domingo, 18 de mayo de 2014

SOMA , EL PARADIGMA DEL BENEFICIO A CUALQUIER PRECIO

La primera acepción de paradigma en el Diccionario de la Lengua Española es muy precisa , "ejemplo o ejemplar" y he querido utilizarla en el título de este artículo porque lo que ha sucedido esta semana que ahora concluye, la segunda semana del mes de mayo de 2014, es todo un paradigma, un  ejemplo de lo que está sucediendo no sólo en el lugar donde tuvo lugar la tragedia , sino que puede extrapolarse al desarrollo de los acontecimientos en los cinco continentes en un mundo globalizado que también globaliza la injusticia, la explotación y la codicia. Hoy no voy a viajar al pasado como suelo hacer en el Mentidero y con lo que realmente disfruto escribiendo porque amo la historia, conocer a los grandes nombres del pasado, aprender de la vida de pintores, músicos, escritores, científicos, asistir a los acontecimientos que transformaron nuestras sociedades , viajar por paisajes exóticos y desconocidos, vivir aventuras , todas aquellas cosas que convierten la biografía de nuestro planeta y de la humanidad en una odisea apasionante que te lleva a puertos desconocidos como si fuéramos un nuevo Odiseo navegando al albur de los caprichosos designios de los dioses. Pero vosotros y yo somos también hombres y mujeres de nuestro tiempo , somos nosotros los que escribimos ahora la historia que las generaciones venideras leerán en los libros y , en cierto modo, somos los arquitectos del futuro de aquellos que todavía no han nacido, una gran responsabilidad como la que han tenido las diferentes generaciones humanas a lo largo de la historia, pues todo  lo que tenemos y somos lo debemos al esfuerzo y sacrificio de los que estuvieron aquí antes que nosotros. Y ahora es nuestro turno de comprometernos con ese futuro en el que no estaremos presentes pero del que seremos sus cimientos. 

Y ahora vamos a viajar en el pasado pero apenas unos días, al martes 13 de mayo , a Turquía , en concreto a Manisa en el oeste del país, y a la ciudad de Soma, de 105.000 habitantes , situada a casi quinientos kilómetros de la populosa y legendaria Estambul , una población desconocida para casi todo aquel que no sea turco , que parece crecer al amparo de las tristes sombras que proyectan las chimeneas  de una gran central térmica, alimentada por el carbón extraído en las minas que constituyen la principal fuente de ingresos de la región. La vida transcurría con la rutina monótona de una pequeña ciudad de provincias y nada hacía pensar que aquel día fuera a ser diferente a otro día cualquiera, de otro mes , de otro año. Levantarse, prepararse para el trabajo, acudir a la mina, hacer el relevo a los compañeros y comenzar a trabajar en las entrañas de la tierra para extraer ese mineral negro que da de comer a sus familias aunque cada vez por un salario más pequeño y trabajando más horas. El yacimiento de carbón al que te diriges fue adquirido en 2005 por una empresa privada Soma Holding, y es el que más beneficios proporciona de todas las minas de la región. El lema del director de la mina, Ramazan Dogru, no puede ser más explícito sobre la filosofía de la empresa "Siempre abaratando costes y aumentando la producción" y lo cierto es que las cuentas le salen. El el año 2012 los beneficios de Soma Holding ascendieron  a trescientos millones de liras turcas, equivalente a unos 104 millones de euros, y para este año 2014 tienen previsto duplicar ese beneficio y si es posible superar los setecientos millones de liras. En total seis mil quinientos mineros trabajan para la empresa, de su sudor y del riesgo al que exponen sus vidas proceden los cimientos de la empresa .

Fotografía del rescate de uno de los mineros  de la mina de Soma. Una de las causas responsables del elevado número de muertos fue la inexistencia de una cámara estanca operativa en el interior de la mina. En estas cámaras, obligatorias de acuerdo con los reglamentos internacionales de seguridad, los mineros pueden hallar refugio hasta que lleven los equipos de salvamento pero en el caso de la mina donde tuvo lugar el accidente  se encontraba en construcción y no disponían de ninguna. No deberían haber recibido el permiso de abrir la mina sin disponer de ellas, y muchos mineros murieron asfixiados por el monóxido de carbono acumulado en las galerías. Una cámara estanca cuesta entre 180.000 y 250.000 euros , los beneficios de Soma Holding sólo en el año 2012 fueron de más de 100 millones de euros . La novelista estadounidense Taylor Daldwell (1900-1985) decía sobre la codicia " es el más feo y detestable de los pecados, porque se alimenta de su propio apetito y nunca se sacia , su rapacidad aumenta consigo misma". La ciega carrera  del incremento infinito de los beneficios  parece que hoy aparta a un lado cualquier otra consideración ética , convirtiendo al trabajador nada más que en un medio, una herramienta a utilizar para alcanzar ese beneficio, deshumanizando y alienando al trabajador como se hacía en el siglo XIX en la época más sombría de la Revolución Industrial, cuando el único derecho reconocido era el de trabajar sin límite de jornada laboral por un sueldo miserable. ¿Es eso a lo que aspiramos ahora cuando hablamos de ser "eficientes", "competitivos" y "productivos" ?    (Imagen procedente de http://www.theglobeandmail.com )

Desde que en 2005 las minas de Soma pasaron a manos privadas los trabajadores tuvieron que adaptarse al lema de Dogru, "abaratar costes y aumentar la producción" lo que significaba trabajar más , en mayor número y en peores condiciones. Donde antes en cada turno trabajaban  trescientos mineros ahora trabajaban setecientos , sin realizar cambios en las instalaciones , no se esperaba a que terminara un turno  para que los mineros salieran al exterior y sólo entonces entrara en la mina el siguiente turno, porque eso sería una pérdida intolerable de tiempo y producción, así que los dos turnos, el saliente y el entrante, coincidían en el interior de la mina al mismo tiempo evitando detener la producción. Donde ahora estás trabajando es un pozo  moderno, abierto hace diez meses y tiene todos los permisos en regla . Alp Gürkan, presidente de Soma Holding declararía después que "las instalaciones pasan al menos dos revisiones al año. Tienen su documentación en regla  y ésta dice que el puesto de trabajo es de primera categoría" Y , sin embargo, algo no marcha bien, la intranquilidad corre entre los mineros según explicaría más tarde uno de los familiares de uno de ellos "Hace diez días que entre los trabajadores corría cierta preocupación. Algo no funcionaba en la mina" Tienen motivos para la intranquilidad porque Turquía  tiene un luctuoso pasado de accidentes mineros  y sólo entre 2010 y 2012  293 mineros  habían muerto en las entrañas de la tierra víctimas de accidentes mientras trabajaban en los pozos. En lo que iba de 2014 otra cifra mostraba que las condiciones laborales de los trabajadores, no sólo en las minas sino a nivel general, eran cada vez más precarias pues en los primeros cuatro meses del año arrojaba un trágico balance de 396 turcos muertos  en su puesto de trabajo, y de ellos una estadística aún más trágica subrayaba que diecisiete de ellos eran menores de edad , una cifra que parecía llevarnos hasta aquellas historias escritas por Charles Dickens(1812-1870) a mediados del siglo XIX  en las que denunciaba el trabajo y la explotación infantil en la próspera Inglaterra victoriana.  

Pero si la tasa de mortalidad laboral se había incrementado en todo el país este incremento había sido mayor en la minería . Tradicionalmente el trabajo en la mina era el de mayor riesgo de todos los sectores, pero entre los años 2004 y 2010 el número de accidentes y la tasa de mortalidad entre los mineros se había disparado constituyendo hasta un 14%  del total de accidentes del sector industrial turco ,con una media de ochenta mineros muertos al año. Dos años antes de que comenzará este incremento del número de accidentes y muertes en las minas, en el año 2002 se celebraban elecciones generales en las que salía vencedor el líder y fundador en 2001 del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Recep Tayyip Erdogan (1954), que en marzo de 2003   se proclamaba primer ministro de Turquía  con un ambicioso plan para el desarrollo económico de Turquía y  con la intención de impulsar la integración del país en la Unión Europea. Durante sus primeros años de gobierno la economía crece a buen ritmo, y así entre 2002 y 2007 el crecimiento del Producto Interior Bruto de Turquía es de una media de más del 7% y los beneficios de las empresas se multiplican así como el número de multimillonarios que convierten a Estambul en la cuarta ciudad del mundo en el año 2007 por su número de millonarios.  Una de las políticas principales de Erdogan  era la privatización de parte del sector público, entre ellas las explotaciones mineras y como parte de ese programa de privatización en 2005 las minas de Soma, que pertenecían a la empresa estatal turca de carbón, la TKI ( siglas de Turkiye Komr Isletmesi Kurum) ,fueron adquiridas por Soma Holding. Este proceso de privatización, curiosamente, iba a coincidir con la escalada en el número de accidentes en las minas. Así lo reconocía el presidente del sindicato minero Dev-Maden Sen esta misma semana "No había muertos cuando estas minas pertenecían a la empresa estatal del carbón; las muertes empezaron con la privatización".

PROTESTAS EN SOMA CONTRA EL GOBIERNO DE ERDOGAN 

Imágenes de las manifestaciones de los ciudadanos de Soma tres días después del accidente de la mina  contra el gobierno del primer ministro Erdogan   Los accidentes son en ocasiones inevitables e inesperados, pero las consecuencias de este accidente podrían haber sido mucho menores si se hubieran respetado las normas de seguridad, pero no se han cumplido los protocolos y parece que incluso las inspecciones laborales y de seguridad realizadas en las minas fueron fraudulentas, por lo que a la mala praxis empresarial habría que unir la corrupción política. 






El martes 13 mayo cuando por causas que cuando escribo este artículo todavía no están aclaradas, una explosión encendió la alarma en Soma.  Según se haría público más tarde por el gobierno turco  en el interior de la mina había 787 trabajadores en el momento de la explosión, aunque incluso hoy no se sabe con certeza la cifra exacta de trabajadores. Como sucede siempre en una situación como esta las noticias eran confusas al principio aunque ya se sospechaba que había sido un accidente muy grave. Las primeras cifras de víctimas arrojaban  151 mineros muertos y 77 heridos. Cuando escribo estas líneas se ha cerrado el balance definitivo de muertos con una cifra de 301 mineros muertos, la mayor catástrofe minera de Turquía que superaba a las 250 víctimas que en 1992 murieron en la mina de Zonguldak. Al día siguiente, cuando todavía reinaba la confusión, el primer ministro Erdogan viajaba a Soma y en un discurso dirigido a los habitantes de la ciudad, conmocionados por lo que había sucedido, no se le ocurrió otra cosa mejor que decir que buscar comparaciones con el siglo XIX "Unos 204 mineros murieron en un derrumbe en Inglaterra en 1838" y agregaba "Son cosas normales". El primer ministro parecía no darse cuenta que entre la Inglaterra de la reina Victoria I (1819-1901) y la Turquía de 2014 han transcurrido exactamente 176 años , casi dos siglos , por lo que comparar las dos tragedias es traer de nuevo  a Dickens a nuestro tiempo, tal vez porque las condiciones laborales de los mineros en Turquía sean más parecidas de lo que debieran a la de los ingleses hace doscientos años , lo que explicaría que Turquía tenga la tasa de accidentes laborales más alta de Europa y la tercera del mundo según la Organización Mundial del Trabajo (OMT). 

Estas palabras avivaron la indignación de la gente que aún se haría mayor cuando se conocía poco después que  apenas veinte días antes el parlamento turco había rechazado una propuesta de los partidos de la oposición para realizar una investigación sobre las condiciones de seguridad de las minas propiedad de Soma Holding ante las sospechas de que se estuvieran incumpliendo los protocolos de seguridad. El jueves se convocaron manifestaciones en diferentes ciudades de Turquía  al tiempo que una fotografía vergonzosa recorría las redes sociales , en la que se podía ver a uno de los asesores del primer ministro Erdogan, un tal Yusuf Yerkel, dando una patada a uno de los manifestantes en Soma mientras éste era sujetado por dos militares y se sucedían las cargas policiales en Estambul, Esmirna o la capital administrativa y política, Ankara al tiempo que  Amnistía Internacional  acusaba al gobierno turco de "jugar con la vida de los trabajadores"  y advertía que "la larga lista de muertes en las minas turcas despierta cuestiones sobre la seguridad de los trabajadores" . Cuantos más detalles se conocían mas crecía la indignación, no solo en Turquía, sino entre cualquiera de los que estos días hemos leído las noticias que procedían de allí, como por ejemplo lo que declaraba Hacay Yilmaz , un delegado sindical, al periódico español "El Mundo" "Ni siquiera la empresa propietaria de la mina sabe la cantidad exacta de trabajadores que había dentro", acusaba a la empresa de ser negligente en el rescate "No se introdujo ni una sola unidad sanitaria en la mina para dar los primeros auxilios" y concluía con estas palabras que mostraban si es que son ciertas, la vergonzosa actitud de Soma Holding "se sacaron de la mina cadáveres  con máscaras puestas , sin conectarlas al oxígeno, para hacerlos pasar por heridos ante la opinión pública"

Esta imagen ha dado la vuelta al mundo. Vemos a dos policías sujetando a un manifestante contra el gobierno en Soma mientras  uno de los asesores del primer ministro Erdogan, Yusuf Yerkel , le propina una patada. Sucedió el pasado miércoles 14 de mayo, apenas a menos de 24 horas de que tuviera lugar el accidente. Se supone que los políticos, en una democracia representativa, están para proteger , escuchar y representar a sus ciudadanos y no para agredirlos físicamente. No es más una imagen, pero todo un símbolo del camino autoritario que desde hace varios años está siguiendo el gobierno de Erdogan que hace oídos sordos o  reprime violentamente cualquier intento de protesta. Así se unen la codicia de algunas grandes empresas , con la corrupción y el desprecio a los ciudadanos de quienes más tenían que respetarles, los políticos que los representan y que están en ese puesto porque  el pueblo en un determinado momento confió en ellos y delegó el poder en su figura, pero delegar no es entregarlo para que obren sin tener en cuenta  a los ciudadanos hasta las siguientes elecciones       (Imagen procedente de http://www.timesofmalta.com ) 

Como si se tratara de una manzana en apariencia lozana que sólo al abrirse muestra la podredumbre interior, poco a poco fueron conociéndose aspectos del funcionamiento de la empresa y de su relación con los trabajadores revelados por estos mismos. Así  uno de ellos,  Mehmet Ali Karakaçan , cuyo testimonio tomo también prestado del periódico "El Mundo", declaraba que "Cuando trabajábamos ahí, nuestros jefes  nos amenazaban con echarnos si hablábamos.Los responsables de turno nos presionaban constantemente  para sacar la máxima cantidad posible  de carbón en cada carro.. Si no llega lo que creían que era suficiente , nos gritaban e insultaban. Nos obligaban a mentir; en las visitas de los inspectores, sobre el estado de las minas" y concluía   "En una ocasión en que murió un colega dentro de la mina nos instaron a decir que había muerto camino del hospital. "  Además coincidía con otros testimonios que señalaban que no se cumplía el límite legal de la jornada de ocho horas, que muchos trabajadores eran jóvenes inexpertos procedentes de empresas subcontratadas que cobraban todavía salarios más bajos y que ni siquiera estaban permitidos los descansos durante la jornada de trabajo. El viernes las manifestaciones cesaron en Soma y el medio sindical Sendika informaba a la prensa que los mineros habían recibido mensajes en sus  móviles procedentes de la empresa dueña de la mina para que no participasen en las manifestaciones si deseaban conservar su trabajo. Hoy nos enteramos de que la empresa Soma Hodling  sabía con antelación las fechas en las que se iban a realizar las inspecciones laborales  gracias a las filtraciones procedentes del partido de Erdogan, él mismo partido que había vetado una investigación hace tres semanas sobre las condiciones de seguridad de las minas de Soma, como ya hemos visto antes. 

Y no sólo quedaba aquí la relación entre Soma Holding y el primer ministro Tayyip Erdogan porque  los mineros de Soma  ahora denunciar que "los jefes nos llevaban a mítines del AKP. Era obligatorio participar en ellos" y esta intervención de la política en el funcionamiento de las minas también afectaba a los sindicatos ."El AKP eligió a los líderes sindicales que quiso en la mina" declara a "El Mundo" uno de los líderes sindicales . Para concluir con esta relación interminable de negligencias, codicia, explotación , inconsciencia y corrupción  queda por añadir que muchas vidas  se podrían haber salvado si hubiera habido cámaras estancas en el interior de la mina como exige la normativa internacional y en la que podrían haber hallado refugio los mineros en espera de ser rescatados. Pero no había ninguna cámara estanca disponible porque, según la empresa, estaba en construcción , lo que parece que no fue un impedimento para abrir la mina, pero claro, retrasar la apertura habría sido  traicionar el lema  de "siempre abaratando costes  y aumentando la producción". ¿Os acordáis que al comienzo de este artículo os contaba que la empresa había obtenido  más cien millones de euros de beneficios  en el año 2012?¿Sabéis cual es el coste de una de estas cámaras estancas imprescindibles para la seguridad de unos hombres que sacrifican su vida en el interior de las minas? Entre 180.000 y 250.000 euros ¿Era demasiado dedicar un 0,02% de sus beneficios a esta medida de seguridad?¿qué valor tiene la vida humana para una empresa que actúa de esta forma?

"No necesitamos la Copa del  Mundo", "Necesitamos dinero para hospitales y educación" es lo que reza el contenido de estas dos pancarta que sujetan dos participantes en las manifestaciones  que estos días llenan las calles de muchas ciudades de Brasil., un país donde el fútbol es más que un deporte, pero que se indigna ante el derroche de dinero para organizar este evento , que que ya ha triplicado lo que se presupuestó en su momento,  mientras las necesidades más urgentes del pueblo brasileño quedan sin cubrir. Pero el descontento se extiende por todas partes. Hoy mismo en Australia, una nación que todos consideramos próspera y pacífica, había manifestaciones protestando contra los recortes sociales, siempre con la justificación de gastar menos , producir más y ser más competitivos, pero  esa competitividad  centra todo el sacrificio en el trabajador que ve reducido su salario, ampliada su jornada laboral y reducidas sus prestaciones sociales, olvidando los que han sacralizado al beneficio convirtiéndolo en un nuevo ídolo, que las economías capitalistas y de consumo, para funcionar correctamente, requieren de una clase media solvente. Si no hay clase media, si creamos una sociedad de trabajadores pobres, la sociedad de consumo esta condenada al colapso (Imagen procedente de http://www.madrilonia.org )

Los accidentes existen , los ha habido en el pasado y los seguirá haciendo en el futuro, pero ha sido la suma de la corrupción política y la explotación laboral de una empresa centrada nada más que en aumentar los beneficios año tras años, lo que ha ayudado a que el número de víctimas haya convertido la tragedia de Soma en el mayor accidente minero de Turquía. Pero además es también un paradigma de lo que está sucediendo no sólo en Turquía y en el sector minero, sino lo que está sucediendo a nivel global en el mercado laboral de todo el mundo. Esta misma semana se convocaban multitudinarias manifestaciones en Brasil convocadas por  maestros y colectivos como los Trabajadores sin Techo, cuya denominación ya nos muestra su situación actual, protestando por el derroche económico en la organización del Mundial de Fútbol  donde se han invertido 10.000 millones de euros  en una nación cuyo paisaje urbano esta definido por esas inmensas aglomeraciones de pobreza que son las favelas. Dirán que ese dinero invertido generará más ingresos para el país, pero la experiencia nos dice que cuando las luces  de los estadios se apaguen y dejen de ocupar los espacios informativos , ese dinero invertido habrá volado a los bolsillos de unos pocos constructores y grandes empresarios beneficiados por la contratación de las obras, mientras que los trabajadores brasileños apenas habrán tenido la oportunidad de trabajar durante unos meses por un salario bajo y con contratos temporales que concluirán en cuanto finalice el Mundial. La situación en Europa es conocida, tasas de desempleo cada vez mayores, descenso de los salarios , reducción de las ayudas sociales,  rebajas de las pensiones, reducción de las inversiones  en sanidad y educación, debilitamiento de los sindicatos y un creciente desamparo del trabajador, el que tiene la fortuna de tenerlo, frente a la empresa y el estado que impone esas medidas alegando que son necesarias para ser "competitivos" y "productivos".

Esquema que  muestra la evolución  de la participación  del porcentaje más rico de la población  en la renta nacional. En la época de mayor igualdad y menos diferencias entre la riqueza de los más ricos y el resto de la población, entre los años cuarenta y setenta del pasado siglo XX, la participación de los más ricos en la renta nacional se redujo hasta el 32% , pero en la actualidad acaparan más del 50% de la renta nacional, unos valores similares a los de 1929 antes del Crack de Wall Street.  Este esquema aparece en una obra que está batiendo records de ventas , algo extraño en un libro de teoría económica, escrito por el economista francés Thomas  Piketty(1971) titulado "El Capital en el siglo XXI" Son casi mil páginas donde analiza con profusión de datos y estadísticas la evolución de la desigualdad a lo largo del siglo XX  y llega a la conclusión de que  "la concentración de extrema riqueza  amenaza los valores y la justicia social sobre las que se asientan las democracias." El economista ha observado, como podéis ver en el diagrama sobre estas líneas, como las diferencias de renta se han acentuado desde los años setenta del siglo XX, es decir, las riquezas se concentran cada vez en menos manos (un 1% de los estadounidenses tendrían en sus manos el 50% de la renta nacional) y afirma Piketty que si esto no se corrige  se podrían alcanzar niveles de desigualdad similares a los que ya existían antes de la Revolución Industrial  y si la desigualdad aumenta las oportunidades para la mayoría de la población se reducen , una sociedad con la riqueza y el poder en manos de unos pocos,  muy parecida a la del Antiguo Régimen que propició el estallido de la Revolución Francesa  (Imagen procedente de http://www.dineroenimagen.com)

 ¿No os recuerda al lema de Soma Holding "Siempre abaratando costes y aumentando la producción? Hace unos días os escribía en el Mentidero con motivo del Día Internacional del Trabajo sobre como empresas de ingresos multimillonarios como McDonald´s o la cadena de grandes almacenes Walmart pagaban sueldos miserables a sus trabajadores que se veían obligados a recurrir a la ayuda del Estado para poder alcanzar el final del mes, la nueva clase de trabajadores pobres que se está extendiendo por todo el mundo. En un artículo del escritor español Antonio Muñoz Molina(1956)  en la revista "Muy Interesante " leía esta semana que "En Estados Unidos no se había conocido una desigualdad semejante (se refiere entre ricos y pobres) entre los que tienen más y los que no tienen casa nada desde los años anteriores a la Gran Depresión. Lo que las cifras cuentan en los informes lo ven los ojos de cualquiera  que pasee por la calle en Nueva York, que visite un barrio pobre o se encuentre en alguno de esos lugares en los que se de pronto la cara de la desigualdad  norteamericana" Llevamos años hablando de la globalización como un factor positivo para el desarrollo de nuestras sociedades, y sin duda lo es, pero lo que estamos globalizando es un sistema de organización económica y social cada vez más injusto, donde sólo hay un objetivo, multiplicar año tras año, mes tras mes, los beneficios sin que parezca importar que ello se esté logrando a fuerza de destruir las clases medias, de retroceder en las condiciones laborales que considerábamos dignas e irrenunciables, de retrotraernos al mundo surgido de la Revolución Industrial y que tan fielmente retrató Charles Dickens y otros autores del siglo XIX. Soma, de una forma trágica por el número de muertes, es el paradigma de estas sociedades donde todo se sacrifica en el altar del beneficio, de un beneficio individual que no redunda en el bien común porque , como sucede en Estambul que ocupa el cuarto puesto mundial por su número de multimillonarios, esos beneficios van a engrosar las fortunas de unos pocos. Desigualdad siempre habrá, es normal, pero cuando la desigualdad se transforma en abuso , desprecio y explotación algo funciona muy mal en nuestras sociedades, que, por otro lado, parecen resignarse como un minero turco que decía a los periodistas después de la tragedia de esta semana "Nuestro destino es seguir trabajando para que la familia pueda comer. Así que habrá que volver a la mina pronto"  Trabajar, comer y morir .Necesitamos otro  Charles Dickens

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