lunes, 6 de diciembre de 2010

UN PASEO POR EL PALACIO REAL Y UNA HISTORIA SOBRE LA PATRONA DE MADRID

En la noche de Navidad de 1734 se inicia un incendio en la residencia que en Madrid tienen los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio, el Real Alcázar. Es a medianoche cuando los guardias dan la voz de alarma y ,aunque todo el personal de palacio se moviliza para sofocar el fuego, el fuerte viento no hace más que avivarlo. El palacio arde durante cuatro días, hasta quedar destruido por completo. Obras de pintores como Rubens, Tiziano o El Españoleto junto con otras muchas riquezas artísticas que atesoraba en su interior el Real Alcázar, perecen en el incendio. Por fortuna, los reyes se hallaban en aquel momento en el palacio de El Pardo, por lo que no corrieron peligro alguno.

Tres años después, en abril de 1738, Felipe V ordena el inicio de la construcción de un nuevo palacio sobre las ruinas del antiguo. Se encarga el proyecto al arquitecto italiano Filippo Juvara, que había diseñado un palacio a imitación del de Versalles, con una enorme fachada de 476 metros de largo y 28 metros de altura y con 3000 ventanas abiertas en todo el edificio. Pero Juvara moriría un año después del inicio de las obras, de las que se encargaría a partir de ese momento su discípulo Juan Bautista Sachetti, que reduciría las dimensiones del palacio , dejándolo en 131 metros, ya que el coste era demasiado alto para las arcas del rey.

Palacio Real de Madrid
Su construcción no estuvo libre de leyendas y hechos misteriosos, como las denuncias de los obreros que decían ver demonios que subían por las murallas del Campo del Moro. Las sombras en cuestión debieron de ser no demonios sino ladrones, porque cuando se envío a guardianes para que vigilasen la construcción, las sombras no se dejaron ver de nuevo. Sin embargo, poco después , un accidente le costó la vida a uno de los obreros y ,de nuevo, surgieron los rumores de algunos obreros que afirmaban que había sido empujado por un espíritu. Felipe V, para tranquilizar a los trabajadores, ordenó realizar un exorcismo y que todos los hombres fueran rociados con agua bendita, tras lo cual parece ser que ya se tranquilizaron y pudieron continuar las obras, que se finalizarían, ya bajo el reinado de Carlos III, en 1764.

Si  paseáis por la Plaza de Oriente ,que se halla a los pies del Palacio Real, veréis a lo largo de toda ella , una sucesión de esculturas de más de dos metros de altura que representan a diferentes reyes de la historia de España , desde los visigodos hasta los monarcas de Asturias, Castilla y Aragón, hasta un total de 108 reyes. Pero lo que muchos de los turistas que pasean entre ellas desconocen es que estas esculturas estaban pensadas para ornar la cornisa del Palacio. De hecho, si nos fijamos en ellas, nos daremos cuenta que estaban esculpidas para ser contempladas a gran distancia y no de cerca, como lo demuestra la falta de detalle en los rostros y en las ropas.

La idea de colocar estas figuras era del arquitecto italiano Francesco Sabatini, a quién Carlos III le había encargado una ampliación del palacio. Con la aprobación del rey un grupo de 20 escultores se pusieron a la tarea y ,cuando empezaban a colocarse en la cornisa, la reina madre, Isabel de Farnesio, tuvo un sueño en el que Madrid era sacudida por un fuerte terremoto que causaba la caída de las estatuas desde la cornisa al suelo y terminaba aplastanto bajo su peso a la reina. Asustada , la supersticiosa Isabel pidió a su hijo Carlos III que no se colocarán en la cornisa . También pudiera ser que el motivo fuera el exceso de peso de las esculturas para el techo del Palacio, o que su efecto estético no fuera el deseado, pero lo cierto es que fueron retiradas y guardadas en los subterráneos del palacio , y allí permanecieron hasta que, en 1842, la reina Isabel II ordenó que se sacasen para distribuirlas por toda la ciudad y enviarlas a otras ciudades españolas. Por eso, las que  hoy vemos en la Plaza de Oriente, son sólo algunas de ellas, las demás están repartidas por toda la ciudad y el resto de España.

Estatuas de los diferentes monarcas de los reinos de España que flanquean la Plaza de Oriente

Junto al Palacio Real se halla la Catedral de la Almudena, cuya construcción se inició el 4 de abril de 1883 , cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la nueva catedral , que no sería consagrada hasta 110 años después. Lleva el nombre de Almudena en honor de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, cuya historia o leyenda, es dificil separar la realidad de la fantasía en estos hechos, merece la pena que nos detengamos para relatarla.

Retrocedamos en el tiempo hasta el año 1085, cuando ,en plena Reconquista, el rey Alfonso VI de Castilla avanza hacia la antigua capital del reino visigodo , Toledo. Como es una ciudad fuertemente defendida , el rey castellano decide apoderarse de todas las poblaciones cercanas para evitar que los alimentos lleguen a Toledo y obligarles a rendirse por hambre, y por ello Madrid se convierte en un objetivo principal, pues su control asegura el cierre de los pasos que van hacia Toledo, los puertos de Navacerrada, Fuenfría y León.

Madrid es reconquistada por las tropas castellanas dirigidas por Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y ,estando ya en la villa, una chica llamada María se acerca al Cid para contarle que ,oculta en algún lugar de la villa, se hallaba la imagen de la Virgen que había sido escondida por los madrileños durante la ocupación musulmana . Según le contó la joven, la Virgen estaba  en un lugar secreto acompañada por dos cirios encendidos , pero había un problema , su madre la había transmitido el secreto antes de morir y ella había olvidado su ubicación. El Cid ordenó buscar la imagen por todos los sitios sin resultados, y ,cuando tuvo que abandonar la ciudad para seguir la campaña, informó a Alfonso VI de estos hechos.

El rey regresó a Madrid después de haber conquistado Toledo para ver la imagen de la Virgen, pero ni la imágen había aparecido ni María recordaba donde estaba. El rey, enfurecido, juró que derribaría las murallas árabes que defendían la ciudad si en el plazo de dos semanas no aparecía la Virgen. Eso dejaría indefensa a Madrid contra cualquier ataque . La joven María , angustiada, no quería ser la responsable de la ruina de la ciudad por lo que no le quedaba mas esperanza que rezar  y esperar un milagro.

Reproducción de la imagen de la Virgen de la Almudena situada en el mismo lugar donde fue hallada la original en la Cuesta de la Vega
Transcurrieron las dos semanas, y el 9 de noviembre de 1085 se iba a proceder a demoler las murallas. Como último recurso , el monarca ordenó realizar una procesión a lo largo de las fortificaciones. La pobre María también participaba en ella, llena de angustia y sentimiento de culpa. La procesión fue avanzando sin novedad hasta llegar a la empinada Cuesta de la Vega. En ese momento, al pasar por delante de un granero, María emitió un grito desgarrador. Todos se detuvieron sorprendidos, y, antes de que pudieran preguntar que pasaba, una parte del muro se derrumbó y apareció la Virgen acompañada de dos cirios encendidos. El milagro se había producido, cuatro siglos después de su desaparición los madrileños recuperaban a su Virgen y las murallas no tendrían que ser derruidas. La pobre María , mientras, no había podido soportar la tensión y había fallecido.

La Virgen recibiría el nombre de Almudena aunque el origen de este nombre no queda claro. Algunos dicen que es una derivación del nombre árabe de muralla, almudayna, mientras que otros afirman que al ser hallada delante de un granero su nombre procede del árabe almud, que es una medida de trigo. Sea como fuere, la Virgen se convertiría en la patrona de Madrid hasta nuestros días, aunque la imagen que hoy podemos ver en la Catedral que lleva su nombre ,no es la original , sino otra realizada en el siglo XVI y podemos ver una replica de la original en la Cuesta de la Vega, en el mismo lugar donde hace casi mil años volvió a salir a la luz .

¿Qué parte es leyenda y que parte es realidad? Un milenio después no es posible saberlo pero , como dicen los italianos, "si non e vero e ben trovato", "sino es verdad está bien buscado". Quedémonos con el relato que ha llegado  hasta nosotros y que confiere a nuestra ciudad un halo más de misterio y magia.

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