintor francés Jean Baptiste Regnauld (1754-1829) . El filósofo Sócrates (470-399 a.C) fue el maestro de Alcibíades (hacia 450-404 a.C) que tendría una vida turbulenta en la que en numerosas ocasiones cambiaría de bando en la lucha entre Atenas y el Imperio Persa. La relación entre Sócrates y Alcibíades fue muy estrecha y marcada por la sensualidad , convirtiéndose en el espejo en el que se miraron Boétie y Montaigne para alcanzar su elevado ideal de amistad. Escribe Sarah Bakewell que : "Pocas personas creen hoy en día que tuvieran una relación sexual (se refiere a Montaigne y Boétie), aunque la idea siempre ha tenido sus seguidores. Pero la intensidad de sus expresiones resulta sorprendente. Montaigne describe su amistad como una enorme ola de amor que los barrió a ambos. Su apego a la moderación en todas las cosas le abandonaba cuando se refería a la Boétie" (Imagen procedente de https://fr.wikipedia.org) |
Pero su amistad iba incluso más allá de estos modelos clásicos , al menos así lo trataba de explicar Montaigne "Nuestra amistad - escribía - no tiene otro modelo que ella misma, y sólo se puede comparar con ella misma", es decir, era algo irrepetible e indefinible como nos sucede a todos cuando desarrollamos un sentimiento profundo por otra persona y no encontramos palabras para transmitir eso que sentimos , como si los límites del lenguaje no fueran suficientes para dar una forma inteligible a esas emociones aunque tal vez Montaigne si lo consiguiera con una de las frases más hermosas que se pueden encontrar sobre la amistad cuando escribe "Si me obligáis a que os diga por qué le amaba, siento que no se puede expresar , excepto respondiendo : porque era él, y porque era yo" Creo que es muy difícil encontrar una mejor definición bien sea de la amistad o del amor, aunque en realidad ¿no forma el amor parte tanto del sentimiento amistoso como del amoroso?Se habían encontrado gracias a un azar del destino dos almas afines que siendo diferentes lo compartían todo. Aquella amistad quedaría truncada seis años después, con la muerte de Étienne de la Boétie el 18 de agosto de 1563, una muerte conmovedora relatada por Montaigne y que os remito al artículo que escribí entonces para no dilatar más éste escrito. Señalar sólo que Bakewell nos cuenta que Boétie mostró en todo momento tanta serenidad ante la muerte que "Montaigne le dirá que enrojecía de vergüenza al verle mostrar más valor frente a la muerte del que podía mostrar él mismo al contemplarlo" A lo que Boétie le replica que esa serenidad ante la muerte era precisamente "el objetivo auténtico de nuestros estudios y de nuestra filosofía" Tras la muerte de la Boétie , Montaigne se lamentará el resto de su vida por no poder encontrar alguien con quien compartir sus pensamientos e impresiones como lo podía hacer con su gran amigo "He echado de menos a un hombre semejante en todos mis viajes. Ningún placer tiene sabor para mí sin comunicación. Ni siquiera un pensamiento alegre me viene a la mente sin sentirme enfadado por haberlo producido sólo, sin nadie a quien ofrecérselo"
Fotografía del interior de la biblioteca de Montaigne en la Torre de su fortaleza que se ha conservado hasta hoy. Sobre ella nos cuenta Bakewell: "La biblioteca de Montaigne no era un simple depósito de libros o un espacio de trabajo. Era también una cámara de las maravillas, Una casa de los tesoros repleta de libros , papeles, estatuillas, cuadros jarrones, amuletos y curiosidades etnográficas , destinadas a estimular tanto la imaginación como el intelecto" En las vigas del techo Montaigne hizo grabar una serie de máximas de autores clásicos como ésta del dramaturgo griego Eurípides (480-406 a.C) "Cómo puedes pensar que eres un gran hombre cuando el primer accidente que ocurra te puede eliminar por completo?" En una cámara anexa a la biblioteca hizo que se pusiera una inscripción en latín que conmemorara la decisión que tomó en 1571 de abandonar la vida pública para retirarse a sus tierras para administrarlas y dedicarse al estudio y la escritura. En ella se puede leer: "En el año de Cristo de 1571 , a la edad de treinta y ocho años, el último día de febrero , aniversario de su nacimiento, Michel de Montaigne , muy cansado de las servidumbres de los tribunales y de los empleos públicos, aún entero, se retira al seno de las Vírgenes sabias (se refería a las Musas) , donde tranquilo y libre de toda preocupación pasará lo poco que le quede de vida, ahora ya consumida en más de la mitad. Si el destino lo permite, completará esta morada, este dulce y ancestral retiro, y se consagrará a su libertad, tranquilidad y placer" Y por fortuna para todos nosotros, el destino lo permitió (Imagen procedente de https://es.wikipedia.org ) |
En uno de los libros póstumos de Boétie que él se encargaría de editar , escribió esta dedicatoria de una amistad que jamás se extinguiría a pesar de la separación irreversible de la muerte "Él todavía está alojado dentro de mí de una manera tan completa y tan viva que no puedo creer que esté tan irrevocablemente enterrado, y apartado por completo de nuestra comunicación" Montaigne encontraría en la escritura la forma de sobrellevar la pérdida de Boétie y con ello ganamos todos, porque dejaría para el futuro un libro imprescindible, su "Ensayos" Escribe Bakewell "Nunca consiguió olvidar de todo a La Boétie, pero aprendió a existir en el mundo sin él, y al hacerlo, a cambiar su propia vida" La muerte le había arrebatado a su mejor amigo, la misma muerte que , según Bakewell, le obsesionaba desde su juventud y "le asustaba tanto perder la vida que no podía disfrutarla cuando aún la tenía" No tardará en golpearle de nuevo y de forma sucesiva, pero antes de que ese momento llegue aparcará su afición por las mujeres, no faltan referencias al sexo en sus ensayos como ya veremos en alguna de estas Conversaciones con Montaigne, y el 23 de septiembre de 1565 contrae matrimonio con Françoise de La Chassaigne (hacia 1545-hacia 1602), hija de un parlamentario de Burdeos con la que tendrá seis hijas, de las que sólo una de ellas llegará a la vida adulta.. Mientras sigue desempeñando su trabajo en el parlamento de Burdeos se sucederán los hechos luctuosos en su familia . El 18 de junio de 1568 fallecía en Burdeos su padre Pierre Eyquem de Montaigne, lo que convierte a Michel en el nuevo señor de Montaigne. Un año más tarde perderá a su hermano pequeño, Arnaud de Saint-Martin, de manera absurda, después de que una pelota le golpeara en la cabeza mientras jugaba al jeu de paume, un antecedente del tenis actual y en agosto de 1570 perdía a su primera hija. Escribe Montaigne en ésta época "Con tan frecuentes y ordinarios ejemplos sucediendo ante nuestros ojos ¿cómo podemos librarnos de la idea de la muerte, y que no nos parezca que a cada momento puede agarrarnos por el cuello?" Será entonces cuando sufra una caída de su caballo que le puso al borde de la muerte que tanto temía.
"La masacre de Vassy", obra del pintor y grabador alemán Frans Hogenberg (1535-1590) donde recrea la matanza de protestantes cometida por los hombres del líder del partido católico, el duque de Guisa Francisco I de Lorena (1519-1563), cometida el 1 de marzo de 1562 cuando los hombres de Francisco I abrieron fuego sobre los protestantes que se encontraban reunidos en una ceremonia religiosa en un establo de Vassy. Este acto sangriento inauguró la primera de las ocho guerras de religión que asolaron Francia durante la segunda mitad del siglo XVI , dejando un reguero de sangre y un rastro de intolerancia religiosa por todo el reino y que no concluiría hasta que en 1598 el rey Enrique IV de Francia firmase el Edicto de Nantes que autorizaba la libertad de culto y conciencia para los hugonotes , acabando con las persecuciones y poniendo punto final a las guerras de religión. La violencia e intolerancia de estos años quedaría reflejada en los escritos tanto de Étienne de la Boétie, aunque murió justo cuando empezaban, como en la obra de Montaigne (Imagen procedente de www.iglesiapueblonuevo.es) |
A este hecho me referiré en la segunda parte de esta historia. Ahora nos bastará con saber que a partir de entonces decide cambiar su vida, tal vez también por la tensión religiosa y política que se vivía en Francia debido al enfrentamiento entre católicos y protestantes, que en Francia reciben el nombre de hugonotes, y que entre 1562 y 1598 serán el origen de hasta siete enfrentamientos armados, llamadas Guerras de Religión. Fuera por una u otra causa , por ambas a la vez o por otras motivaciones añadidas, Montaigne abandona el parlamento de Burdeos en 1571 y se retira a sus propiedades para dedicarse a su administración y , sobre todo, para disfrutar del retiro de la vida social y poder dedicarse a la lectura y la escritura aunque durante las siguientes dos décadas no dejará de acudir a la vida pública cada vez que se le reclame, y así será alcalde de Burdeos entre 1581 y 1585 y desarrollará funciones diplomáticas al servicio del rey Carlos IX (1550-1574), que en 1571 le nombra caballero de la Orden de Saint Michel, y del hermano y sucesor de éste, Enrique III (1551-1589). Además mantendría contactos con los protestantes e incluso recibiría en su casa en dos ocasiones al líder de los hugonotes, Enrique III de Navarra(1553-1610), que con el tiempo se convertiría en rey de Francia con el nombre de Enrique IV, tras el asesinato de Enrique III por un fanático católico. Las tierras de Montaigne se verán afectadas por el conflicto en 1587 después de que las abandonara para escapar de la peste que las asolaba . Retirado de nuevo a partir de 1589 de toda actividad pública, morirá tres años más tarde, el 13 de septiembre de 1592, en su castillo donde había nacido cincuenta y nueve años antes. Para entonces nos había legado a todos más de un centenar de escritos agrupados en los tres libros titulados en conjunto "Ensayos" que inauguraban un nuevo género literario que llevaría este mismo nombre en los que "Montaigne se presenta como alguien que apuntaba lo que le pasaba por la cabeza - escribe Sarah Bakewell - cuando cogía la pluma, captando encuentros y estados de ánimo a medida que ocurrían. Usaba esas experiencias como base para hacerse preguntas a sí mismo, sobre todas las grandes cuestiones que le fascinaban. Una pregunta que se puede resumir en dos simples palabras ¿Cómo vivir?" Y aquí detengo ahora mi pluma virtual para emplazaros a la segunda parte donde nos sumergiremos en el primero de los ensayos de esta serie de conversaciones con Montaigne, aquel que tiene a la muerte y a la vida como protagonistas con el título de "De cómo filosofar es aprender a morir"
Enlace con la segunda parte de "Conversaciones con Montaigne: Aprender a morir, Aprender a vivir"
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/05/conversaciones-con-montaigne-aprender_9.html
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