miércoles, 1 de mayo de 2013

DEL DÍA DE LOS TRABAJADORES Y LA MASACRE DE HOMESTEAD

Hoy es el primero de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, una fecha cuya historia ya explique hace dos años en el Mentidero y si tenéis interés en recuperarla os dejo a continuación el enlace: 
http://chrismielost.blogspot.com.es/2011/04/el-dia-internacional-de-los.html 
Las sociedades tienen una memoria histórica reducida, hay hechos que no deberíamos olvidar para evitar repetir errores del pasado y recordar que los derechos laborales de los que gozamos hoy ,una vez no los tuvimos y por la misma razón pueden perderse si no los defendemos. Y lo que hoy os voy a contar no es algo que pertenezca al pasado sino que sigue sucediendo en nuestros días. El pasado 24 de abril de 2013 se derrumbaba en Dacca, la capital de Bangladesh, el Rana Plaza, un edificio de ocho plantas  que contenía un banco, un mercado y talleres de confección en los que trabajaban entre tres mil y cuatro mil hombres y mujeres. Hacía tiempo que se habían denunciado la existencia de grietas en un edifico construido sobre un terreno inestable, pero los dueños de los talleres les obligaron a acudir al trabajo porque no se podía perder un día de producción. Bangladesh es el país que tiene unos costes de fabricación de ropa más bajos del mundo y empresas de todos los continentes, pero particularmente europeas y también chinas, han traslado allí su producción. Para ello han cerrado las fábricas en sus países de origen y han contratado a empresas locales en Bangladesh la producción, empresas que a su vez contratan a otras que son las que finalmente se encargan de la producción en talleres donde trabajan cientos de miles de personas por salarios mensuales que no alcanzarían para pagar lo que a nosotros nos cuesta una de las camisas o pantalones vendidos por las tiendas que comercializan las prendas hechas por esta mano de obra esclava.
 
Fabrican prendas a muy bajo coste que luego son traídas a las tiendas de Europa o Estados Unidos para alimentar a las tiendas que a su vez lo ofrecen a clientes que las compran sin pensar lo que hay detrás de ese pantalón o esa camisa que pone en la etiqueta "Made in Bangladesh". En este país hay más de cuatro mil quinientos talleres textiles que dan trabajo a unos cuatro millones de trabajadores y una gran parte de ellos lo hacen en condiciones que un occidental calificaría del siglo XIX, con jornadas interminables, hacinados, sin las mínimas condiciones de seguridad exigibles y todo ello por un salario que , en el caso de los trabajadores que estaban en el edificio de Rana Plaza, no superaba los treinta euros al mes. Cuando escribo este artículo se contabilizan más de cuatrocientos muertos, muertos que se suman a las cifras que daba la  Federación Nacional de Trabajadores del sector Textil de Bangladesh, según la cual en los últimos 15 años ha habido unos 600 muertos y 3.000 heridos en accidentes ocurridos en fábricas textiles. El diario español "El País" recogía las declaraciones de uno de los supervivientes llamado Nurul Islam  que afirmaba que "Ninguno de nosotros quería entrar al edificio, pero nuestros jefes nos forzaron". Ahora la Unión Europea sopesa tomar medidas contra Bangladesh, pero esta situación no era desconocida más que por aquellos que prefieren cerrar los ojos. Para uno de los países más pobres de la Tierra  , Bangladesh, la industria textil representa catorce mil millones de euros de ingresos anuales , algo a la que no está dispuesto a renunciar.
 
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Fotografía del Rana Plaza , el edificio que el 24 de abril se derrumbó en la capital de Bangladesh, Dacca, cuando había en su interior entre 3500 y 4000 trabajadores . Muchos de ellos habían tratado de negarse a ir a trabajar pero los dueños de los talleres no se lo permitieron . Ahora ¿qué indemnización puede pagar la muerte de las cuatrocientas personas que ya han sido rescatadas de los escombros? Esas empresas para las que trabajaban son las que cosen la ropa que luego nosotros compramos en las tiendas de nuestras ciudades y eso ya es motivo suficiente para que no seamos indiferentes a lo que sucede allí. Una situación parecida es la que se vivía en Europa y en Estados Unidos aún a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX y sólo después de mucha lucha por parte de los trabajadores se logró ir mejorando esas condiciones. El Día del Trabajo tiene que ser la reivindicación de situaciones como esta y como muchas otras de las que sólo tenemos noticia cuando sucede una desgracia . La vida de los seres humanos no puede quedar subordinada al beneficio de las empresas . Hay que hallar el punto intermedio entre las condiciones dignas de trabajo y la rentabilidad empresarial (Imagen procedente de http://peru21.com ) 
 
Tampoco las multinacionales de la ropa ,que han traslado allí su producción para reducir los costes de producción y aumentar el beneficio de sus ventas, se han preocupado de la situación de estos trabajadores y se justifican que ellos no son responsables pues son otras empresas las que se encargan de la producción lo que les permite lavarse las manos como si no tuvieran nada que ver con ello. El pasado domingo 28 de abril el papa Francisco se dirigía a la gente comentando lo que había leído sobre la tragedia de Dacca  "El titular que realmente me llamó la atención el día de la tragedia de Bangladesh fue 'Vivir con 38 euros al mes'. Eso es lo que pagaban a toda la gente que ha muerto. Eso se llama mano de obra esclava".En efecto, mano de obra esclava de la que todo el mundo conoce su existencia y que sólo cuando hay algún suceso impactante como este salta a los titulares de la prensa, mientras que durante años se hacen oídos sordos a las informaciones y advertencias de organizaciones como Human Rights Watch, donde su director en Asia, Brad Adams, señalaba al periódico español "El Mundo" que "El gobierno , los propietarios locales de las fábricas y la industria internacional del textil pagan a los trabajadores algunos de los salarios más bajos del mundo, pero no tienen la decencia de garantizar condiciones seguras para quienes ponen esa ropa en las bolsas de los consumidores de todo el mundo" Esta nación asiática dispone de apenas nueve personas para inspeccionar las más de cuatro mil quinientas fábricas textiles, por lo que es imposible controlar el cumplimiento de la normativa laboral.
 
El problema es más difícil de lo que parece en un primer momento, pues aunque está clara la mala actuación de las multinaciones extranjeras que no se preocupan en supervisar las condiciones de las personas que trabajan para ellos aunque sea a través de intermediarios mientras que si se aprovechan de los beneficios que esto les reporta, si los salarios subiesen estas empresas se irían de Bangladesh y esta industria ,que proporciona el 80% de las exportaciones del país, se hundiría y cientos de miles de personas se quedarían sin trabajo y sumidos en una miseria mayor que la actual. Así que hay que buscar una solución en la que las empresas sigan obteniendo un beneficio pero que al mismo tiempo suponga una mejora en las condiciones laborales de estos tres millones y medio o cuatro millones de personas que viven de este trabajo. Una persona no debería nunca trabajar doce horas diarias, no debería hacerlo en edificios sin salidas de emergencia, con grietas y bajo la amenaza de ser despedido si se niega a trabajar en esas condiciones. El hombre se acostumbra con asombrosa facilidad a vivir en condiciones que deberían ser inaceptables, pues , como decía el novelista ruso Leon Tolstoi " No hay condiciones de vida a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor todos lo aceptan", pero tener un horario de ocho horas, un sueldo digno y unas condiciones de trabajo que garanticen la seguridad no pueden verse como un privilegio , es un derecho humano garantizado por la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.
 
Una fotografía del fotógrafo de Bangladesh Gmb Akash, al que hace unos meses dediqué un artículo porque además de la gran calidad de sus fotografías, en las que retrata las duras condiciones de vida de sus compatriotas y en particular de los niños como los de la imagen que tienen que trabajar para poder ayudar a sus familias a comer , ayuda con los beneficios obtenidos de sus fotografías a los protagonistas de sus imágenes. El trabajo infantil es una realidad cotidiana en muchos de los países más pobres del planeta y no es fácil combatirla porque antes hay que mejorar la situación económica de sus familias. Sin embargo, las empresas de Occidente no pueden cerrar los ojos a los que hacen las empresas intermediarias que les suministran los productos que luego venden en las tiendas de Europa y Estados Unidos, ni tampoco nosotros que compramos esos productos . No se trata de dejar de comprarlos porque arruinaríamos a los millones de personas que viven de ello y no tienen otros medios de subsistencia, pero si se les debe de exigir que no permitan abusos sobre ellos y que tengan salarios y condiciones de seguridad dignas (Imagen procedente de http://002ackermannsolange.blogspot.com )
 
 
En el artículo 23 de esta declaración leemos en su primer apartado  "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo." y dentro de este mismo artículo, en su tercer apartado se expone que "Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social." y el artículo 24 reza "Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas." No soy tan ingenuo para pensar que basta que estén escritos unos derechos para que se cumplan a nivel mundial, pero es importante recordar que estos son los derechos inalienables que los países representados en la ONU han aprobado , que son los derechos humanos que deberían prevalecer sobre  otras consideraciones y cuyo incumplimiento es una violación de esos derechos que deberían tener en cuenta las empresas occidentales que se enriquecen a costa del trabajo esclavo de millones de personas que apenas tienen voz para protestar por su situación, que parecen resignados a un destino que no les depara más que un trabajo interminable para ganar una miseria que apenas les permite alimentarse, atrapados en una espiral de pobreza y esclavitud que en ocasiones termina trágicamente como acaba de suceder. Puede ser que algunos lectores consideren estos argumentos demagógicos pero ¿es demagogia pedir una jornada laboral de ocho horas y unas mínimas medidas de seguridad para evitar situaciones como la de esta semana en Dacca? 
 
Ahora vamos a dejar Bangladesh para viajar hasta la ciudad norteamericana de Homestead, en el estado de Pennsylvania,  y al año 1892. Durante la segunda mitad del siglo XIX Estados Unidos ha experimentado un crecimiento acelerado que la está convirtiendo en un gigante industrial. Hombres como Cornelius Vanderbilt (1794-1877), forjador de un imperio del ferrocarril, de John Davison Rockefeller (1839-1937), fundador de la Standard Oil dueña del monopolio de la extracción , refinación y transporte del petróleo en Estados Unidos controlando hasta un 90% de la producción lo que le convertía en el hombre más rico del mundo, o Andrew Carnegie (1835-1919), fundador de la empresa del acero Carnegie Steel Company , que en la década de los noventa del siglo XIX se convertiría en la empresa más rentable del mundo y a Carnegie en el segundo hombre más rico del mundo detrás de Rockefeller. Estos grandes empresarios eran conocidos como los Captain of Industry, los Capitanes de la Industria y eran la máxima expresión del capitalismo sin límites ni trabas que lo contuvieran. Su gran aspiración era seguir creciendo, aumentar los beneficios e incrementar sus fortunas . Entre Rockefeller y Carnegie se entabló una pugna sorda por determinar quién era el más rico y poderoso de los dos. Según la revista  norteamericana "Forbes" el patrimonio de Rockefeller llegó a alcanzar los ochocientos setenta millones de dólares, que serían en términos actuales más de seiscientos mil millones de dólares. En cuanto a Carnegie su fortuna era de cuatrocientos setenta y nueve millones de dólares lo que traducido a cifras actuales, siempre según Forbes, serían casi trescientos mil millones de dólares 
Los cuatro grandes empresarios que pusieron los cimientos para convertir a Estados Unidos en la primera potencia mundial del siglo XX y que también son el símbolo del capitalismo sin ningún tipo de limitaciones, lo que hoy llamamos capitalismo salvaje. De izquierda a derecha John Davison Rockefeller, que estableció el monopolio del petróleo con la Standard Oil, Andrew Carnegie , que controló la producción del acero con la que se construyeron los grandes puentes y los primeros rascacielos que hoy son el símbolo distintivo de Estados Unidos, Cornelius Vanderbilt que controlaría el transporte fluvial y el ferrocarril y finalmente el banquero  John Pierpont Morgan (1837-1913), presidente de la banda JP Morgan que llegó a salvar con su dinero al gobierno de Estados Unidos de la quiebra. (Imagen procedente de http://indeclaration.wordpress.com )
 
 
Si lo comparamos con las mayores fortunas actuales,  el hombre más rico del mundo en el año 2012 era el mexicano Carlos Slim(1940) que reunía sesenta y nueve mil millones de dólares, casi diez veces menos que Rockefeller, lo que nos deja ver la inmensa fortuna de aquellos Capitanes de la Industria. Entendían el capitalismo como la lucha por la supervivencia donde sólo había sitio para el más fuerte, una especie de darwinismo económico que Rockefeller resumía con estas palabras dirigidas a los que trataban de competir con él y le acusaban de imponer su monopolio "La competencia es un pecado, por eso procedemos a eliminarla". En el mundo de los Rockefeller, los Carnegie , los Vanderbilt o los J.P.Morgan no había lugar para los más débiles, eran eliminados , aplastados por su poder. En una conferencia diría  Rockefeller, un hombre de profundas convicciones religiosas , " El crecimiento de un gran negocio es simplemente la supervivencia del más apto... La bella rosa estadounidense sólo puede lograr el máximo de su esplendor y perfume que nos encantan, si sacrificamos a los capullos que crecen en su alrededor. Esto no es una tendencia maligna en los negocios. Es más bien solo la elaboración de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios " Este era el pensamiento y el espíritu que animaba a aquellos hombres ,padres del capitalismo más liberal y  si queremos calificarlo así, salvaje. Levantaron imperios industriales y fueron un factor decisivo para hacer de Estados Unidos la primera potencia del mundo en el siglo XX. Pero este crecimiento ilimitado dejaba víctimas entre los más débiles. 
 
Ya hemos visto que Rockefeller era el hombre más rico del mundo y Carnegie estaba dispuesto a superarle pero para ello tenía que ganar más dinero. Carnegie era un hombre que se había hecho a sí mismo, que emigró siendo niño con su familia desde Escocia hasta Estados Unidos y comenzó a trabajar con sólo trece años de edad ganando apenas un dolar a la semana trabajando seis de los siete días de la semana. Aquel origen humilde lo tendría siempre presente Carnegie que se preocupaba por las condiciones laborales de sus trabajadores. Escribió en una ocasión "¡El hombre debe tener un ídolo y amasar fortunas es una de las peores especies de idolatría! ¡Ningún ídolo es más envilecedor que la adoración al dinero! Al enfrentarme a un problema suelo esforzarme demasiado, por lo que debo tener cuidado de elegir el estilo de vida que sea más elevado en ese sentido. Si sigo percatándome tanto por mis negocios y pasando la mayor parte del tiempo pensando única y exclusivamente a cómo encontrar la manera de hacer dinero, me degradarán más allá de perder toda esperanza en recuperarme para siempre" Pensaba que la primera mitad de la vida de un empresario debía estar dirigida a amasar una fortuna y la segunda parte de su vida a utilizarla en bien de la sociedad. Pero la competición con Rockefeller turbaban estos nobles pensamientos y para superar la riqueza de su rival se dispuso a incrementar su producción y se decidió a construir la mejor planta de acero del mundo, la que produjera más acero que ninguna otra y con la que obtendría los beneficios que le harían más rico que Rockefeller. En 1888 surgió la oportunidad de comprar la factoría de acero de una empresa de la competencia, la Homestead Steel Works en la localidad de Homestead en Pennsylvania.
 
Fotografía de la factoría de Carnegie en Homestead tomada en 1905, trece años después de los hechos que relato en el artículo. Carnegie quería dedicarse a causas nobles, planeaba estudiar en Oxford y dedicarse a luchar por los pobres. Escribía "Necesito cada ganancia, sin hacer ningún esfuerzo por incrementar mi fortuna, para gastar el superávit de cada año para causas nobles! Dejemos a un lado los negocios para siempre, excepto para los demás. Vayámonos a Oxford y obtener una educación concienzuda, adquiriendo el conocimiento de un hombre de letras. Me imagino que esto me llevará tres años de duro trabajo. Debo prestar especial atención al hablar en público. Podríamos ir a Londres y podría comprar todas las acciones de un periódico o rotativo y hacer que tratara temas de interés público, especialmente las relacionadas con la educación y la mejora de las clases pobres" Pero la competencia con Rockefeller le hizo traicionar estas ideas. Hay que señalar también que tanto Rockefeller como Carnegie competirían después para ver quién daba más dinero para causas benéficas, crearon fundaciones, construyeron bibliotecas , financiaron museos  para dejar un buen recuerdo en la historia  (Imagen procedente de http://www.photographium.com )
 
 
Carnegie invirtió millones de dólares para hacer de aquella planta la mejor del mundo pero no era suficiente, si quería incrementar los beneficios había que reducir los costes y ¿cual era la forma más sencilla de reducir los costes?Al igual que sucede en nuestros días el lado más débil de la cadena era el trabajador y la mejor forma de incrementar los beneficios era bajar los salarios e incrementar la jornada laboral . Pero ya sabemos que Carnegie se preocupaba de sus trabajadores así que optó por dejar el trabajo sucio al hombre con el que se había asociado en 1881,Henry Clay Frick(1849-1919) y al que Carnegie nombraba ahora presidente de la compañía. Frick no tenía los escrúpulos de Carnegie y era conocida su capacidad para incrementar los beneficios sin preocuparse por las condiciones laborales de sus trabajadores. Carnegie deja la empresa en manos de Frick y él se traslada a vivir a su Escocia natal tanto para dejar libres las manos de Frick como para no sentirse responsable de lo que este haría en la planta de acero. En la planta de Homestead Frick impone un ritmo de trabajo agotador, jornadas de doce horas seis días a la semana . Recordemos que entonces no existía una legislación laboral que amparase al trabajador y los sindicatos apenas acababan de nacer . En 1881 se creaba en Pittsburgh   la Federación de Sindicatos Organizados y Uniones Laborales, una alianza de sindicatos que luchaba por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y que entre sus principales demandas tenía la jornada laboral de ocho horas. Los trabajadores de Homestead estaban muy lejos de esas ocho horas , el agotamiento era su compañero de trabajo, un compañero muy peligroso porque en una oficina el riesgo que tienes si estas agotado es quedarte dormido sobre la mesa, pero en una acería puede significar la muerte.
 
En el año 1892 el clima en la factoría era cada vez más tenso , el descontento de los trabajadores crece y Frick, que barrunta que pronto habrá problemas con ellos, escribe a Carnegie que sigue en Escocia "Estimado Andrew, puede que tengamos que luchar este verano . Una vez que empecemos habrá que luchar hasta el final." a lo que Carnegie responde en otra carta "Señor Frick, no dudo que sabrá ocuparse de Homestead. Usted puede ocuparse de cualquier cosa gracias a su bondadosa persistencia" La "bondadosa persistencia" de Frick le llevó a aumentar aún más la producción, endureciendo la jornada laboral . Pretendía tener la mayor cantidad de acero producido para reducir las pérdidas en caso de que el trabajo se detuviera por una huelga que parecía inminente. El cansancio y el ritmo agotador del trabajo ponen en peligro a los trabajadores y era cuestión de tiempo que sucediera algo que encendiera los ánimos. Finalmente, uno de los trabajadores fallece en un accidente laboral y los trabajadores deciden que es el momento de enfrentarse a Frick. No iban a aceptar las nuevas rebajas salariales propuestas por Frick, tampoco aceptarían aquellas jornadas interminables  y se ponen en huelga. La producción se detiene y Frick les da un aviso, él no va a aceptar ninguna de sus condiciones y si no vuelven al trabajo otros lo harán por ellos. Para evitar que traiga a la factoría a otro grupo de trabajadores, los hombres que trabajaban en Homestead se atrincheran en la factoría. Son más de dos mil y no piensan moverse de allí.  Frick escribe a Carnegie "Estimado Andrew, no creo que podamos ganar sin una severa fuerza de represión. Lamento decir que no veo otra salida posible. Más vale que entremos en lucha y acabemos con ello"
 
Tropas  de la milicia de Pennsylvania que acudieron para poner orden en la factoría. Los trabajadores terminaron por abandonar la protesta y regresaron al trabajo. Habría que esperar al gobierno de Theodore Roosevelt entre 1901 y 1909 para poner punto final a los grandes monopolios norteamericanos de los JP Morgan, J.D. Rockefeller o Carnegie , poniendo los primeros límites al poder de los grandes empresarios . Fueron hombres como los trabajadores que murieron en Homestead los que con su lucha por unas condiciones dignas de trabajo comenzaron a cambiar las cosas (Imagen procedente de http://libcom.org)  
 
 
Aunque Carnegie pensaba que era mejor negociar con los trabajadores y había dicho que "ningún acero vale la sangre de un trabajador", responde a la carta de Frick  "Henry, estamos todos seguros de que cualquier enfrentamiento que haya será provechoso. Todos aprobamos la decisión que tomes. Estamos contigo hasta el final" Aunque habla en plural en realidad es él, el dueño de la compañía, quién estaba dando carta blanca a Frick para que hiciera lo que estimara oportuno, incluido el uso de "una severa fuerza de represión". Frick contrata a trescientos hombres de la Agencia Pinkerton para tomar esas medidas de represión. La Agencia Nacional de Detectives Pinkerton había sido fundada por el escocés Allan Pinkerton(1818-1884) en 1850 , cuando Pinkerton se convertía en el primer detective de Chicago. Se hizo famoso al descubrir un complot para asesinar al presidente Abraham Lincoln (1809-1865) al que luego protegería con sus agentes .También los agentes Pinkerton se harían famosos por resolver numerosos casos de robo de ferrocarril pero poco a poco se fueron transformando de una agencia de detectives a un cuerpo militar privado, mercenarios que vendían sus servicios. Eran tan cotizados que llegaron a disponer de más hombres que el ejército de Estados Unidos , una especie de grupo paramilitar al que nadie controlaba. Una de sus principales funciones durante las última décadas del siglo XIX era precisamente prestar sus hombres y armas para sofocar las revueltas de los trabajadores y Frick   contrato a trescientos de los hombres de Pinkerton para desalojar a los dos mil trabajadores atrincherados en la factoría.
 
El 6 de julio de 1892 los agentes de Pinkerton se presentan ante los trabajadores armados con sus rifles Winchester. Les advierten que se vayan o abrirán fuego, los trabajadores se niegan, aquella es su factoría y nadie puede echarles, les lanzan piedras y en ese momento los agentes de Pinkerton comienzan a  disparar a quemarropa sobre la masa de trabajadores que se hallaba bloqueando la entrada a la factoría. No tienen más armas que piedras y palos frente a las balas de los agentes que disparan sin cesar . Muchos caen malheridos y nueve de los trabajadores mueren mientras que también caen siete de los agentes Pinkerton. La factoría es desalojada y aunque la prensa se escandaliza y en sus titulares llama a Frick "el hombre más despiadado de América”,  es él quién obtiene la victoria y  no tenía problemas de conciencia ya que justificaba sus acciones diciendo que "se había limitado a defender su negocio". Así se solucionaban los conflictos laborales durante los últimos veinte años del siglo XIX en Estados Unidos, aunque Frick no quedaría del todo incólume, porque unos días después un anarquista trató de asesinarle sin conseguir su objetivo aunque dejó herido a Frick. La historia de 1892 en Homestead , la de hace unos días en Bangladesh y la situación de retroceso de los derechos laborales en muchos países europeos confirman lo que hace dos años escribía en el Mentidero.  Los derechos hay que conquistarlos y después de lograrlos hay que defenderlos y extenderlos a aquellos que todavía no gozan de ellos que, por desgracia, son cientos de millones de personas en todo el mundo. Esa es una labor de la que todos somos responsables y cada nueva generación debe sumar sus esfuerzos a las anteriores sin  olvidar que fue gracias a su lucha que hoy muchos de nosotros disfrutamos de una vida más digna.   

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