jueves, 24 de mayo de 2012

UNA REFLEXION SOBRE LA RESPONSABILIDAD

En esa Biblia del lenguaje que es el  Diccionario de la Lengua Española se encuentran diferentes significados para la palabra responsabilidad, en uno de ellos se la define como "Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado." y en otra acepción relaciona esta con el Derecho y dice de la responsabilidad que es la " Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente." , es decir, la responsabilidad es ante todo un deber moral que nos fuerza a reconocer las consecuencias que se puedan derivar de nuestros actos realizados en libertad y por propia decisión. La responsabilidad es un termino que va , desde mi punto de vista, estrechamente unido a la libertad, y ambas son dos cargas difíciles  y pesadas de llevar porque exigen mucho de nosotros. Cuando hablamos de libertad suelen venir a nuestra mente los derechos que ella implica, el derecho de expresión, la libertad de conciencia, el derecho a votar, a ser protegido por la justicia contra los abusos y tantas otras libertades colectivas e individuales garantizadas en los países democráticos por sus respectivas constituciones. Son libertades que ya tenemos tan asumidas que las damos por innatas, como si siempre hubieran estado ahí y formaran parte de nuestra naturaleza.

Pero ¿por qué digo que libertad y responsabilidad son dos cargas pesadas? Porque si eres libre todo lo que hagas a lo largo de tu vida  será , finalmente, responsabilidad tuya y esa es una carga que muchas personas no quisieran soportar y que lleva a muchos a buscar pretextos para justificar sus actos como imposiciones del exterior, las circunstancias que rodean la vida y que nos habrían conducido a tomar decisiones erróneas de las que no nos sentimos responsables. Pero, como decía el escritor español del siglo XIX Mariano José de Larra , "Las circunstancias... palabras vacías de sentido con que trata el hombre de descargar en seres ideales la responsabilidad de sus desatinos." En una nación democrática, la responsabilidad de todos y cada uno de nuestros actos es finalmente nuestra y ese es , nos guste o no, el precio que debemos pagar por nuestra libertad. Podría alegarse que esa responsabilidad final también se podría aplicar a aquellos que viven bajo regímenes autocráticos, donde no existe libertad pero nadie puede arrebatarte tu libertad interior, y eso es cierto, pero al ser humano no se le puede exigir heroísmo , pues esta es una cualidad excepcional, y si para ser libre hay que ser un héroe entonces las circunstancias que rodean a esa persona si que están limitando su libertad y, por lo tanto, la responsabilidad sobre los actos que realiza en su vida.

Si yo ahora digo una mentira , estaré faltando a mi responsabilidad de ser sincero y tendré que aceptar las consecuencias de mi falacia, pero si me torturan para que diga algo que perjudica a una persona a la que quiero y rendido al dolor la traiciono no soy responsable de ello, porque no estoy decidiendo libremente, mi voluntad ha sido forzada como no es responsable de su embarazo la mujer que ha sido agredida sexualmente. Cuando se ejerce la violencia física o psicológica sobre un ser humano la libertad queda limitada y con ella la responsabilidad de sus actos y sus consecuencias. Pero una vez sentado esto referido a la responsabilidad  individual, sobre lo que quiero escribir hoy es sobre la responsabilidad de las personas que ocupan cargos públicos, puestos de poder donde se toman decisiones que afectan no a la vida propia o a la de los más cercanos sino a naciones enteras , a millones de personas cuyas vidas y destinos se verán alterados por las decisiones de una sola persona  o de un grupo reducido de ellas.  Sobre la responsabilidad especial que tienen las personas que detentan puestos de poder  escribía el papa Juan Pablo II "Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz"

Escena de la ejecución de Luis XVI en la guillotina el 21 de enero de 1793 en la Plaza de la Revolución. Cuando estaba frente al pueblo que se había reunido para asistir a la muerte del monarca este se dirigió hacia ellos y dijo "¡Pueblo, muero inocente de los delitos de los que se me acusa! Perdono a los que me matan. ¡Que mi sangre no recaiga jamás sobre Francia!" unas palabras que guardan una trágica semejanza con las que pronunciaría en 1905 el zar de Rusia Nicolás II cuando sus tropas habían logrado sofocar la revolución de 1905  asesinando a millares de ciudadanos desarmados  que sólo pedían una mejora en sus condiciones de vida, "les perdono por haberse rebelado contra mí" dijo el zar. Ambos monarcas perdonaban a su pueblo cuando era el pueblo el que tendría que exigirles que aquellos monarcas pidieran perdón por ellos y por los que antes que ellos llevaron políticas absolutistas que no tenían en cuenta las necesidades de sus súbditos , cuyos sufrimientos y miserias preferían ignorar. Tuvieron poder absoluto por lo que su responsabilidad era también absoluta (imagen procedente de http://historiasparanodormir-eso.blogspot.com )
Mirando al pasado podríamos encontrar muchos ejemplos de las fatales consecuencias que tiene la irresponsabilidad de las personas con poder, consecuencias que aunque también pagaron ellos afectan a millones de personas. Viajemos por un momento a la Francia del siglo XVIII donde el sistema de gobierno es una monarquía absolutista donde las decisiones de gobierno son tomadas directamente por el rey aunque disponga de ministros que le aconsejan , pero la palabra del monarca es ley . Un pueblo sumido en la pobreza, ahogado por los impuestos  y sin posibilidades de ascender en la pirámide social observaba entre la incredulidad, la resignación y la ira como el alto clero y la aristocracia  eran los propietarios de la mayor parte de los terrenos de cultivo, como monopolizaban los cargos públicos y defendían sus derechos de señores feudales sobre aquellos hombres y mujeres  que no eran súbditos sino esclavos, mano de obra que no solo no recibía beneficio alguno de sus señores sino que además tenía que pagarles para que ellos pudieran llevar sus existencias lujosas mientras las familias campesinas malvivían sumidos en la miseria. Las clases medias, la burguesía, no vivía en la pobreza pero tampoco tenía acceso a los lujos y prebendas del clero y la aristocracia.

Si el rey Luis XVI (1754-1793) como principal responsable del gobierno de Francia hubiera introducido reformas desde el inicio de su reinado , o si lo hubieran hecho alguno de sus antecesores, si la aristocracia y el alto clero se hubieran dado cuenta de las condiciones de vida del pueblo y no hubieran permanecido con los ojos cerrados a la realidad probablemente se habría evitado el estallido de violencia que daría paso a la Revolución Francesa de 1789 que acabaría con la monarquía absoluta y mas tarde con la propia vida del rey y su familia y también con la de muchos aristócratas y religiosos.  Aquella ceguera, aquella falta de responsabilidad quedaría grabada en la historia con una frase que entonces se atribuyó a la reina María Antonieta (1755-1793). Según la leyenda que entonces se difundió entre la población , poco antes del comienzo de la Revolución, el pueblo hambriento , que no podía adquirir harina para fabricar su principal alimento, el pan, se había dirigido al Palacio de Versalles para gritar ante sus puertas reclamando comida. María Antonieta, al escuchar el alboroto preguntó a una de sus acompañantes por qué gritaban aquellos hombres y al responderle que pedían pan , la reina, ignorante de la realidad de la vida cotidiana de su pueblo, respondía "Que coman pasteles".

Probablemente no fue María Antonieta quién pronunciara aquella frase que pasaría a la historia "Qu´ils mangent de la brioche" que se puede traducir como "que coman bollo" o "que coman bizcocho"  sino la esposa del rey Luis XIV o la tía de María Antonieta, pero es el símbolo perfecto de la desconexión con la realidad de los monarcas , la aristocracia y gran  parte del alto clero con respecto a las condiciones de vida de sus súbditos. Pero la estupidez y la ignorancia de aquellos gobernantes no les eximía de su responsabilidad  de la que ni siquiera eran conscientes, lo que aún era más grave, pues significaba que el poder estaban en manos de personas incapaces de gobernar.(imagen procedente de http://www.elmundo.es )

Distintos autores han afirmado que esta frase atribuida a María Antonieta jamás la pronunció ella sino otra persona. El filósofo Jean Jacques Rousseau (1712-1778) puso esta frase en boca de María Teresa de Austria y Borbón (1638-1683), esposa del rey francés Luis XIV(1638-1715) y el autor de una magnífica biografía de María Antonieta, el escritor Stefan Zweig(1881-1942), afirmaba que había sido una tía de María Antonieta quién las pronunció, pero en realidad no es tan importante quien lo dijo, sino lo que simbolizaban esas palabras, la ignorancia y desprecio de aquellas personas que tenían todo el poder y, por lo tanto , toda la responsabilidad, sobre las condiciones de vida de los pueblos que gobernaban. Ni siquiera trataban de comprender el motivo de sus protestas y por eso no supieron  ver lo que se avecinaba, el estallido de indignación que acabaría con un régimen secular de absolutismo  e impunidad de los actos cometidos por los poderosos sobre la gran mayoría del pueblo.  Pero este desconocimiento de la realidad y esta manifiesta irresponsabilidad no era exclusiva de Francia, podía aplicarse sobre casi cualquier otra casa reinante entonces en Europa donde siguieran gobernándose bajo los principios del absolutismo.

Avancemos ahora hasta la Rusia de 1917,en plena Primera Guerra Mundial,donde los ejércitos rusos cosechan derrota tras derrota mientras el pueblo llora por sus muertos , por los hijos y maridos que fueron llevados a la fuerza al frente de combate mientras sus familias quedaban atrás ahogadas por los impuestos y soportando condiciones de trabajo y de vida miserables. La comida, incluso en las grandes ciudades, estaba racionada, y la gente , empujada por el hambre ,asaltaba las tiendas en busca de comida . Los disturbios y protestas se generalizaban mientras el zar Nicolás II(1868-1918) , desentendiéndose de los problemas de sus ciudadanos, se limitaba a permanecer en el frente dirigiendo de forma desastrosa a sus tropas y exigía que no le molestaran con problemas que le impedían concentrarse en lo que de verdad era importante, la guerra. En febrero de 1917 comenzaron las manifestaciones en diferentes ciudades rusas reuniendo a decenas de miles de personas que pedían el fin de la guerra, el regreso de las tropas, unas condiciones laborales dignas y salarios más altos que les permitieran vivir con dignidad. El 23 de febrero las mujeres trabajadoras rusas se manifestaron bajo el lema "pan y paz" mientras desfilaban acompañadas por sus maridos, hijos y abuelos y el motivo principal de aquella manifestación era el hambre que padecían.

Grigori Yefímovich Rasputín (1869-1916) tuvo una gran influencia sobre la familia del zar, particularmente sobre  la zarina Aleksandra Fiódorovna Románova (1872-1918) desde que le llamaran a palacio en 1905 para que detuviera la hemorragia de su hijo y heredero  Alexéi Nikoláyevich (1904-1918) que padecía hemofilia . Tanto llegó a confiar en él que Rasputín llegó a participar en las decisiones de gobierno del zar. Mientras las manifestaciones de descontento se sucedían en Rusia sus zares se encontraban en manos de un iluminado hasta que fue asesinado en 1916. Nicolás II fue un hombre incapaz de gobernar , condujo a su nación a una guerra para la que no estaba preparada y no hizo nada para mejorar la situación de su pueblo y , sin embargo, en ningún momento se planteó cuales eran sus responsabilidades hacia aquellos más de cien millones de personas sobre las que ejercía un poder absoluto (imagen procedente de http://www.yalosabes.com )

El 24 y el 25 de febrero siguieron las manifestaciones, cada vez con un mayor numero de participantes y lentamente se fueron convirtiendo en manifestaciones manipuladas por los partidos políticos de izquierdas que querían derrocar al zar. El gobierno se dirigió al zar para explicarle la gravedad de la situación y la posibilidad de que estallase una revolución, pero el zar, irritado porque le interrumpieran en su misión de dirigir las tropas, emitió una única orden "Ordeno que cesen los desórdenes" . Eso fue todo, ni siquiera trató de conocer los motivos de las manifestaciones ni analizar las alternativas, sólo "ordeno que cesen los desórdenes" como sin con decirlo todo lo que funcionaba mal desde hacía siglos en Rusia se pudiera solucionar. Se dieron órdenes al ejército para que reprimiera las manifestaciones, pero los soldados también venían del pueblo y se rebelarían contra las órdenes de sus oficiales de abrir fuego contra aquella gente que sólo reclamaba pan. La desobediencia de muchos soldados se extendería por todo el ejército y pronto el gobierno zarista había perdido el control de la situación. Cuando el presidente de la Duma, el parlamento ruso, Mihail Rodzianko(1859-1924), pidió instrucciones al zar, las palabras de Nicolás II no fueron muy alentadoras "¡Hay que ver como me aburre con sus tonterías ese barrigón de Rodzianko!"

Aquellas tonterías , como las llamaba el zar Nicolás, era una rebelión general que se extendía por todo el país provocada por siglos de vida miserable, de abuso de poder y de ceguera de los diferentes zares a lo largo de la historia por los problemas de su pueblo. Nicolás II sería forzado a dimitir para evitar una explosión de violencia, aunque ya era tarde y finalmente él y su familia, pagarían con su vida su irresponsabilidad y estupidez. La Revolución Francesa y la Revolución Rusa fueron el final de un largo proceso de irresponsabilidades de los reyes y zares que durante siglos habían gobernado sus naciones como si se tratara de fincas particulares, sin tener en cuenta que sus decisiones afectaban la vida de millones de personas que algún día reunirían fuerzas para exigirles la responsabilidad  por sus actos de gobierno y tanto Luis XVI como Nicolás II lo pagarían con la vida . Pero también millones de personas a lo largo de los siglos pagaron con vidas miserables los resultados de aquellas políticas absolutistas e irresponsables.

La irresponsabilidad de los políticos europeos, de los encargados de dirigir las políticas económicas y sociales, ha provocado que vuelen de nuevo sobre este continente la triste sombra de grupos extremistas como el griego Amanecer Dorado, de ideología nazi , que aprovechan la decepción de los ciudadanos con los políticos para incrementar su representación en el parlamento, un camino por el que perderíamos todos. Por eso es necesario recuperar ese sentido de la responsabilidad de nuestros dirigentes, que respondan por las cosas que han hecho mal y de esta forma recuperaran la confianza de los ciudadanos y les devolverán la esperanza , una esperanza que en países como en Grecia se ha perdido, y un pueblo desesperado , nos lo enseña la historia, es un pueblo peligroso  (imagen procedente de http://www.lavozlibre.com )  

¿Por qué hablo hoy de la responsabilidad  de las personas que detentan el poder? En la actualidad no hay reyes absolutistas  que dirijan nuestros destinos, ni una aristocracia que nos someta a sus caprichos, ni un alto clero que utilicen el nombre de Dios para beneficiarse de la poca riqueza que podamos tener, pero si hay gobiernos corruptos,,reyes, jefes de gobierno y primeros ministros que permanecen ciegos e insensibles ante las consecuencias de sus decisiones, presidentes y consejos de administración de grandes entidades financieras y de multinacionales , de políticos municipales, autonómicos o nacionales, que toman a diario decisiones que no responden al bien común y que tienen consecuencias graves para la vida de los ciudadanos que , aunque se trata de una democracia, se sienten indefensos ante las mentiras, las falsas promesas, los acuerdos a espaldas de la opinión publica y la imposición de políticas que se justifican como imprescindibles si queremos sobrevivir pero que sólo afectan a los sectores más débiles de la población mientras que las nuevas aristocracias, integradas por los grandes grupos financieros y la pléyade de políticos que parecen responder más a sus propias necesidades que a las de los ciudadanos, no sólo no  las sufren  sino que además tampoco quieren responder por la responsabilidad que a cada uno le corresponde por la crisis del sistema que estamos viviendo.

Las cosas no suceden por casualidad, como decía mi admirado Michel de Montaigne "A nadie le va mal durante mucho tiempo sin que él mismo tenga la culpa." y  si la economía europea está causando niveles de desempleo y pobreza hasta ahora  desconocidos en Europa, tiene que haber responsables y deben responder por ello, y lo mismo sucede con otros continentes acuciados por guerras, hambre y pobreza . Si nos va mal es porque cada uno de nosotros tenemos una parte de culpa, pero si los ciudadanos ya están sufriendo y pagando por su cuota de responsabilidad, también deben de hacerlo los que por la posición que ocupan son los principales responsables . De nuevo tomo prestadas las palabras de otra de las grandes figuras políticas e intelectuales del siglo XX, Winston Churchill, que afirmaba "El precio de la grandeza es la responsabilidad." A nadie se le fuerza a ocupar puestos de responsabilidad y poder, pero si se acepta y asumen las ventajas de esas posiciones de poder también hay que aceptar las responsabilidades y pagar el precio por los errores cometidos, algo que hoy no estamos viendo en nuestras sociedades , ni entre los políticos, ni entre los empresarios , ni entre ninguna de las instituciones que durante estos años tuvieron poder de gobierno y no sólo no asumen sus responsabilidades sino que llegan a acusar a los propios ciudadanos de los  problemas que estamos atravesando. Como el refranero castellano dice, "al perro flaco todos son pulgas"
 
Si en España hay un 13% de niños que viven en el umbral de la pobreza , un 50% de desempleo juvenil y casi seis millones de desempleados, si en Grecia han aumentado hasta un 300% los niños entregados en adopción porque sus padres no pueden manteneros, si en Italia estadísticamente cada día se suicida un trabajador y un pequeño empresario porque están arruinados, si la violencia xenófoba y los partidos radicales de extrema derecha y de extrema izquierda crecen por toda Europa con un mensaje de odio e intolerancia, si la incompetencia de los gobernantes conduce a nuestras sociedades a un tiempo sin horizontes  donde las más preciadas conquistas sociales logradas durante el siglo XX parecen condenadas a perderse, si todo esto sucede mientras escribo ¿donde están los responsables de habernos llevado a esta situación?¿se lavarán las manos como hicieron Nicolás II y María Antonieta y tantos otros a lo largo de la historia ? Convendría que de vez en cuando se desempolvaran los libros de historia y se repasaran sus lecciones, porque las burlas y humillaciones de los ciudadanos tarde o temprano pasan factura y lo peor de todo es que sufren ambas partes. El poeta inglés Charles Caleb Colton, que vivió entre 1780 y 1832, escribió " Un poder situado por encima de toda responsabilidad humana debe estar fuera del alcance de todo ser humano" Nadie esta libre de la responsabilidad por sus decisiones y menos que nadie aquel que detenta el poder. 

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