LA RESILIENCIA DE LA BELLEZA

Aunque Napoleón Bonaparte (1769-1821) afirmara que "la mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás" el pasado veinticuatro de agosto os dejaba con el compromiso de regresar el veinte de septiembre y no quería cumplir la máxima del político italiano del siglo XIX Giuseppe Mazzini ((1805-1872) "las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo". Nada tengo de príncipe así que no he olvidado mi promesa y aquí estoy veinticinco días después para iniciar una nueva temporada del Mentidero después de casi cuatro semanas de vacaciones. Mañana regresaré con los temas habituales pero permitidme que en esta vuelta divague un poco.  Tenemos la costumbre de comenzar los años el primer día de cada mes de enero, como si algo sucediera entre la noche del treinta y uno de diciembre y el primero de enero  que transformara la realidad, creemos que podemos hacer una tabla rasa, borrar todo como si nuestras vidas fueran escritas con tiza en una pizarra, e iniciar una nueva etapa. En realidad el tiempo, los calendarios, no son más que convenciones creadas por el ser humano para organizar su existencia pero las cosas no cambian porque en ese calendario fuera el último día de diciembre y hoy el primero de enero, como tampoco se produce una mudanza de nuestra vida en la fecha de nuestro cumpleaños. ¿Os sentís diferentes cuando en lugar de treinta y nueve cumplís cuarenta años o de los veinte a los veintiuno?Si sentimos algún cambio es porque así nos lo induce a sentir la sociedad en la que hemos crecido pero cualquier cambio no aparece de forma súbita y a golpe de calendario sino de manera gradual. 

Todas las fotografías de este artículo las hice a lo largo de estas semanas en los Pirineros y quería compartir parte de la belleza que me ha rodeado con vosotros que en tantas ocasiones me animáis y enseñáis  con vuestros comentarios y opiniones . Perdonad que me haya puesto en esta a mi mismo, pero es una forma de saludaros y deciros que ¡ya estoy aquí!. Muchas gracias por seguir ahí. 

En la "Historia de los Han" el poeta y político chino Jia Yi (200-169 a. C) escribía que "La paz no se consigue en un solo día; una crisis no se genera en un solo día. Ambas cosas llegan a serlo mediante una acumulación gradual" y creo que lo mismo sucede con nuestras vidas y nuestros proyectos, son el resultado de la acumulación gradual de nuestras acciones y experiencias aunque los hechos puntuales puedan tener un influjo clave en la forma en que interpretamos nuestras trayectorias. Por eso, siempre he considerado mi nuevo año no en el uno de enero, ni en el día de mi cumpleaños, sino cuando abandonas  la  vida cotidiana, cuando durante unas semanas interrumpes ese esquema repetitivo de nuestra  existencia, que por otro lado es necesario porque la constancia  necesaria para construir algo requiere también un cierto grado de monotonía, y vives de forma diferente, contemplando otros lugares, hablando con otras personas, abriendo de alguna forma las ventanas de la mente y el alma a otras sensaciones, a otras ideas que nacen solas precisamente porque te liberas de los esquemas que con mayor o menor rigor ordenan nuestra vida el resto del año.  No es necesario para ello vivir grandes aventuras en un desierto de Persia, en la selva amazónica o en las cumbres del Himalaya, sin duda sitios llamados a la fascinación y la aventura, pero es suficiente con tomar distancia de ese mundo seguro , al menos nos hacemos la ilusión de su seguridad aunque lo único seguro es la incertidumbre de todo lo que nos rodea , para contemplar el entorno  con nuevos ojos y redescubrir muchas de las cosas que llegamos a olvidar en las inquietudes cotidianas. 

Ríos, bosques, lagos de una naturaleza que recuerda como debió ser la mayor parte del mundo hace apenas unos siglos y que también recuerdan lo esencial que es proteger estos rincones de belleza donde todavía encuentra refugio ese mundo natural que desde la Revolución Industrial hemos ido arrinconando y confinando a lugares cada vez más reducidos. Necesitamos que sobreviva no sólo porque precisamos de la naturaleza para sobrevivir, algo que debería ser obvio aunque por desgracia se olvida con frecuencia, sino también porque la belleza es imprescindible para vivir, que es algo diferente a sobrevivir. Como escribía el filósofo francés Jean Jacques Rousseau "Quita de los corazones el amor por lo bello y habréis quitado todo el encanto a la vida" 

¿Recordáis vuestras vacaciones escolares?¿la alegría del último día de clase cuando se anunciaba el largo y hermoso verano y también la alegría del regreso, no por las clases, al menos en mi caso que no era un estudiante brillante, sino por reencontrarte con tus amigos y contarles todo aquello que habías vivido en las semanas anteriores y escuchar también sus aventuras? En cierta forma el niño que se había ido en junio era diferente del que regresaba en septiembre, había vivido, visto y sentido nuevas cosas y yo sigo percibiéndolo de la misma forma. Al igual que Heráclito de Éfeso ( hacia 544- hacia 484 a.C) nos dejaba su célebre máxima sobre el fluir irrevocable del tiempo cuando decía que "un hombre no puede bañarse dos veces en el mismo río, pues en la segunda ocasión el río no es el mismo como tampoco lo es el hombre", siendo el mismo soy diferente al que os escribía hace un mes, una contradicción en sí misma pero la contradicción suele ser el estado habitual de los seres humanos. Os decía que me proponía divagar y a fe que creo haberlo hecho en conciencia porque todas estas palabras  van dirigidas tan solo a deciros que hoy es para mi el verdadero comienzo de un nuevo año en el Mentidero, camino ya de su quinto año de existencia , y si las fuerzas me acompañan espero seguir compartiendo este espacio   con todos los que tenéis la paciencia y la bondad de leerme. Muchos , espero, serán los temas que visitarán estas páginas a lo largo de este nuevo año de vida, la historia, la ciencia, el cine, el arte serán como siempre sus protagonistas como también la actualidad , porque si la historia es necesaria para saber de donde venimos, la ciencia nos deja ver hacia donde nos dirigimos y la actualidad es el escenario en el que nosotros desarrollamos nuestro papel escribiendo lo que un día será para las nuevas generaciones historia. 

Cuando te encuentras sentado contemplando un lugar como este, rodeado de silencio, sientes la armonía de lo que te rodea, como si todo estuviera donde tiene que estar, algo bello y perfecto y entonces todas nuestras luchas nacidas de la ambición de poder, de imponer unas creencias, de  acumular riquezas se desvelan de repente absurdas. Creamos diferencias artificiales por las que la humanidad lleva enfrentándose desde sus orígenes. No soy tan ingenuo como para creer que bastan las palabras para cambiar la realidad de nuestra naturaleza humana, pero la suma de palabras a lo largo de las generaciones  puede ir cambiando las cosas al igual que una humilde gota de agua  a lo largo de milenios puede ir desgastando la cima más elevada hasta convertirla en apenas un montículo. Merece la pena seguir en el empeño

En estas tres semanas de ausencia estuve en el hermoso Valle de Arán, en el Pirineo ilerdense, en el noreste de la Península Ibérica. Durante semanas me dediqué a recorrer los senderos que serpentean entre sus imponentes montañas que sin ser colosos como las cumbres de los Alpes sus casi tres mil metros de media te hacen sentir pequeño y sobrecogido ante la grandiosidad del paisaje , con ríos de aguas cristalinas, bosques  de pinos negros y abetos convertidos en últimos reductos de las grandes masas forestales que un día cubrían toda Europa, prados donde la hierba oculta la tierra como si caminases sobre un mar de color verde esmeralda, restos de glaciares que disminuyen año tras año dejando un rastro de piedras rotas como si un gigante hubiera fracturado la tierra con una inmensa maza, y mires donde mires esa belleza primigenia y perfecta que sólo podemos encontrar en la naturaleza. Aunque esas semanas no dispuse de Internet , ni de redes sociales, el mundo entraba en mi realidad cada noche al ver las noticias y a veces , ante el contraste entre la belleza de lo que me rodeaba y el cúmulo de guerras, enfermedades, fanatismos que descargaban los informativos me sentía tentado a compartir las palabras del viejo genio William Shakespeare(1564-1616) cuando escribía  en "Macbeth" que "la vida es una sombra. Una historia contada por un necio , llena de ruido y furia, que nada significa" Nunca he estado de acuerdo con esta frase, porque concluir que nada significa nada es la mejor forma de bajar los brazos, rendirse al escepticismo y abandonarse a la corriente y creo que cada uno de nosotros puede hacer mucho y aunque la realidad se muestre demasiado a menudo como esa historia de ruido y furia a la que se refería Shakespeare, también él creó un mundo de belleza, de emociones que son un ejemplo del poder que tiene un hombre para crear y transformar con sus manos o su intelecto, de dar sentido a lo que en ocasiones aparenta no tenerlo.   

Decía Teresa de Calcuta que "Para hacer que una lámpara esté siempre encendida no debemos dejar de ponerle aceite" A veces es necesario alejarse un poco para recordar lo hermoso que puede llegar a ser el mundo que nos rodea, una belleza de la que demasiadas personas están privadas por guerras, hambre, pobreza y epidemias, los jinetes del Apocalipsis a los que la humanidad siempre ha debido enfrentarse  y que a veces conduce a la tentación de considerar los acontecimientos como algo inevitable y contra lo que no merece la pena luchar, pero no es así. Cada planta que encontramos en la montaña tiene que enfrentarse a todo tipo de dificultades desde el frío y las heladas del invierno a la falta de agua del verano o al cambio del clima que experimentamos en nuestros días, pero su resistencia , su afán de luchar es lo que permite que todavía sigan regalándonos su belleza  

El escepticismo es un buen compañero pero un mal amo y dejarse dominar por él  puede cegarte los ojos ante los pequeños grandes milagros que nos rodean. Hay que usarlo para evitar caer en los fanatismos y que nos sirva de guía para hacernos preguntas y buscar , como hace la ciencia y la filosofía, el escepticismo es duda no negación y es la duda lo que nos lleva a seguir buscando, preguntado y evolucionando. Aún así es casi inevitable sufrir de vez en cuando los asaltos  del escepticismo en su versión estéril, y las noticias de estas últimas semanas contribuyen a alimentar ese escepticismo. El virus del Ébola, las atrocidades que todos conocéis cometidas por los yihadistas del Estado Islámico, el repunte de una guerra fría que creíamos ya enterrada en el pasado, la crisis económica , las múltiples guerras que comienzan y no acaban, los cambios sociales derivados del progreso tecnológico que ya apunta en el horizonte dejan un panorama de problemas enquistados ante los que la comunidad internacional parece no saber como afrontar. He titulado este artículo con el que comienzo una nueva temporada como  "la resiliencia de la belleza". Según el Diccionario de la Lengua Española en su primera acepción la palabra resiliencia significa la "Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas"  y me vino hoy a la mente cuando antes de ponerme a escribir me senté delante del teclado y revisando las fotografías de estas semanas en los Pirineos me detuve ante la de una seta. A lo mejor sonreís al leer esto, pero en su sencillez aquella seta que se encontraba casi oculta en la umbría de un bosque a casi dos mil metros de altura  era de una belleza  perfecta y conmovedora. Allí estaba, ajena a nuestras luchas, a nuestras rivalidades y pasiones, mostrando con su sola existencia que la vida, que el mundo, que todo lo que nos rodea, no es un sinsentido, no es algo absurdo, porque su belleza era ya en si misma una manera de resistir ante el caos y la barbarie a través del orden y la armonía de sus formas. 

Esta es la fotografía que hice a la seta que encontré a un lado de un sendero de montaña apenas transitado, casi oculta entre la umbría de los árboles que la cobijaban. Mi ignorancia sobre la micología ,la ciencia que estudia los hongos, es absoluta por lo que no puedo deciros nada acerca de ella pero  lo que me cautivo fue su sencilla belleza que mis pobres habilidades fotográficas no han sabido captar. Contaba el escritor argentino Jorge Luis Borges que "al cabo de los años he observado que la belleza es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso" pero con frecuencia esa belleza nos pasa desapercibida en nuestra vida cotidiana y corremos el riesgo de olvidar que existe,que la tenemos a un paso nuestro ya sea en la sencilla forma de una seta, en las personas que nos quieren y en todas las cosas por las que merece la pena luchar y esforzarse, las cosas y personas que hacen que la vida no sean tan solo una historia de ruido y furia sino también de esperanza y bondad   

La bióloga y divulgadora estadounidense Rachel Carson (1907-1964)  , autora en 1962 de "La primavera silenciosa" en la que denunciaba el efecto pernicioso que los pesticidas como el DDT tenían sobre la naturaleza, escribía que "Cuanto más consigamos concentrarnos  en las maravillas y realidades del Universo que nos rodea menos gusto encontraremos en destruirlo" y contemplando aquella seta se que sus palabras eran ciertas, la belleza , el poder de resistencia, de resiliencia de la belleza de la naturaleza, del mundo, de todo el Universo en el que nos encontramos inmersos, son el mejor remedio contra el escepticismo en su forma más estéril, el del ruido y la furia ,  esa capacidad de conservar su belleza desafiando nuestra ceguera para apreciarla dan  por si solas un sentido a todo, el sentido de conservarla y defenderla, no sólo la belleza de esa seta perdida en la umbría, sino todo aquello que es bello y hermoso, desde la mirada clara de un niño a la sonrisa sabia de un anciano, desde la vida de mares, selvas y montañas a los derechos de los más débiles. Porque la belleza a la que me refiero no se manifiesta sólo en las formas perfectas que contemplan nuestros ojos sino también en la otra belleza oculta que irradia todo aquello que es bueno, que enriquece nuestras vidas, que nos hace mejores y que hace que arriesgarse por su defensa merezca la pena dando un sentido a cada nuevo día que nada ni nadie puede arrebatarnos. Todo eso se puede ver en algo tan pequeño como una seta ¿qué más no podemos intuir en un inmenso y maravilloso Universo por descubrir?. Vivimos una época difícil , es cierto, pero no más que otras y nuestros antepasados salieron adelante y gracias a su esfuerzo hemos ido caminando hasta aquí. Son tiempos intensos, apasionantes. El mundo está cambiando a un ritmo vertiginoso y más que nunca debemos prepararnos para cambiar con él, para actuar cada uno en la medida de sus fuerzas  juntos por el bien común y cuando las fuerzas puedan flaquear recordemos la resiliencia de la belleza de una humilde seta que se yergue orgullosa frente a la fealdad de los que pretenden  destruirla. Y eso espero que siga siendo el Mentidero en esta nueva temporada, un lugar de resistencia de lo bello y bueno  desde la humildad y también desde la esperanza de que entre todos es posible un mundo mejor. Tal vez el aliento de estas palabras no tengan alcance pero como decía Teresa de Calcuta "A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota" Ningún esfuerzo es vano. Y mañana compartiremos nuevos viajes por la historia, la cultura y la actualidad. Seguimos caminando. 

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