Hoy tendrán que disculparme los lectores habituales del Mentidero del otro lado del océano, porque muchos de ellos son de las naciones hermanas de América con las que compartimos esta lengua tan hermosa que es el español, pero hoy voy a escribir sobre España porque aunque no me gusta tratar la actualidad excepto en circunstancias muy concretas y casi siempre para referirme a problemas medioambientales o sociales, hay momentos en que no es posible mantenerse al margen de lo que esta sucediendo en el lugar donde vives , porque la historia también se escribe en la actualidad, en el día a día, esa historia que dentro de unas décadas será analizada por los historiadores del futuro con una perspectiva que ahora no tenemos, pero también con la frialdad y el distanciamiento que proporcionan el tiempo transcurrido. Por mucho que leamos sobre la Segunda Guerra Mundial, la epidemia de Peste Negra del siglo XIV o la esclavitud en el Congo durante el siglo XIX y comienzos del XX, por mucha que sea nuestra capacidad de empatía ,no podremos llegar a sentir el miedo, el horror , el sufrimiento, la humillación, el hambre, la soledad, la desesperación que aquellas personas pudieron sentir en aquel momento. No hay historia más viva que la que sucede mientras aún estamos aquí, y sobre ello quiero escribir hoy.
Desde que era pequeño yo, como otros muchos españoles, he oído hablar de las dos Españas, haciendo referencia a aquellos dos bandos irreconciliables que se enfrentaron durante la Guerra Civil española entre 1936 y 1939. ¿Quién no recuerda los versos del poeta español Antonio Machado "Españolito que vienes/al mundo te guarde Dios./una de las dos Españas/ha de helarte el corazón."? Aquellas diferencias derivaron en una guerra, en casi un millón de muertos, en treinta y seis años de dictadura y abrieron unas heridas que sólo comenzaron a cicatrizar cuando tras la muerte de Francisco Franco (1892-1975) se inició aquel periodo lleno de esperanzas pero también de riesgos y problemas que conocemos como Transición que tuvo como hitos más importantes las primeras elecciones democráticas en cuatro décadas y la aprobación en referéndum el 6 de diciembre de 1978 de la nueva Constitución Española. En su preámbulo decía "La nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran , en uso de su soberanía proclama la voluntad de garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo". Añadía a continuación "Consolidar un estado de derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular" y un poco más adelante afirmaba que nacía para "Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida".
Firma de la Constitución Española por el rey Juan Carlos I, en presencia de la reina Sofía de Grecia(1938) y el príncipe heredero ,Felipe de Borbón (1968), en aquel momento un niño de diez años. Después de casi cuatro décadas de dictadura y de casi dos siglos de crisis políticas casi crónicas, España iniciaba un nuevo y esperanzador camino con aquella Constitución, que hoy sigue vigente, que convertía a España en una nación moderna y democrática .Treinta y cinco años después de aquel momento parece que nuestros partidos políticos y las instituciones en general han olvidado aquel espíritu de renovación, de esperanza e ilusión que caracterizó a la Transición y, lo que es más grave, parecen haber olvidado el texto que contiene la Constitución. Es el momento de recuperar aquel espíritu y recordar que si hay alguien que está obligado a mantener una actitud ejemplar son los que tienen las mayores responsabilidad (Imagen procedente de http://elextranjero.com.mx ) |
A continuación se desarrollaban los 169 artículos que la componen , la norma suprema a la que están sujetos todos los ciudadanos, la garantía tanto de nuestros deberes como de nuestros derechos, pero quiero ahora incidir en tres de ellos y perdonad si esto puede parecer aburrido pero creo que es importante recordarlos . Uno de ellos es el Artículo 6 que dice "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política" y concluye "Su estructura y funcionamiento deberán ser democráticos". Otro artículo es el Artículo 9 que se refiere a la libertad e igualdad de los españoles "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas" y añade que los poderes públicos deben "remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social". Y el último que quiero citar es el Artículo 14 que hace referencia a la Igualdad ante la ley "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo , religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social"
Durante las siguientes décadas parecía que aquellas dos Españas fueron desapareciendo a medida que la sociedad española se acostumbraba a vivir en democracia y las nuevas generaciones crecíamos en libertad, con nuestros derechos amparados por la Constitución y confiados en el buen funcionamiento y honestidad de nuestras instituciones , nunca exentas de algún caso de corrupción, ya que la perfección en las organizaciones humanas no existe, creando un marco de convivencia mejorable ,como todo lo que hacemos pero procurando un periodo de estabilidad como hacia casi dos siglos que no conocía la nación española. Pero este edificio erigido durante tres décadas parece que es más frágil de lo que pensábamos, porque desde el inicio de la crisis de las hipotecas subprime en el año 2008, el deterioro económico de la sociedad ha despertado de nuevo los fantasmas de las dos Españas, pero ahora no se trata de dos Españas de izquierdas o derechas, de rojos y azules, sino la de una España formada por millones de personas afectadas por una tasa de desempleo brutal que supera el 26% de la población, empobrecida por el recorte de los salarios y el aumento de los impuestos, desprotegida ante la privatización parcial de la sanidad, la disminución de la inversión en educación o la imposición de tasas sobre la justicia que impiden a muchos poder recurrir a ella por sus costes, y, lo peor de todo, desorientada , desencantada, indignada y , por momentos, desesperada.
Mientras se suceden las noticias de desahucios, de cierre de empresas, de personas que se manifiestan en las calles para defender sus puestos de trabajo , de intentos de suicidio de aquellos que ya no encuentran ninguna salida a sus desesperadas situaciones económicas, otros como el señor de la imagen, Luis Bárcenas, tesorero durante más de dos décadas del partido en el gobierno y al que se han descubierto cuentas no declaradas en Suiza con más de veinte millones de euros de oscura procedencia y del que se sospecha que también habría llevado una falsa contabilidad del Partido Popular, se permite realizar este gesto dirigido a los periodistas que le esperaban a su llegada al aeropuerto procedente de Canadá, aunque este gesto podría convertirse en el símbolo del desprecio que gente como Bárcenas sienten por todos nosotros, personas que ignoran el sufrimiento de miles de ciudadanos y, lo que es peor, parece como si no les importara. Aún más grave es la sombra de sospecha que proyecta sobre el partido político en el gobierno creando un clima de desconfianza apoyado por el incumplimiento de su programa político con el que ganó las elecciones. Si algo hay que exigir al poder, y no sólo al poder sino a todas las instituciones del estado, es la ejemplaridad. Como decía José Ortega y Gasset, "El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad" y esto es válido para gobierno, oposición y para todos los que ejercen alguna responsabilidad . Por supuesto , también para todos y cada uno de los ciudadanos, pero en primer lugar hay que exigirlo a quién tiene en sus manos el poder que detenta por delegación de los ciudadanos (Imagen procedente de http://www.20minutos.es ) |
Los informativos de televisión, las tertulias de la radio y los titulares de los periódicos se han convertido en una sucesión de casos de corrupción que afecta a todas las instituciones del estado, partidos políticos, sindicatos, patronal de empresarios e incluso ha llegado a afectar a la principal institución de la nación, la Casa Real, con la implicación del duque de Palma, yerno del rey Juan Carlos I (1938), en un turbio asunto de ingreso de dinero público en las cuentas de una Fundación creada por el duque con fines no lucrativos aunque se está demostrando que sus objetivos eran muy lucrativos y que además no daba cuenta de estos ingresos a Hacienda, es decir, y pendiente de que esté demostrado ante la justicia, un miembro de la Casa Real estaba defraudando a todos los españoles. Lo mismo sucede con el Partido Popular en el gobierno, puesto bajo sospecha al salir a la luz una supuesta trama de pagos no declarados a algunos miembros destacados del partido, dinero que provendría de pagos anónimos realizados por empresarios a cambio, es de suponer, de algunos favores. El que estuvo en la tesorería del partido durante más de dos décadas hoy tiene una cuenta bancaria en Suiza con más de veinte millones de euros sin que se conozca su procedencia. Pero los casos de corrupción , de pagos no declarados, de escuchas ilegales, de fraudes salpican no solo al Partido Popular,sino a los principales partidos políticos ante el estupor de los ciudadanos, esos mismos ciudadanos a los que se les bombardea con mensajes de sacrificio y austeridad dirigidos a personas que en muchos casos están sin empleo, que ganan sueldos miserables, que trabajan cada vez más por menos , que ayudan con sus impuestos a rescatar a la misma banca que luego envía al desahucio a personas cuyo gran delito es haberlo perdido todo.
Trato de evitar estos temas porque es muy fácil caer en la demagogia, las cosas en la realidad no suelen ser blancas o negras y hay múltiples matices a tener en cuenta, pero cuando hay tantas personas que lo están pasando mal, cuando la desesperación llega a derivar en suicidios o en personas que se queman a lo bonzo porque lo han perdido todo mientras contemplas a otros personajes que aprovechándose de su privilegiada posición se han enriquecido a costa de los ciudadanos es el momento de exigir responsabilidades, de exigir la limpieza profunda de estas instituciones que son el cimiento de nuestra democracia , de exigir que aquellos que ocupan puestos destacados en esas instituciones sean un ejemplo de honestidad porque sólo desde un comportamiento ejemplar se puede exigir al ciudadano nuevos sacrificios. En estos momentos todas nuestras instituciones están bajo sospecha, desde el rey al presidente de gobierno, los partidos de la oposición, los sindicatos, los empresarios, los financieros . El ciudadano ya no sabe a donde dirigir su mirada, no sabe eso tan importante que es en quién confiar. Personalmente, porque no puedo hablar más que en mi nombre, me siento engañado y como decía Friedrich Nietzsche "Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti." y me temo que este sentimiento de desconfianza se está extendiendo por toda la nación, cansada de promesas incumplidas, de personalidades que declaran su inocencia aunque después se pruebe su culpabilidad, indignada ante el desolador espectáculo de nuestra clase política echándose su basura a la cabeza sin reconocer sus propias faltas, mientras los problemas que acucian a la población no solo no se resuevlen sino que se agravan.
Fotografía del estado de la entidad bancaria de la población castellonense de Almassora donde el 18 de febrero una mujer trató de quemarse viva después de sufrir dos desahucios mientras la entidad bancaria aún le seguía reclamando la deuda de esos pisos. En los últimos años se ha reclamado que la entrega del piso sirva para saldar la deuda con el banco, permitiendo a la persona afectada tratar de emprender un nuevo camino , pero todavía seguimos encontrando casos como este o el de una señora octogenaria en La Coruña que iba a ser desahuciada por no pagar dos mensualidades de alquiler en los últimos quince años , y aunque ya la había saldado el proceso seguía adelante. No quiero hacer demagogia con esto, porque sería demasiado sencillo y tampoco retrataría toda la realidad, pero la impresión que queda en el ciudadano es que a las instituciones no les importa la suerte que corren los ciudadanos y ya no creen ni sus palabras ni sus promesas. No digo que esto sea justo, porque seguro que muchos de los dirigentes políticos , de los grandes financieros, tratan de hacer las cosas lo mejor posible para solucionar los graves problemas de la nación y no se puede tratar a todos por igual, pero la sensación general es de completo desprestigio de la clase política y una total desconfianza hacia sus palabras, y eso en una democracia es muy peligroso (Imagen procedente de http://www.20minutos.es ) |
Por supuesto que hay políticos honestos, por supuesto que hay hombres y mujeres que dedican sus días a trabajar por los demás, a desarrollar ideas que puedan solucionar esta situación, pero la impresión que queda es la de una corrupción extendida como un cáncer en las instituciones, carcomiendo los cimientos de ese edificio que comenzamos a construir en 1978, mientras crecen las desigualdades entre un pequeño grupo de privilegiados y una gran masa de personas cuyas condiciones de vida no hacen más que empeorar. ¿Cómo confiar en las instituciones cuando tanto el Jefe del Estado, el rey Juan Carlos I, como el presidente del gobierno, Mariano Rajoy(1955), podrían estar sometidos a chantaje por dos personajes impresentables, deshonestos y que incluso llegan a burlarse de todos haciendo gestos obscenos a las cámaras? No quiero decir que esas acusaciones correspondan con una realidad, lo ignoro, pero sólo la existencia de indicios que nos lleven a sospechar de ellas demandan una respuesta , una aclaración y no el silencio. Y lo mismo reza para los partidos de la oposición y para los medios informativos que cada uno a su forma, trata de manipular la realidad defendiendo sus propios intereses. ¿Donde esta la respuesta que nos saque de este marasmo, de este estercolero en el que se ha transformado la vida pública española? No hay que escribir la respuesta, porque la tenemos desde hace treinta y cinco años, la Constitución que aquel seis de diciembre votó el pueblo español y por la que se rige nuestra convivencia.
Recordemos que el artículo 6 de la Constitución nos decía sobre los partidos políticos que "Su estructura y funcionamiento deberán ser democráticos", algo que hoy no es cierto, pues forman una casta cerrada donde el ciudadano no tiene ningún poder de intervención al margen del voto que deposita cada cuatro años a un candidato que no ha elegido y a unos diputados a los que no conoce y que no dependen de su voto sino que se deben al jefe de su partido. Sólo cuando cada diputado deba su escaño a los ciudadanos y no al jefe de su partido y cuando exista una absoluta transparencia en su financiación podremos hablar de una verdadera democracia en los partidos políticos españoles. Veíamos también que el artículo 14 de la Constitución nos decía que " Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo , religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social" y es el momento de que esto no sean palabras sobre el papel y se lleve a la realidad, respondiendo todos ante la justicia y en proporción al delito cometido. No es posible que una mujer que ha robado doscientos euros para comprar comida, como ha salido a la luz recientemente, pudiera ser condenada a un año de cárcel , mientras otros que son acusados de robar millones de euros sigan en libertad y riéndose de todos, y en esta igualdad ante la ley habría que incluir a todos, incluido el Jefe del Estado. Por último, en el artículo 9 leíamos que "Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas" . Promover las condiciones de igualdad y no la desigualdad tanto ante la ley como a la hora de exigir sacrificios , porque esa es la impresión que tenemos muchos.
Desde el comienzo de la nueva etapa democrática en la historia de España si había una figura fuera de sospecha y en la que incluso los partidarios de la República estimaban por su brillante papel en la Transición , era la de Juan Carlos I. Pero incluso él con errores de imagen como la cacería casi secreta del año pasado en Bostwana en uno de los momentos en que la crisis estaba golpeando más fuerte y , sobre todo, el caso de corrupción en la que está implicado su yerno Iñaki Urdangarín(1968) y que podría implicar también a la hija del monarca y esposa de Urdangarín, la Infanta Cristina de Borbón(1965), han puesto en entredicho la propia institución monárquica y pone en cuestión su existencia, porque la monarquía goza de un privilegio extraordinario sólo por su nacimiento, lo que es contrario a los principios de igualdad de la democracia , y si no justifica esos privilegios con una ejemplaridad absoluta es difícil justificar su existencia. Personalmente creo que la figura de un monarca libre de toda sospecha es buena para España, pero si la población pierde la confianza en el monarca por sospechas infundadas o no la monarquía habrá perdido su único sentido y estará abocada a desaparecer (Imagen procedente de http://es.globedia.com ) |
Una nación desorientada y desesperada es el terreno abonado para los mensajes extremistas, para la aparición de los demagogos que ofrecen paraísos terrenales que no existen , pero si no hay una reacción, si la desconfianza en nuestras instituciones permanece, si los escándalos de corrupción nos siguen salpicando a través de los medios informativos, si todo esto sucede mientras a su lado vemos las cifras del desempleo creciendo, las imágenes de familias desahuciadas o de personas que se inmolan en una entidad bancaria , si cada uno de nosotros teme perder el empleo y con ello todo lo que tiene, un techo y un plato de comida en la mesa, antes o después surgirán los iluminados, los mesías, los partidos extremos y será el incidente más inesperado el que cause el estallido social que, por supuesto, no solucionará nada y empeorará la situación, pero que es la consecuencia inevitable de la rabia, la frustración y la desesperación acumulada. No se trata de hacer ninguna revolución, sólo hay que recuperar la honestidad, la transparencia en las actuaciones, la honradez que siempre es exigible, pero aún más cuando se ocupa un cargo público. Tenemos una Constitución que nos marca el camino a seguir ,vamos a cumplirla, vamos a rectificar los errores cometidos en estos últimos años, pero no nos empecinemos en seguir adelante sin limpiar nuestro edificio, sin recuperar la confianza de los ciudadanos porque estaremos arriesgando lo que costó años construir. Decía el filósofo chino Confucio que "Gobernar es rectificar", no es ningún desprestigio reconocer un error porque eso nos lleva a corregirlo. Estamos a tiempo, pero no lo dejemos para mañana porque podría ser demasiado tarde.
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